Artículo de Brett D. Schaefer
Publicado en The Heritage Foundation
La Organización Mundial de la Salud (OMS), principal organización de salud en el sistema de las Naciones Unidas (ONU), está a cargo del «logro del mayor nivel de salud posible para todas las personas».
Una parte clave de su objetivo es detectar pandemias potenciales, alertar a los gobiernos miembros sobre amenazas potenciales y ayudar a coordinar una respuesta efectiva.
Cumplir efectivamente estos objetivos requiere una red global, debido a que las brechas podrían retrasar la detección o la respuesta efectiva a una pandemia.
Semanas antes de que China o la OMS reconocieran la transmisión de la enfermedad, Taiwán «advirtió a la OMS de la posibilidad de una transmisión de humano a humano».
Más tarde, Taiwán dio grandes pasos para limitar la exposición, prohibiendo viajes desde determinadas partes de China, prohibiendo el amarre de cruceros e implementando un riguroso proceso de cuarentena doméstica.
Con su situación doméstica bajo control, Taiwán ha donado, en las recientes semanas, mascarillas y suministros médicos a otras naciones.
Podrías pensar que tener un sistema médico de primer nivel, establecer un modelo de respuesta al COVID-19 y un afán por ayudar a otras naciones con necesidades haría de la participación de Taiwán en la ONU algo sin sentido.
Podrías estar equivocado.
La Constitución de la OMS dice que la membresía está abierta a todos los Estados. Los Estados-miembro de la ONU pueden adherirse automáticamente a la OMS, pero los que no son miembros pueden hacerlo si una mayoría simple de los miembros de la OMS (la Asamblea Mundial de la Salud) lo aprueba.
No hay duda de que Taiwán es una democracia con autogobierno.
Aún así, ni Taiwán ni sus respaldos internacionales están sugiriendo que deba de ser admitida como miembro de pleno derecho en la ONU. Simplemente quieren brindar la enorme experiencia de Taipei para controlar enfermedades infecciosas por medio de su significante participación en la organización.
Desafortunadamente, China se opone a permitir a Taiwán participar en los encuentros de la ONU como observador a menos que acepte formalmente que es parte de China.
Este no fue siempre el caso. Taiwán tuvo un estatus observador desde 2009 hasta 2016. Pero esto cambió tras la elección de un gobierno menos confortable para Pekín.
La responsabilidad de esta injusticia no solo recae en China, sino también en el director general de la ONU, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El liderazgo de la ONU ha aseverado que «la implicación de cualquiera de los observadores de Taiwán-China en esa asamblea es una cuestión para los 194 miembros de la ONU y los Estados-miembro».
Esto no es totalmente cierto. Mientras que la Constitución de la ONU es clara en los procedimientos de membresía, no aborda el estatus de observador. En cambio, las Reglas de Procedimiento para la Asamblea Mundial de la Salud le confieren al director general esa autoridad:
El Director General puede invitar a los Estados que hayan solicitado su ingreso, territorios en cuyo nombre se haya solicitado la membresía asociada, y Estados que hayan firmado pero no aceptado la Constitución para mandar observadores a las sesiones de la Asamblea de Salud.
De hecho, si la OMS oculta, por detrás, alguna técnica legal en la regla expuesta antes, la OMS ha reconocido en el pasado que «ha habido una práctica duradera con la que el director general ha extendido a su discreción una invitación a ciertas entidades para acudir como observadores a la Asamblea de Salud».
En otras palabras, Tedros podría invitar a Taiwán a ser observador de la Asamblea Mundial de la Salud, pero ha optado, en cambio, por no enfadar a China. Eso sí, uno quiere saber si Kosovo está excluido igualmente debido a las objeciones rusas.
El Secretario de Estado, Mike Pompeo, dio en el clavo en su condena del 18 de mayo, contra la exclusión de Taiwán por parte de la OMS:
Cuando el mundo continúa luchando contra la pandemia del COVID-19, necesitamos instituciones multilaterales que cumplan con sus misiones declaradas y sirvan a los intereses de todos los Estados-miembro en vez de jugar a la política mientras que las vidas están en riesgo…
El director general de la OMS, Tedros, tuvo todo el poder legal y precedente para incluir a Taiwán en los procedimientos de la AMS. Empero, él ha optado por no invitar a Taiwán bajo la presión de la República Popular de China (RPC).
La falta de independencia del director general priva a la asamblea de Taiwán de experiencia científica de renombre en la enfermedad pandémica, y acabará socavando más la credibilidad de la OMS y la efectividad en momentos en los que el mundo la necesita más.