A las 8:30 de hoy, día 8 de febrero, según Worldmeters, se habían registrado ya 34915 casos de afectados por el coronavirus (nCoV-2019). De estos, un 17’48% se encuentra en estado grave mientras que se habrían dado ya unas 724 muertes por este agente.
El país con más casos sigue siendo China, con un total de 34574. Por el momento estaríamos hablando de unos 28 países en los que se han dado incidencias al respecto. Entre estos figuran algunos países europeos como Francia, Alemania, España, Suecia y Finlandia (con unas cifras cuasi irrelevantes).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró, el pasado 30 de enero, el estado de emergencia sanitaria a nivel mundial mientras que compañías como Iberia y Lufthansa anulan vuelos a China y, en países como Australia, Estados Unidos y Singapur, hay restricciones de entrada.
Ahora bien, esta epidemia no solo está causando cierto caos y preocupación en torno a las cuestiones más relacionadas con la salud. También se está especulando sobre el origen de la misma (hay quienes creen que ha habido cierta responsabilidad en torno a la acción humana).
De hecho, según el portal de noticias ZeroHedge, el director de la Oficina de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca norteamericana, Kelvin Droegemeier, ha remitido una carta a la Academia Nacional de Ciencias para que los expertos científicos investiguen rápidamente los orígenes del nCoV-2019.
Según el experto en virología James Lyons-Weiler, la secuencia genética del coronavirus incluiría un «fragmento intermedio» que codificaría una proteína S de una severa enfermedad respiratoria muy aguda. Esto no es posible sino por medio de ingeniería biológica.
Además, consideran probable esta tesis en la medida en la que las autoridades de la tiranía comunista china están persiguiendo a todo aquel que cuestione la «versión oficial» sobre esta epidemia (se ha arrestado incluso a profesionales de la salud).