El gobierno secesionista catalán sigue avanzando sin parar en su destrucción de la libertad, y en el adoctrinamiento de la infancia. La historia nos demuestra que el nacionalismo solo puede imponerse desde la mentira y la imposición totalitaria, pues falto de razón no encuentra otro método para su expansión que el engaño y la mentira.
Hemos sabido que el pasado 19 de diciembre el conseller de Educación de la Generalitat de Cataluña, Josep Bargalló participó en la jornada “La aconfesionalidad al sistema escolar. Hacia un modelo de educación laica” organizada por organizaciones de la masonería como es el caso de la Fundación Ferrer i Guàrdia y su presidente, Joan-Francesc Pont Clemente.
La participación del conseller en este tipo de foros no nos puede sorprender, pues el laicismo agresivo es una pieza clave para atacar la libertad educativa, y tratar de imponer en los menores dogmas contrarios a la verdad, la tradición, y a la propia naturaleza de las cosas.
El Movimiento Laico y Progresista, otra variante del conglomerado constuído alrededor de la Fundación Ferrer i Guàrdia, impulsó en junio de 2010 un Pacto Nacional para la Laicidad, un pacto al que se sumó ERC y que llevaba en su propuesta electoral.
Según los promotores la laicidad es una conquista histórica, sin embargo callan que regímenes como el nazismo o el comunismo hicieron de la laicidad una bandera que difundió la esclavitud y la muerte por medio mundo.
Frente a este ataque los católicos no podemos permanecer callados, no es suficiente defender una mentirosa libertad religiosa, pues no existe la libertad en el error, es necesario que defendamos y proclamemos la verdad de la religión católica, sin ningún tipo de concesión a ideas revolucionarias, ya adquieran estas el nombre de laicismo, libertad religiosa, o pluralismo religioso.