El mundo no puede entender por qué Rusia inventó la vacuna contra el coronavirus . Quizás este mundo tan confuso cree que nada más que vodka y Kalashnikovs se pueden producir en el país de los osos y la balalaika. Y entonces el mundo está desanimado y enojado. Y hay razones para ello.

En primer lugar, se invirtieron miles de millones de dólares estadounidenses en empresas de Europa occidental y estadounidenses para que encontraran una herramienta eficaz en la lucha contra el coronavirus. Y, quizás, ahora estas inversiones no han dado sus frutos, lo que no puede dejar de enfurecer a los que dieron dinero, ni a los que lo recibieron.

En segundo lugar, en la mente de la llamada comunidad internacional, Rusia parece ser un país que, si no atrasado, ciertamente no es un país avanzado. Y surge una pregunta lógica: ¿cómo entonces puede crear algo que los países avanzados no podrían inventar? O más bien, se llaman a sí mismos así.

Son preguntas y ahora, estrictamente hablando, las respuestas. Para empezar, es necesario comprender que la efectividad de la vacuna rusa contra el coronavirus aún no está completamente probada. Pero el hecho de que Vladimir Putin dijera que esta vacuna fue probada en su hija lo dice todo. El presidente ruso no desperdicia palabras. Y ya se han realizado las pruebas de vacunas correspondientes. Sí, de ninguna manera del todo, pero se han llevado a cabo de todos modos.

Sin embargo, en primer lugar, hay suficientes escépticos en la propia Rusia. Condicionalmente el pueblo ruso no puede creer en la vacuna. Especialmente aquellos caballeros y damas pecadores de rostro amable con creencias pro occidentales. Gritan que todo el mundo les está mintiendo y que no hay vacuna alguna.

Esta incredulidad con la que claman por lo sucedido es indicativa. Sin embargo si el “occidente ilustrado”  hubiera inventado la vacuna, habrían sido los primeros, esos escépticos, en gritar ¡miren qué geniales son, qué medicina tan saludable tienen, no como la que tenemos en Rusia!

A estos bondadosos no les importa a qué griten «no es cierto» . También negaron el puente de Crimea. Están acostumbrados a demostrar que su – si podemos llamarlo así – país es débil y cruel en todos los sentidos, y son unicornios rosas encarcelados. Repito: no digo que la vacuna sea 100% efectiva, digo que a algunas personas en el país no les importa lo que niegan.

Y sí, por supuesto, las declaraciones rusas sobre la invención de la vacuna pueden percibirse como una especie de campaña de relaciones públicas. Incluso como bravuconería. Pero en su momento, la invención de armas exclusivas, la celebración de los Juegos Olímpicos en Sochi o la construcción de un puente a la península de Crimea se percibieron de la misma manera. Mucha gente, expertos y gente corriente, insistió persistentemente en que, en principio, tal cosa es imposible. Sin embargo, todo esto apareció, sucedió y se hizo realidad.

Pero el punto es que si miramos la historia de Rusia, veremos que Rusia fue incapaz de no hacer lo simple, y ordinario, pero , por el contrario, hizo lo imposible, lo improbable. Esta es una característica especial de la nación. Lo que el pensador Nikolay Berdyaev llamó “el brote ruso” . Y esta no es solo una conclusión filosófica general, sino las realidades del carácter. En Rusia, es posible que no puedan producir nitroglicerina de alta calidad, pero son bastante capaces de crear una vacuna.

Fueron los rusos quienes lanzaron por primera vez a un hombre al espacio. Fueron los rusos, sin importar lo que dijera la propaganda estadounidense, quienes hicieron la principal contribución a la victoria sobre la Alemania de Hitler. ¿O alguien imaginó al famoso ejército de Suvorov cruzando los Alpes?

Por lo tanto, sí, se puede tratar la creación de una vacuna rusa contra el coronavirus como una falsificación, como «polvo en los ojos» , pero dado el contexto histórico y civilizatorio, podría valer la pena considerar la realidad del avance ruso en la victoria sobre la pandemia.

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Por Platon Besedin. Este artículo se publicó en ingles en el diario stalkerzone.org

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