Era cuestión de tiempo que todas las tribus de la izquierda (socialistas, podemitas, Más Madrid), con el colaboracionismo vergonzante de un partido de muertos vivientes como Ciudadanos, sumaran sus votos para destruirnos.

El aquelarre tuvo lugar el pasado 5 de diciembre en la Asamblea de Madrid… pero lo ocurrido en Madrid se extenderá como una nube tóxica por todos los rincones de nuestro país donde la izquierda tiene fuerza para perseguirnos.

Defender la vida será castigado por ley. Este es el siniestro resumen de la jornada.

PSOE, Ciudadanos, Más Madrid y Unidas Podemos sacaron adelante una proposición no de ley de la formación morada, en la que instan al Gobierno regional y nacional a denunciar y perseguir policial y judicialmente «los casos de coacciones que se produzcan frente a las clínicas respecto a la interrupción voluntaria del embarazo».

La izquierda (y esa sucursal al servicio de cualquier cosa llamada Ciudadanos) odia nuestro empeño en salvar vidas y nos quiere ver tan muertos como esos desgraciados bebés que sacan desmembrados en una bolsa de plástico, por la puerta de atrás de los abortorios, como excremento camino del vertedero… Y perdona la comparación, pero así lo siento.

Nos quieren ver muertos porque salvamos vidas… 

Y no pueden soportar la evidencia rotunda que resquebraja sus esquemas ideológicos de que lo que lleva dentro una mujer embarazada es una vida humana… De ahí su rabia, revestida de palabrería, en ocultar esta verdad.

Con la valentía que la caracteriza, la diputada de Vox, Gádor Joya, anterior coordinadora y portavoz de Derecho a Vivir, lanzó un discurso demoledor contra la izquierda, mientras era blanco de todas las furias ayer en la Asamblea:

«Ustedes pretenden criminalizar a todos aquellos que muestran la verdad, porque temen que, si las mujeres y la sociedad en general se dan cuenta de que es mejor dar vida que acabar con ella, muchos verán peligrar sus negocios y sus chiringuitos ideológicos».

Mostrar la verdad… Lo que hace varias asociaciones frente a los abortorios es tan sencillo, que resulta hasta hilarante que la izquierda pierda los nervios como lo hace.

Un grupo de voluntarios, a los que llamamos rescatadores, se acercan a las madres que, con paso vacilante y temeroso, están a punto de entrar en los centros abortistas a acabar con la vida de sus hijos…  y les tienden una mano.

No hay coacción, como dice la izquierda. Lo que hay es un inmenso cariño, hay delicadeza y sobre todo respeto… Respeto por la decisión final que tome la madre, sea cual sea.

A estas madres angustiadas se les ofrece la posibilidad de hacerse una ecografía y de escuchar el latido del corazón de su hijo.

Esta cosa tan sencilla (ver la ecografía y escuchar el latido), que le niegan en el abortorio y que la sanidad pública no contempla para preservar la gran mentira en la que se fundamenta el aborto, cambia la vida a muchas de estas mujeres… Porque deciden dar a luz y hoy son inmensamente felices.

Esta actividad que salva vidas, que hace felices a mujeres empujadas por la sociedad, el entorno o la propia angustia de la responsabilidad que conlleva ser madre, es la que ha movilizado a los totalitarios contra los provida.

De manera que es necesario advertir sobre lo que se avecina:

Una guerra sin cuartel contra los que defendemos la vida, a los que se nos perseguirá, se nos detendrá y se nos pondrá ante la justicia como delincuentes.

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Pero no podrán callarnos.