Así de claro se manifestó el gran orador tras la finalización del último cónclave masónico. Sus palabras vaticinan la gran tormenta desatada sobre la masonería española.
El cónclave del pasado 22 de junio, celebrado en Madrid, ha dejado heridas de difícil curación, pues la corte de justicia masónica está actualmente colapsada por la gran cantidad de denuncias presentadas por los miembros de la masonería.
Muchos de los militantes en las masonería están manifestando abiertamente su oposición a Oscar de Alfonso, y se muestra reacios ha seguir las insostenibles tesis del gran maestro, más ocupado en llenar su agenda de viajes internacionales, que en preocuparse por su conmilitantes.
Evidentemente, lo que la masonería ve como una desgracia, nosotros lo vemos como una gran bendición, pues muchas de las desgracias que asolan España desde el siglo XVIII encuentran su justificación en el callado trabajo de la masonería.
Esta polémica unida a la denuncia y posterior destitución del Gran Tesorero unas horas antes del cónclave , ha marcado el devenir de este último Gran Cónclave cerrado en falso.