Ante una situación epidémica considerada ya como pandemia (en este caso, del nCoV-2019), no solo se ha llegado a poner el punto de mira en las acciones propias de una sociedad responsable y los oficios propios de médicos, farmacéuticos y demás investigadores.

Más de uno ha estado pendiente de la capacidad de reacción de los Estados (en sus distintas capas y expresiones), en la medida en la que ejercen un monopolio absoluto sobre la violencia y son estructuras artificiales que se financian coactivamente, por medio de tipos fiscales demasiado elevados.

No han reaccionado por igual todas las administraciones (dejando aparte la mentirosa pasividad de un gobierno central y frentepopulista que aprovechó, en 2014, una serie de casos de ébola así como el sacrificio preventivo de una mascota para ejercer una desmedida y absurda oposición política contra el Partido Popular (PP)).

La Comunidad de Madrid, gobernada por Isabel Díaz Ayuso (PP), es uno de los mayores focos de transmisión en España. Pero la gestión de crisis emprendida por su ejecutivo autonómico ha conseguido una valoración positiva no solo entre votantes del PP (así lo corroboran ciertos estados de opinión pública, al menos, en redes sociales).

Por ello, ayer, en nuestra cuenta de Twitter, se decidió utilizar un «termómetro de opinión» basado en una encuesta con una duración inferior de 12 horas que, con ayuda de esa hipotética masa tuitera más hiperactiva (sirvió de muestra), cerró con los siguientes resultados:

¿Qué figura política de la derecha madrileña les inspiraría más confianza en estos momentos?— Editorial Tradicionalista (@Circulocarlista) March 13, 2020

Si observamos a los datos expuestos, Isabel Díaz Ayuso tendría un liderazgo político bastante notorio entre la mayoría de madrileños de lo que se puede interpretar como «derecha sociológica». Rocío Monasterio, líder regional de VOX, no conseguiría en estos momentos «pisarle los talones» (pese al «auge» de la formación de derechas).

De hecho, si bien hasta hace pocos días se daba por probable que Santiago Abascal estuviera cerca de convertirse en representante de la segunda fuerza política más importante del país, parece que, en base a recientes estimaciones, por el momento, la tendencia estaría viéndose revertida. Por ejemplo, según Electomanía:

#ElectoPanel (14M): giro a la derecha en plena crisis del #COVID19 🔴-> 🔵

Fuerte bajada ⬇️ de PSOE 🌹 y Vox 🥦

Fuerte subida ⬆️ de Ciudadanos 🍊 y PP 💧

Doble escaño para BNG 🧀 y CUP 🍍

Adelanto para patrones en https://t.co/auYF8YnrG0 pic.twitter.com/ajbVMNHnss— electomania (@electo_mania) March 13, 2020

El acto de Vistalegre fue un error y una oportunidad estratégica perdida

Que el acto político organizado por VOX el pasado domingo día 8 pudiera no resultar una especie de fracaso en cuanto a asistentes y oyentes (vía streaming) no quita que se tratase de un error, pese a ciertas recomendaciones dadas por el partido y a que no se había decretado ninguna alerta gubernamental.

Es cierto que ninguna manifestación del aquelarre feminista fue suspendida (de hecho, contaron con asistencia de figuras políticas de PP, PSOE, C’s y PODEMOS), que hubo alguna convención progre-libertaria que contó con la participación de políticas del PP de Madrid y que hubo eventos deportivos en estadios matritenses ese mismo fin de semana.

Pero también se puede entender que la responsabilidad ha de ser parte de un buen estándar moral de la sociedad. De hecho, hubo oportunidad para que VOX demostrara ser un partido responsable, líder en altura de miras frente a ese consenso socialdemócrata cuya puesta en cuestión motiva a muchos a votarles y/o apoyarles.

Díaz Ayuso reaccionó con mayor celeridad que Pedro Sánchez

Aunque las cifras se ocultaran con motivos ideológicos pro-revolucionarios, los medios informaban, en la mañana del lunes, de que los casos de pacientes afectados por coronavirus se habían duplicado en la Comunidad de Madrid (se habían llegado a alcanzar los 400).

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Esa misma tarde, en la Puerta del Sol, se organizó una especie de consejo de gobierno extraordinario en el que se decretó la suspensión de la actividad educativa en toda la región madrileña, aparte de activarse un teléfono de información para todos aquellos que estuvieran preocupados por la situación o tuvieran síntomas.

De hecho, a lo largo de la semana, se han ido anunciando medidas tales como una mayor cooperación sanitaria entre servicios gubernamentales y no estatales, cierres de centros culturales, suspensión de la actividad hotelera y hostelera. Es más, el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, le ha seguido y ha anunciado incluso rebajas fiscales.

Mientras, en Moncloa, le iban «cargando el marrón» a un epidemiólogo famoso por sus absurdos ataques de risa descontrolada mientras que Pedro Sánchez (a quien le había pedido Ayuso ciertos permisos diez días antes) ha estado más preocupado por tener buenos montajes propagandísticos (obviamente, con el beneplácito de Iván Redondo).

Una cuestión de imagen pública no implica una confianza absoluta

En términos de estrategia e impacto político, puede reconocerse que la celeridad y la buena habilidad comunicativa de Isabel Díaz Ayuso habría reforzado su imagen electoral (se le estaría viendo como una figura política clara, resolutiva y con altura de miras).

No obstante, sin entrar a discutir sobre cuestiones de precisión o problemas que pudieran suponer las «cuarentenas forzosas y masivas» y las rebajas fiscales sin recortes de gasto, conviene puntualizar que esta línea editorial no está mostrando su incondicional apoyo electoral/político a Díaz Ayuso.

Que haya creado una buena imagen de lideresa no implica que lo merezca en general. Díaz Ayuso no es contribuyente de la contra-revolución, siendo pruebas de ello su llamamiento a la acogida de los MENAS (problemáticos inmigrantes musulmanes) y sus posturas favorables al aborto y al totalitario lobby LGTBI.

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