«CUANDO EL ERROR NO ES COMBATIDO, TERMINA SIENDO ACEPTADO;
CUANDO LA VERDAD NO ES DEFENDIDA, TERMINA SIENDO OPRIMIDA»
(San Félix III, Papa[1] )
Qui Tacet Consentit = El que calla consiente, o si se quiere, el que calla otorga, tal como afirma una antigua regla canónica famosa por haber sido utilizada en el juicio contra Tomás Moro. La traemos aquí como denuncia del silencio de los católicos españoles ante lo que está sufriendo actualmente la Iglesia en España; momento en el que vuelven, con su atavismo[2] trasnochado, al odium fidei que manifiestanimpidiendoel cumplimiento de sus deberes religiosos al imponer una atroz falta de libertad.
Por ello combatimos el error (horror a veces) para que no se siga aceptando que son cosas de cuatro descerebrados y muy maleducados seres a los que se permite incluso blasfemar contra lo más sagrado, porque dicen que es libertad de opinión. No se lo crea, porque si se le ocurre lanzar alguno de esos mismos insultos contra un miembro o miembra (perdón) del gobierno, ya no hay libertad de expresión que valga y le cae encima lo que no está escrito. Y de ello hay suficientes ejemplos. No va Vd. a comparar la importancia y el respeto debido a la Virgen o a Cristo Crucificado del que se le debe tener a cualquiera de los 22 miembros del gobierno que se sientan alrededor de la mesa oval en la Moncloa.
Otros, como talibanes –por el destrozo− y satánicos –por el objeto de su ira−, se dedican a destruir cruces ya sea en cementerios, cruces de caminos, o plazas del pueblo como en Callosa de Segura, Vall de Uxó o Cuevas del Becerro que nombramos como ejemplo de otras muchas más. Compromís , partido en el gobierno de la comunidad valenciana, propuso en el Senado, con la complacencia del gobierno, acabar con la asistencia de los capellanes a los enfermos en los hospitales públicos. Ni estos ni sus familiares podrán acudir al consuelo de un capellán en los momentos más duros.
Y en una vuelta de tuerca más, Podemos ya intentó eliminar la Santa Misa de la parrilla de la televisión pública sin que le preocupara en absoluto que a cientos de personas que no pueden acudir a los templos, también se les impedía seguirlo a través de televisión; pero es lógico, este afán anticlerical va en su ADN político. Por eso, aprovechando su actual posición de dominio en el gobierno y el decreto de estado de alarma por el que los españoles estamos en prisión domiciliaria sin saber si tenemos o no la enfermedad, han ampliado dicho decreto hasta parecerse más a un estado de excepción, aplicándolo rápidamente a las relaciones Iglesia/feligreses.
Naturalmente, los sociocomunistas aprovechan la situación política para consumar su estrategia anticlerical, sin respeto a las libertades individuales, atropellando aún más, derechos de los fieles como sucedió en la parroquia de Santos Juan y Pablo en San Fernando de Henares, el 13-abril-2020, día en el que la policía nacional desalojó una iglesia en plena celebración de la misa. También ha ocurrido en otras localidades de Cádiz, Sevilla, Barcelona [en Valldoreix], incluso el Arzobispo de Oviedo ha denunciado la persecución religiosa de que fue objeto cuando oficiaba una misa en la Cueva Santa, “aún guardando la debida distancia y estar allí quienes en esta “casa” vivimos, recibimos amenaza de denuncia, cierre y multa”, dijo monseñor Jesús Sanz, quien añadió que las medidas excepcionales que establece el Decreto de estado de alarma, lo son en relación con los velatorios y ceremonias fúnebres para limitar la propagación y el contagio por el COVID-19. El resto de las ceremonias religiosas se condicionan a la adopción de las medidas organizativas previstas en el artículo 11 de dicho Decreto, como ellos habían hecho.
A pesar de ello, se vuelve a producir un nuevo desalojo esta vez de las 20 personas que en toda la catedral de Granada seguían la Eucaristía que celebraba monseñor Francisco Javier Martínez Fernández en lo que expertos abogados consideran un nuevo y abusivo allanamiento de morada en un espacio exento. Todo por la acusación de los terroristas de la extorsión y la censura. ¿Se puede entrar armado en un lugar sagrado y paralizar sin más el acto que se está llevando a cabo? ¿No es necesario un requerimiento judicial para tal actuación? ¿Se atienen verdaderamente a lo que dictamina la ley arriba indicada? ¿Va también vinculada a ella la amenaza de sancionar o denunciar? Nada. El tema es que era un día importante para los católicos, el Viernes Santo y había que impedir la celebración.
Curiosamente, al día siguiente, Sábado Santo, el Cardenal Primado de España pudo celebrar sin problema en su sede, la catedral de Toledo. Suponemos que esta actitud más permisiva del gobierno pudo ser debida a dos factores: el importante cargo del celebrante (además muy afín al Papa Bergoglio) y el hecho de que fuera televisado para toda España, ya que hubiera resultado muy perjudicial para el gobierno, proceder ante las cámaras de aquella manera tan ordenancista que se confunde con la de las peores dictaduras.
Consecuencia de la aplicación del Decreto de alarma, los fieles se han encontrado huérfanos de asistencia religiosa; luego, poco a poco, algunos sacerdotes han ido haciendo uso de los nuevos sistemas de comunicación y han transmitido misas y rosarios por radio y televisión. No han sido valientes para seguir el ejemplo del entonces obispo de Cracovia, Karol Wojtyla por la actitud que mantuvo defendiendo los derechos de la Iglesia en pleno comunismo polaco. El suceso, referido por Georges Weigel[3], el biógrafo de quien luego fue Papa, Juan Pablo II, mantiene muchas similitudes con la situación actual:
Recibió el obispo Wojtyla la visita de un párroco apesadumbrado. Venía a pedir dinero porque los comunistas exigían un impuesto especial a los católicos, con el sano propósito de desanimar la práctica religiosa en aquella Polonia de fe perseguida pero firme, que los soviéticos no conseguían anular. Si el párroco no pagaba la extorsión sería detenido y encarcelado.
En contra de lo que esperaba el buen cura, el obispo Wojtyla no le dio ni un zloty. Por el contrario, le aconsejó que entrara en prisión, si le obligaban a ello. Y así fue. Ahora bien, una hora después de que dicho párroco fuera detenido por la policía polaca, el obispo Wojtyla se presentó en la iglesia del detenido y se erigió en párroco. Comenzó a administrar los sacramentos y a atender las necesidades espirituales de los fieles, ante el asombro de los parroquianos y de la policía, que no sabía a qué atenerse. Wojtyla retaba al régimen: habéis detenido al párroco, detened también al obispo… si os atrevéis. Y no se atrevieron. Contaba con el ejemplo de su maestro el cardenal Wyszynski y la ayuda de la Virgen de Czestochowa que siempre le protegió aún en aquellos tiempos difíciles en los que después de 1953, los comunistas lanzaron una nueva ola de persecución que barrió a sacerdotes, obispos y hasta el Primado de Polonia, cardenal Wyszynski,[4] quien sufrió muy duro encarcelamiento durante los tres años y un mes que duró su cautiverio.
Y lo mismo hizo Wojtyla cuando los comunistas crearon la ciudad socialista modelo: Nowa Huta. Los comunistas no construyeron ninguna iglesia, claro está. Además, prohibieron la celebración de toda actividad católica. La primera Nochebuena, el obispo Wojtyla se plantó en medio de Nowa Huta y, en un descampado, celebró la Misa del Gallo, en medio de la gélida noche polaca. La policía cargó contra los presentes y entonces volvió muchas más veces a celebrar allí la eucaristía, en una ciudad templo del socialismo. Al final, el régimen concedió la construcción de una Iglesia en Nowa Huta. Mejor eso que enviar a los antidisturbios y enfurecer a la población. A lo mejor, eso mismo es lo que pensó el tándem gobernante al permitir la misa del Cardenal Primado de España.
“Seamos prudentes y sigamos las normas, pero no nos amilanemos por miedo. Es el equivalente a las medidas económicas que están tomando con derecho a expropiación abusiva. Si pudieran nos cerraban las iglesias del todo y para siempre. Que sería más barato que volverlas a quemar como hicieron antaño”, dice monseñor Sanz y lleva razón, sin embargo, consideramos que ellos van más allá, no se quedan en los edificios, van al núcleo esencial de la religión católica.
Llevan mucho tiempo, desde que Andalucía Laica alcanzó más difusión y poder, oponiéndose a procesiones incluso a la famosa del Cristo de Mena en Málaga, conocida como la de los legionarios, alegando que los actos religiosos se debían celebrar en el interior de los templos, o no celebrar en ningún sitio, porque como dijo Wyoming : «No creo que se derrote al coronavirus rezando».
Ahora, con la fuerza que les da contar con un gobierno comunista, han avanzado; no permiten exponer el Santísimo en su propia Casa, ni rezar en común el rosario. Se silencia a Dios hasta en el templo debido a las presiones civiles-militares que se están sufriendo y al “miedo” petrificador con que nos contagia el mismo miedo a contagiarnos (Cf. Heb 2,15). Y a ellos, a los comunistas, les viene bien ese miedo.
Con esa disculpa cercenan nuestra libertad vendiéndonos, como si fuéramos tiernos infantes, que lo hacen por nuestro bien. Y por nuestro bien, cierran las iglesias e impiden que acudamos a las celebraciones. Se puede ir a hacer la compra, a la farmacia o al estanco porque todo ello, incluso el tabaco, se considera un “bien esencial”; la salud del alma NO.
Algunos fieles empiezan a responder. La Virgen del Perpetuo Socorro tuvo el día 15 de abril una entrada triunfal en la Clínica Cristo Rey de Jaén, llevada por dos policías nacionales con mascarillas, entre los aplausos del personal sanitario y las sirenas de los coches de policía sonando en su honor. También bastantes sacerdotes han decidido reaccionar ante el cierre de las iglesias utilizando los modernos medios de comunicación para retransmitir misas, oraciones y reflexiones católicas, pero falta lo principal.
La Iglesia Católica no parece darse cuenta de que esta imposición restrictiva de participar en actos religiosos, especialmente la Misa, le ocasiona un doble problema:
*Por una parte, el silencio que mantienen el presidente de la Conferencia Episcopal, José Luis Omella, y el Nuncio del Vaticano en España, Bernardito Auza, (¿Qui Tacet Consentit?), impertérritos tras los atropellos sufridos por miembros del clero sin darse cuenta de que en poco tiempo puede que no les permitan ni hablar , mientras que la situación parecen decididos a prolongarla sine die.
* por otra parte, la desilusión de muchos feligreses que se han sentido desamparados y, empujados por esa falta de defensa pública de los valores de la Iglesia por parte de la jerarquía, hace que se alejen de lo que en verdad debe ser una participación en la liturgia. Esto unido a que sienten que le falta en esas retransmisiones lo fundamental, sentir el sacramento del perdón (¿cómo se puede uno confesar a uno o dos metros de distancia?), o acercarse a participar del Cuerpo de Cristo. Terminarán acomodándose a estas nuevas y cómodas prácticas muy ecuménicas por similitud con los protestantes y ninguno de los dos grupos, jerarquía y fieles se percatan que si los poderes toleran esta situación, es porque favorece a aquellos que quieren destruir la Iglesia al colaborar, si bien pasivamente, en la persecución sistemática contra la Eucaristía, núcleo esencial de la religión católica. Ellos, quienes la quieren destruir, saben que hasta el Concilio Vaticano II proclamó que el Sacrificio eucarístico es fuente y cima de toda la vida cristiana, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo. Esto es lo que nos prohíben.
Es el Cordero al que pretenden degollar los satánicos poderes que quieren implantar el Nuevo Orden Mundial como muy bien describe Robert Hugh Benson en su profético libro “El Señor del Mundo”. En él habla de dictaduras políticas que ya son pasado, pero que pueden volver si no se hace caso a los avisos de la historia.
Lo estamos viendo en la actualidad: la coincidencia en la aparición de un secularismoy un humanismo sin Dios que han triunfado sobre la religión y la moralidad tradicional. Es un mundo donde el relativismo filosófico ha triunfado sobre la objetividad; un mundo en el que en nombre de la tolerancia, no se tolera la doctrina religiosa. Es un mundo donde la eutanasia y el aborto se practican ampliamente mientras dicen defender los derechos humanos. El señor de este mundo de pesadilla es un político de apariencia benéfica decidido a alcanzar el poder en nombre de la “paz” y decidido a destruir la religión en nombre de la “verdad”.
En esto están, en seguir perfeccionando el camino del “Señor del Mundo” de Benson. NO NOS DEJEMOS ARRASTRAR, ESTEMOS ALERTA.
- [1] San Félix I (Roma ¿202?- 30 de diciembre de 274) Fue eñ Papa nº 26 de la Iglesia católica. En los comienzos de su pontificado llegaron a Roma noticias del sínodo que se había celebrado en Antioquía y que había depuesto al obispo antioquiano Pablo de Samosata por enseñar una doctrina contraria a las enseñanzas de la Iglesia sobre la Trinidad. La cuestión había tomado un cariz político por el apoyo a Pablo de Samosata del emperador Aureliano, a pesar de lo cual Félix emitió un decreto indicando que nadie podía ser obispo si no estaba en comunión con la sede de Roma con lo que ratificó la deposición aprobada en el concilio de Antioquía del obispo de la ciudad, afirmando la «divinidad y humanidad de Jesucristo» y las «dos naturalezas distintas en una sola persona». Ordenó enterrar a los mártires bajo los altares de los templos y celebrar la misa sobre sus sepulcros, celebración que sólo podrían realizar los sacerdotes y en el propio templo salvo por causa mayor, para impedir la celebración de misas privadas. Hacia el final de su pontificado, Aureliano retomó la política de persecuciones; sin embargo, dichas persecuciones tuvieron duración breve puesto que fueron suspendidas tras la muerte del emperador en el año 275.
- [2] Comportamiento que hace pervivir ideas o formas de vida propias de los antepasados.
- [3] George Weigel (n. Baltimore, 1951) es un escritor y politólogo católico estadounidense. Fue el Presidente fundador de la Fundación James Madison. Es el autor del best-seller “Testigo de la esperanza”libro biográfico sobre Juan Pablo II.
- [4] Desarrolló un papel determinante en la evolución de las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado polaco durante el régimen comunista, siendo además una figura fundamental en su país durante la Guerra Fría. Trabajó para mejorar las relaciones con los judíos que vivían en Polonia, hasta el punto de protegerlos de la persecución y conseguirles préstamos para utilizarlos en el culto cuando el Gobierno les negó este privilegio.
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