Algunos critican las autonomías pero luego dicen eso de »igualdad de todos los españoles», cuando es de cajón que no se puede gobernar exactamente igual a todos los españoles debido a la rica y variada diversidad regional española, por eso se debería rescatar y potenciar las juntas y diputaciones forales, para, entre otras cosas, ser más libres y no esclavos.
En su pasado más glorioso este país estaba formado por un conjunto de reinos cristianos unidos en torno a una monarquía católica. A golpe de revolución liberal se convirtió en un ente más centralizado si cabe, al gusto liberal, pero siguiendo la inercia absolutista anterior. Esa es la actual nación española. Las autonomías al ser una especie de sucedáneo del Estado-Nación liberal son como naciones dentro de una nación con su propia centralización parlamentaria que en nada tiene que ver con la antigua y descentralizada administración regional de los diferentes reinos españoles vinculados y representados a través de la monarquía católica como he dicho.
Ahora vemos esa centralización absurda más que nunca cuando un gobierno central como el actual chasquea los dedos y todos debemos obedecer sin posibilidad de rechistar utilizando una pandemia como excusa sin poder defendernos ante tanta arbitrariedad pues el liberalismo ha ido destruyendo con el tiempo totalmente cualquier medio real que el pueblo tenía en el pasado a través de asambleas o juntas regionales propias que servían precisamente de contrapeso y defensa ante cualquier intento para acabar con nuestros derechos y libertades e implantar una tiranía ya sea de un Jefe de Estado o de un gobierno. Y que no nos engañen con que ahora el poder de decisión lo tienen las autonomías pues todas han aceptado sin rechistar apenas las órdenes del gobierno central, es decir, pura apariencia de que tenemos un sistema descentralizado.
No me canso de repetir que el liberalismo es contrario a la tradición española. Es precisamente el regreso a esa tradición la que puede ayudar a curar los grandes males que sufre España. Y el señor Pedro Sánchez, el señor Pablo Iglesias y sus adláteres sólo vienen a rematar la obra totalitaria realizada eficazmente durante estos últimos cuarenta años, pero no son los principales causantes de ella, sino el régimen político. Que no nos quieran engañar tampoco con esto.
En fin, resumiendo. Debemos volver a modelos de gobierno antiguos, más descentralizados, y por el otro lado volver a modelos económicos en los cuales la pequeña y mediana empresa española tenga gran peso dentro de la economía nacional para que el pueblo sea, a la vez, más independiente tanto políticamente como económicamente del Estado.
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