En los últimos meses están llegando a FamiLiaE diversas consultas de padres y profesores sobre actividades relacionadas con la afectividad, la sexualidad y la identidad de género que se están desarrollando en los centros de enseñanza de la red pública estatal y de la red pública concertada, tanto en Primaria como en Secundaria.

El enfoque con el que se plantean estos objetivos loables no suele ser neutral y conviene recordar que esta tarea es responsabilidad prioritaria de los padres, sin que ningún poder esté legitimado para estorbarles, pues la sexualidad afecta a cuestiones fundamentales de la identidad personal y de la libertad de conciencia. Por ese motivo, imponer desde el sistema educativo una educación sexual no solicitada por los padres, o no examinada minuciosamente, resulta ser una gravísima intromisión en la construcción de la identidad y de la personalidad del menor.

Desde FamiLiaE ofrecen a los padres un documento en el que valoran estas actividades y sugieren a las familias cauces de acción. Los padres deben saber que la ley les ampara a la hora de impedir que sus hijos sean adoctrinados contra sus propias convicciones. Sin embargo, esto no impide que desde administraciones como la de Navarra se esté imponiendo a los alumnos una visión reduccionista del amor, que se centra en el placer y excluye explícitamente el crecimiento y la maduración personal orientada a la entrega incondicional, por no hablar de que también desprecia aquellas cualidades femeninas y masculinas que nos enriquecen como personas desde la diversidad, atribuyéndoles falazmente el origen de toda discriminación y violencia.

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