Por Pedro Miguel López Muñoz
La Sagrada Escritura, cogiéndola desde el punto de vista social e histórico nos va marcando lo que ha sido la evolución de las diferentes sociedades y pueblos de la historia de la humanidad, Génesis: Adán Y Eva, Moisés, Abrahám, etc; y en concreto el pueblo de Israel que siempre interpretó los acontecimientos de su vida en clave religiosa como pueblo escogido de Dios para llevar a cabo un proyecto de salvación, es decir un proyecto de vida en común que permita llegar a la felicidad.
Si nos vamos acercando al estudio de la Sagrada Escritura desde el punto de vista sociológico, podemos decir que el ser humano siempre ha tenido que hacer caso, y revisar su forma de afrontar el futuro, el pasado y el presente; y sobre todo poner en jaque todas aquellos acontecimientos que había puesto en crisis al pueblo de Israel y que le obliga a realizar un cambio profundo en su vida. Podemos repasar la época en que el pueblo de Israel bajo el yugo de los egipcios, Moisés mientras estaba en contacto con la divinidad el pueblo se hacía un becerro de oro, Abraham que tuvo de dejar su pueblo, su familia y su vida para reiniciar una nueva historia….etc. Todos estos acontecimientos se pueden aplicar hoy a nuestra crisis policita, social y económica que tenemos en nuestra sociedad actual tanto particular como europea así como mundial.
La pandemia nos ha hecho poner en jaque todos aquellos valores en los cuales se ha construido nuestra sociedad actual Valores que se habían fraguado durante los siglos del XVIII, al XX. Todos aquellos puntales filosóficos y antropológicos que habían fraguado los filósofos no nos sirven en la actualidad. Podemos decir que en gran parte han fracasado
Al final ha venido una crisis que nos viene dada por una enfermedad: el Covid -19, que si no hubiera sido esta pandemia, posiblemente hubiera sido otra la causa de nuestra crisis mundial, ya que existía, existe, una gran tensión que se viene dando entre los países mal llamados “tercermundistas” y el “primer mundo”. Durante dos siglos el primer mundo ha abusado de los recursos del tercer mundo pero lo que es peor, la soberbia, y la impunidad del primer mundo no solo se ha cargado los recursos provenientes del tercer mundo sino que también está acabando con las posibilidades de supervivencia del mimo primer mundo. Es la sociedad misma quien está devorando la propia sociedad, es: la Madre que devora al hijo.
Nos encontramos en el principio de un gran cambio en todos los ámbitos y aunque parece que nos resistimos, al cambio, que queremos seguir en el mismo estatus que teníamos hasta ahora, dando la sensación de una “normalidad normalizada”, no es cierto; el cambio nos va a venir a la fuerza, vamos a tener que, en esta primera mitad del siglo 21, aprender a convivir con un nuevo orden social, que nos viene impuesto, si queremos sobrevivir como sociedad, como pueblo e incluso como raza, en este planeta, ya cansado de que el ser humano sea su “enfermedad” particular y, Ella que es inteligente y sabia, sabe como subsanar la amenaza. ¿Quien dice que no podemos desaparecer, si no cambiamos y nos adaptamos?. ¿Quién dice que el ser humano es necesario e imprescindible?. –“Mandó el amo de la viña a su propio hijo a la viña y estos dijeron: -“matémoslo pues es el heredero”.-. No nos equivoquemos, el dueño de la viña no somos nosotros, es otro, es EL. Si no somos responsables y consecuentes con aquello que nos ha entregado para que sea nuestro hogar y, desarrollo para nuestra felicidad, se la arrendará a otros……,. Léase otros…., podría ser incluso ser otra especie, que fuera más social y más inteligente que el ser humano, que sepa sacar provecho y dé sus frutos a su tiempo, sino el viñador se cortarán los sarmientos y se lanzaran al fuego.
En este momento nos estamos relajando, pues parece que la crisis sanitaria esta ya pasando (no nos podemos fiar), y estamos intentando volver a nuestra posición inicial, no será así, pero, ¿seremos capaces de cambiar el “chip”?, ¿sabremos realmente, “resetear” nuestro ser y darnos cuenta que se nos brinda una preciosa oportunidad de cambiar?, ¿De ser de nuevo personas coherentes, sociales, con unas valores y una estructura social en armonía con todos?: en primer lugar con Dios, en segundo lugar con uno mismo y en tercer lugar con los demás, para que todos juntos nos desarrollemos en una sociedad justa y que nos haga ser felices. Para ello tenemos que hacer como Abraham: salir de la tierra, dejarlo todo, no mirar atrás, confiar en Dios y labrar con esfuerzo. Eso sí hará un mundo más humano, más hermano, y más feliz para todos. Esta es la única meta a la cual tiene que aspirar el ser humano. No construiremos nunca una sociedad perfecta, mientras no asumamos estos grandes valores. Y ya en clave teológica y de fe, no podremos hacer presente el Reino de Dios (esa sociedad perfecta) mientras no seamos capaces de amar en triangulo: Dios que ama al hombre infinitamente; el hombre que se siente amado por Dios y le capacita para amarse a sí mismo, aceptándose así como es, (introspección) y así es capaz de amar A dios, y al mismo tiempo es capaz de amar a los demás así como son, con sus bondades y sus fallos, mientras no asimilemos estas máximas, no será posible hacer un mundo y una sociedad justa y humana. Mientras no cambiemos nuestras actitudes, no hay formula que haga que este mundo nuestro siga adelante. Solo tenemos dos caminos: el seguir adelante (duc in altum, confianza en Dios y en el futuro) con nuevos planteamientos o, desaparecer como sociedad, porque si no ésta se convertirá en guetos de supervivencia que competirán por la mera supervivencia, per la polis, la sociedad como tal habrá fracasado, ya no existirá, y no olvidemos nunca que el ser humano por naturaleza es un ser social, que nace y se desarrolla en una sociedad, no aislado. Por eso termino así como empecé: seamos como Moisés, como Abraham, Como los Apóstoles cuando Cristo los llamó: “Sal de tu Tierra”, “Rema mar adentro”, confía en mí, confía en ti.
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