Por JOSÉ F. ROMERO MOROS
La llamada “EXPEDICIÓN REAL” tuvo su germen en el “pacto” que en la sombra entre Cristinos(1) y Carlistas(2) se fraguó a instancias de la “Regente” Doña María Cristina, viuda de Fernando VII y el hermano de ésta; el rey de NAPOLES.
Pretendía la “Regente” con el pacto, auspiciado entre ella y su hermano, salvaguardar la “corona”, a la que la desamortización de Mendizábal y el Motín de la Granja de 12-08-1836 habían puesto en graves aprietos.
Doña María Cristina, “se hallaba secuestrada” por el liberalismo radical de la época, encarnado en Juan Álvarez de Mendizábal, a quién sucedió al frente del Consejo de Estado, con el apoyo de la Regente, Istúriz, de tendencia moderada y contrario a la Constitución de 1812.
El apoyo de Doña María Cristina a los moderados auspició el “Motín de la Granja”, en el que unos Sargentos de la Guardia Real bajo grave coacción le hicieron jurar la Constitución de 1812.
La coacción era gravísima, dado que los Sargentos tenían preso al esposo de la “Regente” y oficial de Corps, Don Fernando Muñoz, con quién había contraído matrimonio secreto y morganático a los tres meses de fallecer Fernando VII.
Negándose en un primer momento la princesa napolitana a jurar la Constitución, fue sacada a uno de los patios del palacio Real de la Granja, donde los soldados y suboficiales, que tenían arrodillado y amordazado a su esposo, la intimaron, so pena de ejecutar al cautivo para que jurase la Constitución Gaditana, juramento, que para salvar a su consorte y tras ser motejada de bribona hubo de prestar.(3)
Consecuencia de estos sucesos, el Rey de Nápoles, cuyas ideas políticas eran similares a las de Don Carlos V, negoció en plena contienda entre carlistas y liberales el matrimonio de Isabel, posteriormente llamada “Isabel II”, con el hijo de Don Carlos V.
La negociación, como ya se ha dicho, se produjo en el fragor de la lucha y conllevaba, que Don Carlos V, al frente de una parte de su ejército entrase pacíficamente en Madrid.
La expedición tuvo su inicio en mayo de 1837, cuando cruzando el Ebro una fuerza de más de 10.000 soldados de infantería y 1.200 jinetes (4) –fuerza considerable para la época- llega prácticamente, sin apenas resistencia, a las puertas de Madrid.
La expedición quedó frustrada, contribuyendo a su fracaso, la distensión causada en Palacio al asumir el mando el General Espartero tanto en el ejército cristino como en el partido liberal, lo que además y por otros motivos, no aclarados suficientemente, hizo que el Rey Don Carlos V retirara sus tropas al norte de España.
Con ello a entender de quién suscribe, probablemente el Carlismo perdió su baza, la Corona de España, que a Don Carlos V le fue injustamente arrebatada y de la que en Derecho era justo titular de acuerdo con la Ley Semisálica vigente.
(1) Partidarios de Doña María Cristina.
(2) Partidarios de Don Carlos V.
(3) Véase José Tomás Cabot, La Regencia de María Cristina. Historia y Vida, número 6 Extra.1976
(4) Véase, Javier Barraycoa. Esto no estaba en mi libro de Historia del Carlismo. Editorial Almuzara 2019