Por Federico José Ferrando Roda
Han pasado más de cuarenta años desde la instauración de la democracia en España. Recuerdo que en aquellos años, una empleada de hogar, me decía que en esos momentos todos los problemas de los trabajadores se iban a arreglar porque todos lo prometían. Después de cuarenta años, se sigue prometiendo arreglar los problemas. Por el contrario, todo lo que vemos es monstruosos partidos despreciándose; sólo saben gritar, aborrecerse y despedazarse. Subirse los sueldos, aprobar y subir las dietas, indemnizaciones millonarias por no haber sido elegidos otra vez diputados. Sin olvidar los 40 años de juicios por corrupción, casoplones, cuentas en el extranjero e incluso subvenciones de otros países a partidos de aquí (Venezuela, Irán) y los que no conocemos. Se duele Arturo Pérez Reverte de la falta de libertad por una auto-censura impuesta en tantas cuestiones vitales para la humanidad como son el embarazo, la familia, el matrimonio, la vejez, pensiones y la muerte natural. La simple discrepancia, forma diferente de pensar, hace que te señalen, persigan, amenacen.
Ahora ya no es su culpa. La culpa es nuestra. Nos hemos dejado engañar por el sistema tantas veces, pecando además de prudencia, discreción y silencios culpables que ahora, si decimos lo que pensamos, podemos acabar en el banquillo de los acusados en un proceso penal.
Un compañero se casó con una mujer de Suecia y vive allí. Tan alto grado existe de auto-censura que prácticamente no se puede hablar más que del tiempo, y nada más. Poco a poco, estamos aquí llegando a eso. Desde no poder defender la Unidad Católica, hasta no poder hablar de la oposición al imperio homosexual sin acabar en juzgado de guardia. Sin ir más lejos, convocado por el Foro Alfonso Carlos I, las jornadas sobre el feminismo, la Consejera de la Comunidad de Castilla-La Mancha ha pedido que se nos niegue el local donde se van a celebrar tales jornadas. Eso es DICTADURA. Pura y dura.
Libertad de no ser libres. Libertad de no poder disentir de lo establecido. Y lo establecido no es nuestro. Es impuesto desde fuera. Desde ese Nuevo Orden Mundial que nadie sabe de dónde viene ni quién lo gobierna (aunque lo imaginemos).
¿Quién cree ya en el actual sistema llamado democrático? Pues todos. Se cree a pies juntillas a pesar de ver todos los graves errores del sistema. Debemos pensar que si nuestro primer lema es Dios, lo más importante es creer que la verdad vale la pena. Que la verdad la difundieron doce hombres como tú y como yo y miremos la que liaron. Aprovechando los nuevos medios que nos ofrecen las tecnologías para hacer el bien y propagar nuestra Doctrina, siendo que la información es inmediata, instantánea, aprovechemos para la organización de los Círculos y de la Comunión Tradicionalista Carlista. Requiere necesariamente un grado de flexibilidad para poder atraer la voluntad de cada persona. Los órganos directivos de ambas organizaciones tienen toda la responsabilidad de empezar a tener resultados que todos esperamos. Siempre bajo el lema multisecular de Dios, Patria, Fueros y Rey.