Cuando nace un bebé, la sociedad -bueno, alguien en la sociedad, no se sabe quién, puede ser el hospital, el registro, el alcalde o cualquier otro sociedad -, la cosa es que a ese bebé van y le colocan una vagina o un pene, y así la sociedad le ha construido como niña o como niño. Eso que le han puesto es un «constructo social», algo que la sociedad construye, fabrica y lo coloca a discreción en los bebés.
Ya tenemos el principio básico del género. La extendida ideología de género que, con dinero público abundante nos imponen los sistemas LGTBI, El País, el Gobierno PPIS (Pablo-Pedro-Iglesias-Sánchez), y todos los ideólogos de género que ahora van predicando por los colegios y escuelas de España ese invento ideológico y sus derivaciones parafílicas.
Pero eso es solo la esencia, los ideólogos construyen muchos más cachivaches, no solo vaginas y penes; esos son solo los chismes más comunes, pero la sociedad puede colocar otros muchos chismes diversos; por ejemplo, puede colocar las dos cosas (vagina y pene), ninguna de las dos, cachivaches de quita y pon, otros que se encienden y se apagan a capricho del portador, etc. Y así hasta más de cien posibilidades y variedades de género se han inventado los generistas.
Les tiene muy ocupados el ir constantemente anunciando el odio que siembran los defensores de la familia, de la libertad, del matrimonio, del orden, de una serena educación, de España, de la Constitución y de todo lo que no es género. Lo que no es género es políticamente incorrecto para ellos y sus financieros políticos en el poder, que gobiernan imponiendo y multando.
Otros pensamos que lo políticamente correcto, y en concreto la tal ideología, es odio en esencia pura, y eso no se siembra, eso se mama y va creando colectivos de amamantadores grupales, algo así como las cerdas criadoras de camadas.
¡Cuánto ha aumentado el odio en estas sociedades desde que inventaron la ideología de género, infunden odio en todo lo que tocan! “La ignorancia es la fuerza” (Orwell, 1984).