Si algo resulta claro es que el funeral civil en recuerdo de las víctimas del covid-19 no ha servido ni como digno homenaje a los caídos, ni para unir al pueblo español. El acto no sólo ha sido tardío, sino que ha demostrado la poca sinceridad del Gobierno al querer recordar a las miles de víctimas debidas a su manifiesta incompetencia.
El acto civil no contó con la más mínima dignidad, ni suscitó el apoyo mayoritario del pueblo español, el motivo: la organización de una ceremonia desarrollado según un rito excluyente sin referencia directa a la religión mayoritaria, y sin referencia al sentido trascendente de la vida.
Han sido numerosos los medios no controlados por el poder político que han manifestado el carácter masónico de un acto diseñado no para recordar a las víctimas, sino para olvidar la incompetencia gubernamental. Los católicos estamos acostumbrados a los ataques sistemáticos a nuestras creencias, sin embargo los masones, que no están acostumbrados a someterse al plebiscito del sentido común, resulta que se han sentido ofendidos, y en un comunicado la Gran Logia de España afirma que «la masofobia se ensaña con el homenaje del Estado a las víctimas del Covid-19».
El comunicado, lleno de las tipas contradicciones y de los típicos lugares comunes, no merece más interés, ni justifica que nuestros lectores pierdan su tiempo en lecturas insulsas, no obstante queremos destacar el último párrafo que no tiene desperdicio:
«La masonería es una escuela de virtudes cívicas y tolerancia hacia el diferente. El odio hacia la masonería, la masofobia, siempre ha tenido el mismo origen: el fundamentalismo religioso y el totalitarismo político. Quizás por eso, los pocos que no han querido sumarse a este acto, quienes creen que el Estado español no debería ser aconfesional, autonómico o democrático, han multiplicado sus ataques a esta ceremonia tildando su diseño de masónico. Nos sentimos honrados de que la palabra masonería resuma para ellos, aunque la usen como un insulto, la democracia que tolera todas las ideas, la aconfesionalidad que tolera todas las religiones, el autonomismo que tolera todas las identidades. Nos sentimos aún más honrados por el hecho de que para la sociedad española, en general, no fuese una ceremonia masónica, sino del Estado. Porque quiere decir que la tolerancia hacia el diferente ya no es nuestro ideario: es el suyo. «
No hay mas preguntas, pues resulta evidente que la masonería es una escuela excluyente que no acepta ni a los católicos, ni a los defensores de la verdadera libertad.
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