Buenos días a todos, carlistas y amigos venidos de diferentes rincones de Las Españas. Hoy nos volvemos a encontrar para recordar, por indicación de SMC D Carlos VII a los Mártires de la Tradición que dieron su vida por defender la bandera de la Tradición que hoy seguimos portando con humildad, intentando seguir su ejemplo.
Este acto, que celebramos en Bocairent anualmente, está convocado por la Comunión Tradicionalista Carlista del Reino de Valencia, pero, no obstante, es un punto de encuentro entre todos los carlistas de diferentes adscripciones y prodecencias geográficas. Además de los Círculos Aparisi y Guijarro, San Miguel, y Domingo Forcadell, damos la bienvenida a esta montaña sagrada a los castellanos del Círculo Valle Inclán, valencianos del Círcul L´Espardenya, al Círcul José Simó Marín de Alicante, al Círculo Tradicionalista Pascual Fortuño, de Vila-Real, a la Asociación Oriamendi, la Asociación 16 de abril, y al Partido Carlista.
Este sencillo acto, plural, carlista al fin y al cabo, nos convierte en la punta de lanza de algo tan necesario como es la unidad, si ya no a nivel organizativo, sí en la unidad de acción. Unidad que reclama nuestro himno cuando nos arenga con el “lucharemos todos juntos, todos juntos en unión”.
Es importante que este mensaje lo interioricemos en nuestros pensamientos: Unidad de acción. Porque amigos todos, el verdadero enemigo no está aquí y ahora, por mucho que en algunas ocasiones expresemos lo que pensamos con diferentes palabras, e incluso aunque pensemos cosas diferentes en otros casos. Lo importante es que todo aquel que lleve una boina calada sabe que la bandera con la Cruz de San Andrés representa el legado de la Tradición Política Española. Del resto, de los matices y diferencias superficiales, de la táctica y la estrategia, ya debatiremos en nuestras reuniones y asambleas. Pero a la hora de actuar: ¡¡¡ Todos a una !!!
El enemigo a batir está ahí fuera. El verdadero enemigo se llama liberalismo. Es algo que llevamos denunciando y combatiendo 190 años. Hemos ido perdiendo guerras y paces, pero aquí seguimos. No pueden con nosotros. La revolución ni ha podido, ni puede, ni podrá con la Tradición.
Porque los revolucionarios tienen los medios, económicos y humanos, tienen el control de la prensa, tienen el poder del gobierno, en fin, todos los resortes para desarrollar “ad infinitum” su pernicioso plan.
Pero nosotros tenemos lo más importante para el triunfo de este desigual combate de David contra Goliat. Nosotros tenemos la verdad de nuestro lado. Aunque suene pretencioso esto que digo, no me esconderé al repetirlo. Nosotros tenemos la verdad del evangelio, que guía nuestros pasos. Tenemos la verdad sobre sobre lo que significa el bien y el mal, la justicia social y la explotación, sobre la histórica organización territorial de la Monarquía Española, sobre los verdaderos mecanismos de defensa de los oprimidos frente a los poderosos.
Por ello no me tiembla el pulso al confiar en que la victoria final es nuestra. Porque la victoria del bien sobre el mal, de la justicia sobre la injusticia, de la vida sobre la muerte, de la libertad frente al libertinaje, esta victoria es segura.
Pero esa victoria no llegará, repito, sin la previa unidad de todos los carlistas.
En el momento que nos ha tocado presentar resistencia a la revolución, hemos llegado al punto en que la legislación, aprobada y preparada, promovida desde el NOM, ha retirado a los padres los derechos de educar a sus hijos, amén de permitir asesinarlos en su propio vientre cuando no son bienvenidos, además de abrir la puerta al asesinato de los mayores cuando ya no son útiles para la sociedad.
Los eufemismos de “derecho a decidir de la mujer sobre su cuerpo” o “muerte digna” sólo son herramientas de la mentira y de la destrucción. Nada debe justificar la muerte. Nosotros, y ya somos los únicos, seguimos llevando adelante el mensaje que el camino correcto es el camino de la vida. Cuando se comenta que el ser humano es el único animal con capacidad de raciocinio cada vez se hace más difícil sostener esta afirmación.
Además de estos temas tan esenciales, debemos presentar en voz alta a la sociedad nuestras respuestas frente a las tensiones territoriales de España, al sistema de la partitocracia, que ya ha iniciado su crisis final, al brutal y descarnado capitalismo, a la crisis migratoria, al relativismo moral, a esta falsa monarquía, a la ideología de género, etc … Son muchos asuntos, ya de vital importancia, los que tenemos abiertos, por eso vuelvo a apelar a la unidad de acción para hacerles frente.
Sé que es difícil pensar en la victoria final cuando miramos a nuestro alrededor y sólo vemos unos cientos de personas. Pero permitidme recordar lo que fue capaz de lograr el hijo de un carpintero con doce discípulos. Nuestra tarea es reconstruir el tejido social deshecho tras dos siglos de revolución. Debemos recuperar la esencia de lo que siempre ha sido el carlismo: un movimiento popular que, desde abajo hacia arriba, ha representado a la sana sociedad española.
Os espero en el camino, detrás de nuestra bandera, al servicio del Rey y de la causa que representa.
Por Dios, la Patria, los Fueros y el Rey.
Antonio Riera Pastor. Presidente Regional de la Junta Carlista del Reino de Valencia.
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