Este sábado 23 de mayo, día de San Efebo de Nápoles, se ha desarrollado un nuevo escenario de reacción contra el régimen dictatorial que se está potenciando en Moncloa bajo el pretexto de la pandemia del COVID-19.
La formación política de derechas VOX convocó, para esta mediodía, una marcha automovilística en todas las capitales de provincia (Madrid, Pucela, Badajoz, Sevilla, Barcelona…) para protestar contra los resortes totalitarios del Estado de Alarma.
«Pese» a ser convocada por un partido político con cierta relevancia en el tablero político (que no por la sociedad, como ha ocurrido con la extendida reacción del Distrito de Salamanca), el poder de convocatoria ha sido exitoso.
No solo han asistido los militantes y simpatizantes más implicados de la formación, sino más españoles que, pese a no estar íntegramente de acuerdo con VOX (ni sentirse identificados), compartían la necesidad de reaccionar una vez más contra la dictadura.
En varias urbes españolas ha habido cierto colapso de tráfico automovilístico, lo cual es una señal adicional de que a Sánchez e Iglesias se les podría estar yendo de las manos la situación (pese a la intimidación y los arduos «esfuerzos» de la NKVD de Marlaska).
Todo esto es positivo en tanto que se sigue perdiendo el miedo a la continua agitación propagandística de las hordas y huestes revolucionarias y marxistas. Pero también supone una oportunidad para la causa contrarrevolucionaria.
No es cuestión de intentar «destacar por destacar«, sino de cumplir las que no dejan de ser tareas que han de realizarse desde el ámbito activista, intelectual y periodístico. Se trata de dar orientaciones constructivas orientadas al bien común.
Fortalecer la «soberanía social», con moral católica
Una de las consecuencias más evidentes de la modernidad (por medio de sus artefactos políticos e intelectuales) ha sido el fomento del hábito mental cortoplacista (lamentablemente, bastante asimilado en la sociedad).
También se ha dado un debilitamiento de la soberanía social que no solo viene a ser resultado de la no contrarrestada expansión del estrangulamiento social, político y económico, del Estado, sino de la consolidación de una partitocracia.
Por lo tanto, conviene hacer una serie de recomendaciones para que esta reacción contra la dictadura posmoderna de Moncloa suponga también un desafío a un sistema imbuido por principios del desarrollo de la Revolución, y se haga lo mejor posible.
Lo que se recomienda viene a enumerarse a continuación:
- No confiar toda la reacción a un partido político. Conviene articular un fuerte tejido de núcleos de reacción y resistencia, que permita recuperar la soberanía social, en torno a los principios que pudiera adoptar una mayoría social católica. Con ello, la clave está en influir en los partidos para que, en tanto que son agentes de la «soberanía política», puedan actuar conforme al rumbo que se les marque «desde abajo».
- No conformarse con la convocatoria de un proceso electoral que pudiera dar a PP y VOX una mayoría parlamentaria, suficiente para un cambio de gobierno. No hay que conservar los avances revolucionarios, sino revertir todo proyecto normativo y legislativo ideológico, pro-muerte, relativista y contrario a la ley natural.
- Volver a tener a Dios más presente en el centro de nuestras vidas. El Creador nos hizo libres, a su imagen y semejanza, para obrar bien, hacer consecución de la Verdad y encontrarle. En cambio, renunciar a la confianza y esperanza en el más allá abre la puerta al aplastamiento del Estado.
- La defensa del orgullo de pertenencia a una comunidad no ha de limitarse a la exaltación conceptualmente vacua del concepto de «Nación Española». El patriotismo no podrá entenderse sin una puesta en consideración de la tradición católica hispana.
- El Estado moderno es todo un peligro para la libertad, el florecimiento y la prosperidad de la sociedad. No hay que acomplejarse al reivindicar más sociedad y menos Estado. Pero hay símbolos (usados ingenua e inocentemente por algunos paleolibertarios, aparte de haberse podido apreciar hoy en algunas de las caravanas) de los que conviene ir recelando, como la bandera de Gadsden, en tanto que la serpiente es un símbolo animal que representa el mal (no basta con remitirse a la Biblia, sino también a los motivos por los que San Patricio las erradicó de Irlanda).
Es importante entender que la bandera Gadsden no puede representar al pensamiento de conservadores y cristianos por su origen masónico.
A lo cual ya desde la Biblia se hacía hincapié en combatir a las serpientes. Posteriormente en la iconografía religiosa La Virgen las pisaría. pic.twitter.com/qEB5vFsbZI— Jei el Novohispano ❌⚪🟢🔴💛🖤 (@Jei_Astaroth_25) March 7, 2020
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