Varias movilizaciones contra el Estado Policial (precisamente, contra el bagaje de avances revolucionarios bajo los pretextos del coronavirus codificado como COVID-19) han tenido lugar en los Estados Unidos.
El foco principal fue Texas, que por enésima ocasión dio ejemplo de su sociología pro traditio y pro libertad, partidaria de una sociedad más fuerte, en detrimento del estatismo (aunque posteriormente hubo ya escenarios similares en Michigan y California).
Se podían ver, durante las iniciales movilizaciones, símbolos como la controvertida Bandera de Gadsden y alguna que otra pancarta de invocación constitucional (el texto jurídico estadounidense no es un artificio iuspositivista, sino iusnaturalista).
Como previamente se ha indicado, estas movilizaciones se han ido propagando. Pero no es el motivo de las mismas la redacción de este artículo (si bien las aplaudimos, igual que celebramos toda expansión del espíritu de protesta de la calle Núñez de Balboa de Madrid).
Más bien, se quiere poner de manifiesto una especie de movilización en el espacio físico, a considerar como una buena referencia contrarrevolucionaria, por no dejar de lado (sino todo lo contrario) la figura de la Divina Providencia.
La TFP organiza un rosario público que no renuncia a otros frentes
El pasado domingo día 10 de mayo, Tradición, Familia y Propiedad (TFP), una asociación católica y pro traditio, organizó una especie de rosario público en la localidad de Lancaster, perteneciente al Estado de Pensilvania.
Según indican en el portal web oficial de su rama estudiantil, no se trató de un mero acto religioso con tintes rutinarios. Más bien, solicitando las correspondientes intercesiones, se denunció el avance revolucionario que está suponiendo esta crisis poliaspectual.
La actividad comenzó con el correspondiente rezo, a la par que se exhibía un panel en el que se podía leer el siguiente mensaje: «El COVID daña el cuerpo. El pecado mata el alma. Retornemos a Dios».
Posteriormente, el público asistente comenzó a hacer sonar el claxon de sus vehículos particulares. Pero no fue como boicot, sino como acto acompasado a un llamamiento de protesta contra la tiranía comunista china.
Desde la TFP tienen claro que el coronavirus está sirviendo para estrangular más a la sociedad (mayor peso intervencionista estatal), aparte de aprovechar para avanzar con la agenda ideológica (ecologismo, multiculturalismo, ideología de género…).
Al mismo tiempo, esta entidad, consciente de que hay que combatir al socialismo en todos los frentes, hizo un llamamiento para romper toda sumisión con el régimen totalitario asiático en cuestión (cuyas técnicas de espionaje quieren importar muchos occidentales).
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