Lo cierto es que, se mire para el lado que se mire, incluido al centro e incluso la Puerta del Sol, el país anda hecho un lío en cuestión política, lo que se extiende poco a poco a los demás índices que van marcando una caída continuada aunque lenta, por más que nos digan que vamos por encima de los demás países europeos. Las empresas dan señal de que se inicia una nueva desaceleración; Cataluña se despuebla de la masa industrial que la caracterizaba; el tema de los empleos decae aunque se intenta reanudar en la construcción aunque se dé el caso, ¡paradoja!, ahora no hay albañiles para aportar el flujo necesario; el ahorro disminuye según el Banco de España; las disposiciones que va lanzando un gobierno interino, a base de decretos ley los viernes sobre hipotecas, salario mínimo, control de permanencia en las empresas, etc. no dan confianza a nadie, pues son medidas tomadas por ineptos, a petición de otros ineptos, y con el fin de lograr los votos necesarios para conseguir la presidencia de ese gobierno con carácter vitalicio si es posible, sin un programa definido, sin unas metas prefijadas, sin los adecuados estudios en los que participen todas las partes implicadas.
Y para completar el paisaje, ahí tenemos las derivas en que se encuentran los múltiples partidos políticos sembrados por España (si mal no recuerdo para el Parlamento Europeo se presentaban algo así como 72 candidaturas), que tanto alaban ellos mismos renegando del bipartidismo pues no pocos en ellos no podían intentar defender su payasada, no es otra cosa que una dispersión de deseos imposible de soportar y quimérico puedan llegar a ser efectivos. Los mayoritarios – fijado en cinco– cada cual anda a su bola, hablando de diálogo donde imponer sus ideas o caprichos. Y buscando gran rentabilidad a sus escaños al ponerlos como aval de que uno de ellos alcance el sillón en disputa; sillón por todos apetecidos. Y así vemos que Sánchez intenta gobernar él solito con sus mariachis pero pretendiendo bajen la cabeza ante él todos los demás en señal de pleitesía, premiándolos apenas con un plato de lentejas; Iglesias pidiendo carteras, o incluso alguna vicepresidencia, con intención de amarrar las decisiones de Sánchez llevándolo a su huerto, que de sobra conocemos cuál es, pues ya ha estado sembrando en otros con resultado negativo, salvo el pecuniario a título personal; Casado intentando navegar en unas aguas que se habían ido haciendo procelosas en los últimos tiempos por no haber respondido al deseo de sus votantes, tocando armonías que se escapaban de su partitura, saltando las notas más transcendentales del texto musical con lo que quedaba incompleta la melodía, cosa que se pretende enmendar en estos momentos, a toda prisa, pero modificando la pieza musical con nuevos acordes no del todo ajustados a los diferentes instrumentos; Rivera, que con todo su ímpetu desarrolló un trabajo duro y agotador, empezando por querer enderezar a Cataluña dentro de España, pero que cuando cree llegado el momento de que lo que había que enderezar era España, en su selección de temas y personas abrió demasiado las puertas y fue entrando un poco de todo, consiguiendo una amalgama que es difícil inclinar a uno u otro lado, con lo que unos u otros esperan su ayuda intentando termine de ponerse al ritmo de esotros, siguiendo un mismo camino sin salirse a cada cruce, con lo que resulta difícil apoyar el bordón en la misma tierra y hacer coincidir las pisadas en los mismos surcos, razón por la que le han dejado algunos compañeros en los últimos cruces de caminos; siendo los de VOX los únicos que desde el primer día han mostrado sus cartas sin trampas, sin estar marcadas, y lo han expuesto con meridiana claridad, como últimamente está haciendo Rocío Monasterio, con serenidad, con convicción y contundencia. Y aunque pueden ser fundamentales para tapar el hueco que le quede a alguna candidatura para conseguir el sillón, dejamos de lado al resto de las decenas de partidos que se mueven por el territorio español, pues son a semejanza de la basura espacial (con perdón por el símil), que están ahí pero solo sirven para producir desajustes, algunos muy profundos como son los que pretenden la independencia de trozos de la España común.
Seguiremos tranquilos nuestro camino intentando librarnos de los agobios que nos produce el calor de estos días que puede conducirnos uno de esos «golpes de calor» con los que nos asustan meteorólogos y médicos en general, en estos días que sobrepasamos los 40 grados. Tomamos para que nos acompañe un botijo curioso, sin asa, del alfarero Pablo Roche, de Navalcarnero, de la provincia de Madrid.