El próximo 28 de junio se cumple el centenario del Trato de Versalles, por el que se dió por concluida la Primera Guerra Mundial, y con ocasión del mismo se empiezan a publicar algunos libros interesantes que tratan de revisar un hecho histórico trascendental del que es muy probable conozcamos una versión interesadamente distorsionada.
Jürgen Tampke no acerca con su libro “Una distorsión histórica” a uno de los acontecimientos de la historia contemporánea más trascendentes para el devenir europeo: la rendición de la Alemania Guillermina, y el desmembramiento del Imperio Austro Húngaro.
La versión que la mayoría de los lectores tienen del Tratado de Versalles es unívoca: los aliados aprovecharon la situación de debilidad de los imperios centrales, y en 1919 establecieron unos acuerdos de paz que humillaron al pueblo alemán, y les impuso una gravosa carga económica para pagar las compensaciones bélicas, impidiendo el desarrollo de su propia economía.
Cualquier estudiante europeo recordará como le contaron que la humillante claudicación de Versalles fue la principal causa que permitió el ascenso al poder de Hitler y que a la postre los acuerdos de Versalles supusieron el caldo de cultivo idóneo para provocar el estallido de la segunda contienda mundial.
Efectivamente, todos los libros de texto europeos relatan como el Tratado de Versalles impuso unas desorbitadas compensaciones económicas, a favor de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, que sumieron al pueblo alemán en una crisis económicas sin precedentes, creando una conflictividad social que fue sabiamente utilizada por el partido nacional socialista alemán para hacerse con el poder; pero pocos libros relatan cómo es necesario remontarse a Bismark para desentrañar el origen del verdadero problema alemán.
Bismark y la Prusia del siglo XIX lograron contagiar su belicismo a la mayoría de los principados alemanes, y lograron neutralizar la resistencia de los católicos a un belicismo prusiano alejado de cualquier consideración civilizada de la guerra. Bismark y su séquito lograron el sometiendo de la Iglesia Católica, y con ello encontraron vía libre para imponer unos principios utilitaristas y supremacistas que a la postre serían claves para el estallido tanto de la Primera Gran Guerra, como de la II Guerra Mundial.
Jürgen Tampke sostiene en su obra una interesante tesis: la República de Weimar elaboró un sofisticado plan de propaganda para justificar que la Gran Guerra había sido responsabilidad de todas las potencias europeas, y convenció a las potencias aliadas de la imposibilidad de pagar ningún tipo de compensación económica, convirtiendo el Tratado de Versalles en papel mojado. Hoy diríamos que los alemanes divulgaron multitud de fakes news para esconder la realidad: Alemania fue el país europeo que menos sufrió las consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial, dado que su territorio no fue ocupado por los ejércitos aliados, sus fábricas no fueron destruidas, y sus campos conservaron siempre su capacidad productiva.
Esta tesis permitió a la Alemania de entreguerras ocultar sus inversiones armamentísticas y permitió dedicar grandes cantidades de dinero para la inversión en su industria bélica y civil, siendo común entre los políticos europeos tratar de descargar las culpas del pueblo alemán con una frase que nos recuerda mucho a las tesis mantenidas por la izquierda española para ocultar su responsabilidad en la guerra civil española: “todos nos deslizamos hacia la guerra”. Efectivamente, al igual que en España triunfó las frases de “todos fuimos responsables” y “culpa hubo en ambas bandos”, en Europa triunfó la famosa “todos nos deslizamos hacia la guerra”, olvidando que el expansionismo alemán ya se manifestó tempranamente en la guerra Franco Prusiana de 1870-1871, y que tanto la Primera como la Segunda Guerra Mundial son capítulos de una misma historia: la soberbia prusiana.
Jürgen Tampke cuestiona con argumentos sólidos la idea común que considera que el pacto con el que terminó la Gran Guerra entre el imperio alemán y los aliados fue una de las causas claves para entender la Segunda Guerra Mundial. A través de su obra el autor, de origen alemán, justifica que las condiciones impuestas a alemana para reparar los daños y costes económicos de la guerra, nunca se llegaron a cumplir, por lo que no fue cierta la supuesta parálisis económica de Alemania, encontrando la desestabilización de su vida política sus verdaderas causas tanto en la crisis moral del pueblo alemán (una vez arrinconado el catolicismo), como en los efectos de la crisis del 29 que afectó igualmente al resto de los países europeos.
Ciudadela Libros nos ofrece una magnífica oportunidad para volver a revisar un acontecimiento histórico que ha marcado el devenir de la reciente historia europea.
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Título: Una distorsión histórica. La manipulación del Tratado de Versalles y el surgimiento nazi
Autor: Jürgen Tampke
Editorial: Ciudadela, Edición 1ª, enero 2019
Páginas: 320
ISBN: 978-84-15436-29-4
PVP: 20,90€
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