Con este título se ha iniciado un ciclo de documentales bajo el título general de EL TERRORISMO DE ETA EN LA GRAN PANTALLA y con el subtítulo: ESPAÑA BAJO EL TERRORISMO DE ETA. Lo organiza el Instituto de Seguridad y Cultura[1] y colaboran la Fundación Villacisneros[2] (Hechos, no palabras) y la Asociación Esteban de Garibay[3] y se celebran en el auditorio de la Fundación Mutua Madrileña.
El ciclo comprende tres proyecciones, la mencionada de 1980, de Iñaki Arteta, que se celebró el 30 de septiembre, “El Lobo” de Miguel Courtois que lo será el 14 de octubre y el 28 de octubre se proyectará “Todos estamos invitados” de Manuel Gutiérrez Aragón. Tras cada proyección, que tendrá lugar a las 19.00 horas se celebrará posteriormente un coloquio con expertos con la participación, entre otros, del cineasta Iñaki Arteta, el ex dirigente socialista Nicolás Redondo Terreros, familiares de víctimas de ETA como José María Múgica, hijo de Fernando Múgica, o periodistas como Fernando Lázaro, Carmen Gurruchaga y Antonio Rubio.
¿Por qué 1980? Como explica el documental, aunque en 30 años, desde 1980 al 2010, se cometieron más de 500 asesinatos, ese año de 1980, fue el más sangriento de ETA. La banda terrorista cometió más de 480 atentados, asesinó a 89 personas, hirió a 432 y secuestró a 22, un año en el que por primera vez tras la aprobación de la Constitución de 1978, se celebraron elecciones al Parlamento vasco. El director, Arteta, aborda en este documental la actividad asesina de los terroristas, pero también el silencio impuesto por la sociedad vasca, el aislamiento sufrido por las víctimas y la displicencia que con ellos mantuvo la jerarquía eclesiástica vasca.
Ante las cámaras queda reflejado el testimonio de periodistas como Cayetano González, Ander Landáburu, de políticos como Ramón Labayen, Teo Uriarte o Javier Rupérez, de expertos como Florencio Domínguez, el filósofo Aurelio Arteta o el historiador Gaizka Fernández. Pero, sobre todo, con el testimonio de víctimas como Ignacio Ustarán, que con 13 años fue testigo de cómo varios terroristas secuestraban en su propio domicilio a su padre, José Ignacio Ustarán, dirigente de UCD de Álava que fue posteriormente asesinado. O el de Susana García, cuyo padre, Jesús García, fue asesinado y su familia aislada: “El único amigo que me quedó fue mi hermano. Nadie me hablaba, nadie se relacionaba conmigo. Yo solo tenía 14 años”. El dolor con que lo decía, se transmitió a la audiencia.
Una asistente a la proyección, peruana de origen pero con muchos años en España, salió llorando. Descubrió la maldad de la banda, cuando ella creía que solo habían sido algunos actos de cuatro chavales alocados en su juventud.
Quizá sirva de motivación este ciclo de documentales para que la olvidadiza sociedad que campea por el solar patrio aprenda a valorar los hechos tal como sucedieron y no como los cuentan los políticos, siempre pensando en su propio interés y no en el de la Verdad, ni en el beneficio para la Patria.
[1] El Instituto de Seguridad y Cultura, es una asociación sin ánimo de lucro, que busca con esta iniciativa divulgar a través de la difusión de películas y documentales la realidad del terrorismo de ETA y sus consecuencias, así como reivindicar el papel de las víctimas y generar conciencia sobre la importancia de la defensa de la democracia y de la ley frente al radicalismo.
[2] La Fundación Villacisneros desarrolla proyectos concretos destinados a asentar los valores que consideran esenciales para vivir en una sociedad libre y democrática en la que los españoles seamos iguales y en la que todos aunemos nuestros esfuerzos por un futuro mejor.
[3] La finalidad de la Asociación Esteban de Garibay, es combatir, desde la sociedad civil, el «relato falso que ha calado» en el País Vasco y reivindicar la normalidad con la que la identidad vasca y la española han estado siempre unidas. La asociación pretende ser «un cauce de expresión para muchas personas que, por miedo, por temor o por complejo, no se atreven a expresarse públicamente». Por ello, su intención es que sea un proyecto «trasversal» que está «abierto a todos» y sólo «exige la defensa de la libertad, el amor al País Vasco y a Navarra y la pasión por España, y la adhesión a los valores recogidos en la Constitución del 78″