Quiero recordar el breve discurso del Alcalde (interpretado por el inolvidable Pepe Isbert) en la película de Berlanga, “Bienvenido Mr. Marshall”, porque viene al pelo en estos momentos. Este es el texto de ese discurso: “Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar; porque yo, como alcalde vuestro que soy, os aseguro que para pagar esto ni un céntimo ha salido de las arcas públicas, porque en las arcas jamás ha habido un céntimo».[1]

Y es que algo semejante parece estar sucediendo ahora -pero en tono mucho más dramático- con nuestro Presidente y su Gobierno bicéfalo (con “amarres” independistas y filo etarras). Se nos debe (a los ciudadanos de a pie), no una sino muchas explicaciones sobre lo que se está haciendo y lo que no se está haciendo, para hacer frente a la doble crisis -sanitaria y económica- en la que estamos inmersos. Y las arcas públicas tienen mucho dinero (no como las del Alcalde de “Bienvenido Mr Marsshall”) que, para nuestra desgracia, se está malgastando sin rendir cuenta alguna. Las preguntas son demasiadas para poder reflejarlas en un simple post y vienen ya de lejos, aunque si puede dibujarse un esquema de lo sucedido como el que sigue.

De hecho, vienen desde que hizo acto de presencia el coronavirus en nuestras vidas (allá por el mes de febrero) y se nos mintió decretando, tardíamente, el estado de alarma. ¡Todos a la manifestación del 8-M, se nos decía, que no pasa nada!. Y se nos mintió. Se nos volvió a mentir durante el estado de alarma, escondiendo unos muertos que nunca llegaron a aparecer en los datos oficiales. Se nos mintió, también, cuando se dijo que no existía ni podía existir un plan B (cuando el tiempo ha demostrado que sí era posible). Se nos mintió cuando terminó el estado de alarma, y el Presidente se fue de vacaciones, no sin antes decirnos que habíamos vencido al virus y que teníamos que disfrutar (él sí que lo hizo, a lo grande y a costa de nuestro dinero). Y no sigo, simplemente, porque me da vergüenza que aquí nadie tenga vergüenza -me refiero a quienes nos dirigen- de confesar la mínima culpa en la peor gestión que recuerdo de un grave problema, lanzando continuas cortinas de humo para tapar sus torpezas en lo realmente importante.[2]

Hemos traspasado, hace ya tiempo, y de forma alarmantemente creciente, una regla esencial de todo Estado de Derecho que se precie de serlo, que consiste en la obligación de todo gobernante de ser transparente en su gestión, con el corolario (o consecuencia) de rendir cuentas a los ciudadanos y no tratarlos como súbditos o vasallos. Aquí no sabemos ni lo que se ha hecho, ni lo que se está haciendo, ni mucho menos, lo que se tiene intención de hacer, y de eso se están aprovechando constantemente para incrementar su poder, haciéndolo extensivo al control de lo que debería ser independiente, como son las diversas Agencias, los medios de comunicación y, lo que es más grave, los propios Tribunales de Justicia.[3]

¿De verdad que seguimos en un Estado de Derecho? Creo, sinceramente, que estamos ante otra transición, pero a la inversa, porque vamos camino de otra cosa, que se parece mucho al comunismo Chavista totalitario, ya que, incluso nuestro Congreso se asemeja más a un Circo que a un auténtico Parlamento, cuya misión fundamental debería consistir en controlar a quien ejerce el poder en cada momento. Nada de eso sucede, para desgracia y vergüenza nuestra, y ahora estamos asistiendo a otro bochornoso espectáculo con motivo de algo tan importante como son los Presupuestos del Estado. El Gobierno quiere el apoyo incondicional de los partidos de la oposición, pero se niega a negociar con ellos, aunque no tiene inconveniente en hacerlo con quienes pretenden separarse descaradamente de España (ERC), quienes apoyan a los asesinos de ETA (Bildu) o con sus socios de gobierno (de corte abiertamente totalitario, como es el caso de Podemos).

Se nos dice que no habrá ayudas de la UE sin Presupuestos, lo cual es una verdad a medias (quizás la más ladina forma de mentir), porque si la aplicación de esas ayudas se realiza en gastos absurdos, muy posiblemente provocará una intervención directa de la propia UE, al estilo de lo que ya sucedió en Grecia. “La presentación y valoración de los planes presupuestarios y de los planes de recuperación y resiliencia son dos procesos separados y distintos”, explica la Comisión Europea en una respuesta oficial, donde niega de esta forma la relación directa que Sánchez establece entre los Presupuestos y el fondo de la UE. Sin embargo, Bruselas también indica que ambos procesos deben ser “consistentes” el uno con el otro. “Aunque no existe vinculación entre ambos, es importante que los objetivos de cada uno de ellos sean consistentes con el otro”. Las ayudas de la UE no son un Plan Marshall y como los Presupuestos que se aprueben no tengan un contenido “razonable” vamos a tener problemas.

Es decir, que la Comisión Europea separa dos procedimientos que Sánchez lleva días uniendo en uno solo, con la intención de que el Congreso apruebe los Presupuestos como sea. En definitiva, según el Presidente, sin Presupuestos no llegarán los fondos, pero la Comisión ya ha aclarado que no es así.[4] Nuevas mentiras para justificar una decisión exclusivamente política, como es que se aprueben los Presupuestos con los apoyos (y contrapartidas) de quienes solo defienden sus propios intereses y no los de todos los españoles (como es el caso de ERC o de Bildu).

Y, como siempre, ni una sola mención a la necesidad de “adelgazar” el Sector público, lleno de políticos en cargos de confianza, de empresas y organismos, que para nada sirven y a donde van a parar buena parte de nuestros impuestos. Realmente, no vivimos en un país serio y quienes están en el poder nos deben no una (como el Alcalde de “Bienvenido Mr. Marshall”), sino muchas explicaciones, antes de comenzar a “triturarnos” con la maquinaria para sacar impuestos. Porque, insisto, un país cuyos gobernantes practican, por sistema, el “ocultamiento” y niegan la trasparencia y la responsabilidad de sus actos, no merece ser calificado como Estado de Derecho.

Con todo esto, nos están colocando al borde de la “desobediencia civil” que Thoreau proclamaba,[5] porque nuestros gobernantes se están alejando de los ciudadanos a quienes dicen representar, al no ejercitar una gestión transparente ni responsable de los asuntos públicos que a todos nos atañen. Pero, por lo visto, el Circo sigue mientras haya quien aplauda a los payasos …

Con esta amargura (al no tener medios para evitar lo que está sucediendo, mas que mi sola palabra), me despido con una sonrisa etrusca de jurista cabreado, deseando a todos un buen fin de semana, a pesar de todo …

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NOTAS:

• [1] Estas frases se encuentran grabadas en una placa en el Ayuntamiento de Guadalix de la Sierra (Madrid) en cuyo balcón también hay una estatua de bronce del Alcalde (Pepe Isbert) para recordar esta maravillosa película.
• [2] Me remito a lo ya dicho en mi post EL DESCONCIERTO NACIONAL: REFLEXIONES DE UN JURISTA CABREADO que puede ser consultado en el siguiente link: https://www.linkedin.com/pulse/el-desconcierto-nacional-reflexiones-de-un-jurista-villar-ezcurra/
• [3] Me remito, también, a lo ya dicho en mi post NI SABEN LO QUE DICEN, NI DICEN LO QUE HACEN NI HACEN LO QUE DEBEN que puede ser consultado en el siguiente link: https://www.linkedin.com/pulse/ni-saben-lo-que-dicen-hacen-deben-jose-luis-villar-ezcurra/
• [4] Me remito al siguiente link sobre este asunto: https://www.20minutos.es/noticia/4374229/0/comision-europea-desmiente-sanchez-desvincula-presupuestos-fondos-ue-procesos-separados/
• [5] La desobediencia civil es el título de una conferencia y de un libro escrito por Henry David Thoreau que se publicó en 1849. La obra critica la autoridad del Estado y su repercusión fue muy grande, llegando a ser el libro de cabecera de Gandhi en su campaña de resistencia contra la ocupación británica de la India.

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