Hoy 6 de noviembre, la Iglesia en España celebra la fiesta de los mártires del siglo XX, es decir, aquellos católicos que fueron martirizados durante la Guerra Civil por el hecho de vivir su fe y ser consecuentes con ella. Cientos de ellos ya son beatos y algunos ya, incluso, santos. Representan un ejemplo para el resto de la catolicidad.
De hecho, esta fiesta vuelve a poner de manifiesto la brutal persecución que sufrieron muchos católicos y las numerosas tropelías de las que fueron víctimas cientos de religiosas, sacerdotes, seglares y hasta obispos.
Hasta el momento, son cientos los beatificados en varias tandas en esta persecución religiosa en el siglo XX en España. La más numerosa se produjo en 2007 en la Plaza de San Pedro en el Vaticano donde fueron beatificados juntos 498 mártires.
Sin embargo, justo 83 años después del inicio de la Guerra se cuentan en más de 10.000 los mártires en esta persecución religiosa. Las cifras son escalofriantes puesto que un porcentaje importante de sacerdotes y religiosos españoles fue asesinado por lo que casi se podría calificar como un genocidio.
En este tiempo, ejecutaron a doce obispos, entre ellos el de Barcelona. Todos menos uno murieron al inicio de la contienda. A esta cifra habría que sumar 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y 283 monjas. Los seglares que fueron asesinados a causa de su fe ascienden a 3.000. Muchos de ellos fueron asesinados por el bando republicano en Paracuellos del Jarama, tierra regada por la sangre de los mártires. Y la magnitud de esta masacre ha quedado reflejada en los estudios de muchos historiadores.
Pero también hubo auténticas masacres en otros puntos. Por poner sólo un ejemplo, el obispo de Barbastro, recordaba las palabras de Juan Pablo II cuando habló de cómo el seminario entero de esta pequeña Diócesis fue asesinado. «¡Todo un seminario mártir!», exclamó el Pontífice.