El próximo día 5 de abril, Domingo de Ramos, habrá comicios legislativos autonómicos en dos regiones españolas: Galicia y Vascongadas. Será la cuarta vez en las que ambos procesos electorales coincidan (como ya ocurriera en 2009, 2012 y 2016).
Mientras que, en el caso vascongado, habría un propósito de búsqueda de una mayoría absoluta (Íñigo Urkullu teme que veintinueve iniciativas legislativas propuestas por su partido no se aprueben), en el caso gallego, se espera que los «populares» revaliden su éxito electoral.
De hecho, según algunos sondeos recientes, como el que se expone antes del comienzo de este párrafo, estiman que Núñez Feijóo podría revalidar su mayoría absoluta, no resultándole necesaria la importación de la fórmula de Navarra Suma (esta habría incluido a C’s).
Además, según una encuesta que también fue realizada para el diario ABC, el mandatario gallego sería el mejor valorado por los habitantes de esta región del noroeste español. Este obtendría un aprobado no ajustado, en tanto que rondaría los seis puntos (el 50’1% le respaldaría como presidente).
Haciendo un desglose por simpatizantes y votantes de partidos políticos, cabe destacar que mientras que el electorado del PP le daría 8’2 puntos, aquellos que apostarían por VOX le otorgarían una puntuación media superior a los 7’5 puntos.
En relación a la formación de Santiago Abascal, cabe destacar que no conseguiría ningún escaño (pese a la indignación por las imposiciones lingüísticas de Feijóo, con un perfil nacionalista similar al PNV, bien canalizadas por la plataforma apartidista Hablamos Español, impulsada por la docente Gloria Lago).
VOX vería limitado su auge nacional en una comunidad que sociológicamente está más escorada a la derecha que otras como Andalucía (igual que ocurrió en Navarra). ¿Se deberá esto a que los gallegos son más escépticos al centralismo político que plantean?
Los masones liberales de C’s tampoco conseguirían despegar (tampoco ocurrió en el año 2016, pese a tener una presidenciable con cierto carisma como Cristina Losada). Mientras, la situación económica gallega no es tan catastrófica como en otras regiones.