Nos han vendido los enemigos de Cristo, los triunfadores de las inmundas reformas, rebeliones y revoluciones; los que hoy se postran ante el Mundo, la Carne y el Demonio; seres vacíos de cualquier tipo de pensamiento lógico, racional y verdadero porque son unos idólatras de falacias que el mismo Lucifer en persona les ha vendido.

Estas gentes, inmundas por dentro y por fuera, le hacen culto a ídolos como Moloch, el cual exige como sacrificios niños por ser inocentes. Su modus operandi es el siguiente, el sacerdote perverso, de la falsa grande y ruidosa sinagoga de Satanás de Bergoglio, se encarga de violar al niño, para que luego vengan los globalistas, gente de dinero y poder, de torturarlo para extraer su sangre, luego sacrificarlo a Moloch ¡Y como este manda, el tributo es comido! Esto no es nuevo, ya lo dicen nuestros Santos en Hechos de los Apóstoles, que le pedían a los paganos dejar de comer los sacrificios a los ídolos.

Esta degeneración empezó con la reforma del hereje y marrano Martín Lutero, el cual ahora Bergoglio quiere levantar su excomulgación ¡El ser más nefasto de la historia! Que escribió por inspiración demoníaca, que tenía un odio irracional contra los judíos y que quería exterminarlos, y que además se suicidó como el traidor de Judas, pero que hoy aquelarre le quiere limpiar la cara y dicen que murió tranquilo ¿Tranquilo sabiendo que destruyó la Santa Iglesia de Dios? Intranquilo vive hoy en el Infierno, junto a su maestro Satanás.

Y ante tanta inmundicia y confusión conocida como la Modernidad, urge la imperante necesidad que los cristianos católicos, apostólicos y romanos, hijos de María, hermanos de Jesús, y por ende, Hijos de Dios, quienes conformamos su Pueblo y Grey, nos organicemos en defensa de la sociedad que Cristo edificó con su muerte en la Cruz.

Esta nueva sociedad, basada en el perdón ¡Y LA PENITENCIA! Porque el perdón conlleva consigo también la penitencia, de lo contrario no habría arrepentimiento sincero, es nutrida de la tradición judía de nuestro padre Abraham, de las culturas helénica, macedonia y romana, principalmente de todas esas hermosas culturas que nutrieron lo que se conoce como el Mediterráneo, que sin lugar a dudas, es la cuna de la civilización.

La entrega del Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo es la muestra del castigo pero también del amor eterno de Nuestro Dios Padre, quien engendrando a su propio hijo de la mano de una mujer virgen y concebida sin pecado original del noble linaje del Rey David, protegido por el sencillo San José artesano, quien nació pobre en un pesebre y vivió de la caridad del prójimo, se entregó por sus hermanos, en obediencia al Padre, por el perdón de los pecados, y con su muerte y resurrección, con nosotros quedó el Espíritu Santo, como sello indeleble de la Alianza Nueva y Eterna.

Y todos se preguntan ¿Y cuál es esta sociedad católica? ¡Ya la vivimos! Cuando más tiempo la humanidad estuvo en gracia del Señor, cuanto más siglos reinó la paz entre hermanos, cuando al Santa Iglesia echó sus raíces por el Mediterráneo, Europa y luego por toda la Tierra, cuando Reyes gobernaban con temor a Dios, humildad, lealtad y sobretodo con devoción por la fe.

¿Y cómo se organiza esta sociedad? Debido a la descomposición ocasionada por la pestilente modernidad y las reformas satánicas luteranas, no toca más que la resistencia contra el Mundo Moderno, la construcción bajo sus propias entrañas y debajo de sus propias narices de feudos independientes, donde se viva de la Tierra como lo hizo la sociedad humilde y constantemente durante milenios, y que fue pervertido y destruido por los hijos de Lucifer.

Nos han hecho olvidar los beneficios de trabajar la Tierra, porque les aterra el trabajo real, el que duele, el que cansa, el que debajo del sol inclemente y con la adversidad los vientos nos recuerda el castigo que pagamos cuando Adán, tentado por Eva y ésta engañada por la Antigua Serpiente, mordió la manzana, y así fuimos condenados los hombres a trabajar la tierra con el sudor de nuestra frente, y la mujer fue condenada a obedecer al hombre y a traer hijos al Mundo con dolor ¡Porque la soberbia y la lujuria son morada del Demonio!

Dios hizo la Tierra perfecta, con cuatro elementos en armonía como nos narra Hildegarda von Bigen, estos son el aire, el fuego, el agua y la tierra, de los cuales tomó agua y tierra e hizo barro, y con un soplo del Espíritu Santo el viento y el fuego hicieron el alma, y de ambos Dios nos hizo a su imagen y semejanza ¡Perfectos! Por eso esa misma perfección Nuestro Señor Jesucristo vino al Mundo en un parto divino sin dolor, y por esto, Nuestra Santa Reina María es virgen antes, durante y después de Cristo, porque lo perfecto no puede nacer de lo imperfecto.

Trabajar la tierra, el cultivo, es lo que nos hace autosuficientes como sociedad, y es como se construyen y sostienen los grandes reinos, cuando estos olvidan esto, y son pocos quienes acaparan lo que debería ser de cada quien, es cuando la sociedad empiezan su franca decadencia, como lo viene viviendo la Humanidad desde la reforma luterana, donde nos venden servidumbre y esclavitud como estilo de vida.

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Y por supuesto, un sistema de producción donde cada quien es dueño de los suyo, además de contar con un gobierno que imponga el orden, la ley y la justicia, y una Santa Iglesia que mantenga viva y firma la moral, que es prueba fehaciente de la Verdad y existencia de Dios, será una grey feliz que es guiada por su pastor, el Rey de Reyes, quien vendrá dentro de poco a impartir su Santa Justicia ¡Como está escrito! Así como Dios es Trino, las venidas de Cristo también serán tres. La decadencia y vencimiento de esta sociedad quedó firmada con la apostasía profetizada por tantos, como Santo Tomás, Hildegarda, Pío de Pietrelcina y la misma Virgen María, la apostasía se conoce como Concilio Vaticano II.

¿Qué podemos hacer los hombres justos? ¡SER CATÓLICOS! Evangelizar, como bien hicieron los apóstoles, porque el final solo es el principio del Eterno, el cual no conoce ni principio, ni final, porque Él es Todo, y sin Él somos nada. La guerra fue sellada con el primer revolucionario conocido antes como Luzbel, hoy sus consagrados hijos, gobiernan la gran parte del Mundo con mano vara de hierro y mieles, servidumbre y esclavitud, todo disfrazado con placer mundano, tal como predijo Huxley en Un Mundo Feliz, solo que acá se demuestra que comunistas y globalistas son dos caras de la misma moneda con cara del Ángel Caído.

Todos los hombres justos de todas las naciones están llamados a ser católicos. Todos los católicos estamos llamados, hoy más que nunca, a congregarnos y vivir en comunidad, como bien lo hizo nuestro padre Abraham o los Santos Apóstoles antes que nosotros ¿Qué es ser católico sin vivir la fe día a día con tus hermanos? Es hipocresía ¿Y si tus hermanos no están cerca? ¡Conviértelos en tus hermanos! Porque Nuestro Señor Jesucristo alista Los Ejércitos Celestiales para la Madre de Todas las Cruzadas.

¡Somos milicia de Cristo! ¡Somos soldado del Señor! Por Cristo y Su Santa Iglesia daremos la vida luchando, porque debemos defender el legado de todos los Santos mártires que derramaron su sangre para la construcción de la fe verdadera ¡De lo contrario seríamos fariseos! ¡Hipócritas! Que les apena decirse católicos en público o que no son capaces de amar verdaderamente a su Señor, amarlo tanto como para morir por su justa causa, sabiendo que siendo bueno, leal, obediente, valiente, penitente, generoso, y sobretodas las cosas, temeroso de Dios, se abren las puertas del Reino de los Cielos.

Deus vult! Aut consilis aut ense!

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