Estimado don Juan,
No tengo el gusto de conocerle personalmente, pero sí sé algo de su trayectoria, y hace muy poco tuve conocimiento de sus referencias a este medio en sus redes sociales,
No se tome a mal lo que le voy a decir, pues no es un ataque personal a usted, sino simplemente una corrección desde el punto de vista histórico, sociológico y político.
Define a nuestro medio como un “medio de la facción carlistas de la extrema derecha confesional española”. En tal frase comete usted una serie de errores que como licenciado en ciencias políticas debería corregir.
En primer lugar el carlismo (tradicionalismo) no es de derechas. El Carlismo, que es una de las concreciones históricas del Tradicionalismo en España (o más bien, “la concreción histórica del Tradicionalismo en España”) nace antes de que existieran derechas e izquierdas. Las derechas y las izquierdas tienen en común defender los intereses de una parte de la sociedad en contra de la otra, mientras que el carlismo siempre fue una fuerza transversal partidaria de la cooperación de todas las clases sociales con un mismo fin: el bien común.
En cuanto a lo de confesional se equivoca de tomo a lomo. El Carlismo es católico, y partidario de la Unidad Católica, pero nunca de confesionalismos de ningún tipo, que fue un invento protestante muy bien acogido por determinadas corrientes liberales. Confesionales eran los liberales de Cádiz, y luego los moderados, pero nunca el carlismo, por la sencilla razón de que la confesionalidad supone que el Estado acoja como oficial una religión, y nosotros no creemos en el Estado, invento revolucionario origen de nuestros males.
Por eso, si quiere manifestar su discrepancia con nuestro medio, nos puede llamar carcas o ultramontanos o teocráticos. Pero no nos rebaje a “confesionales”, pues eso es propio de protestantes y de liberales, y nosotros, a mucha honra, somos católicos y antiliberales, por lo que preferimos dejar la confesionalidad para los unos y los otros, ambos en las antípodas de nuestro ser.
El liberalismo siempre fue lo más alejando a nosotros, y lo sigue siendo. Hoy el liberalismo ha sustituido el confesionalismo religioso, por el confesionalismo mundialista, y por tanto nos encuentra en frente. Nosotros no creemos en la sociedad (ni civil, ni política), sino en la comunidad (civil, y política), del mismo modo que creemos en la auténtica subsidiariedad, no en falsos sucedáneos mundialista. Es más, por creer no creemos ni en la división de poderes, que todos acaban dependiendo del mismo. Para nosotros el instrumento válido para defender a la comunidad del aplastamiento del poder es la distinción entre la soberanía política y la auténtica soberanía social. Como comprenderá de estas notas características nuestras se desprende que, en efecto, ni somos derechas ni somos izquierdas, pues no en vano ambas son dos formas de estupidez humana que no compartimos.
Javier Mª Pérez-Roldán y Suanzes-Carpegna
Director Adjunto de la Editorial Tradicionalista y Presidente del Centro Jurídico Tomás Moro.
Juan Carlos
12/01/2021 at 16:29
Excelente contestación a quien va por la vida sin dejat títere con cabeza