Por ocasión del nombramiento del nuevo Ministro del Interior el Presidente hizo un enésimo llamado al diálogo a la oposición, “Le he encargado (al Ministro) practicar y recorrer los caminos del diálogo, la colaboración y los acuerdos con todos los sectores de la sociedad chilena”, expresó el Mandatario.
Las declaraciones no tendrían nada de particular si el nombramiento no fuera el resultado de un juicio político a su anterior Ministro, Sr. Pérez Varela. Tanto las declaraciones del Presidente, cuanto las del nuevo Ministro del Interior, dejan la impresión de que el Gobierno, después de todos los ataques recibidos, “pone la otra mejilla.”
Ahora, el mandato evangélico de “poner la otra mejilla” se refiere a aceptar las ofensas recibidas a título personal y no se puede extrapolar al campo político.
Si el actual Gobierno tiene la intención de continuar su mandato hasta el final del período que la actual Constitución le faculta, o sea hasta el 11 de marzo de 2022, debe estar determinado a ejecutar el programa que lo llevó a la Moneda.
Nada de esto es lo que caracteriza al vacilante y errático Presidente, y los resultados están a la vista. Su omisión en liderar una auténtica alianza con los sectores más anticomunistas del espectro político, arriesga que la centroderecha pierda la fuerza necesaria para la composición de una Convención Constituyente que impida una nueva “retroexcavadora”, esta vez definitiva.
Como anuncio de lo anterior, el nuevo Ministro fue recibido por explosiones incendiarias a poca distancia de la ruta 5, en el sector de Ercilla, perpetradas por el terrorismo indigenista que impera en la zona. Las explosiones fueron oídas a varios kilómetros de distancia.
12 Generales de carabineros a retiro
En medio de este escenario de ofensiva político-terrorista contra el Estado de derecho, la institución consagrada para el mantenimiento del orden público, Carabineros de Chile, pasa a retiro a 12 generales; cerca de un tercio de su Alto Mando. No es necesario haber estudiado estrategia para saber que una institución que cambia la tercera de sus principales mandos en medio de la guerra, se debilita gravemente en el desarrollo de su misión represiva del delito.
A lo anterior se debe sumar el permanente cuestionamiento de la propia existencia de la institución de Carabineros y los llamados del propio Gobierno para realizar una profunda reforma que puede equivaler a su desgaste y su definitivo aniquilamiento.
La falacia de los “pueblos originarios”
A lo anterior se debe sumar las pretensiones de sumar a los 155 constituyentes, otros 24 o 25 representantes de los llamados “pueblos originarios”.
En la tramitación de este proyecto de ley todo es absurdo. Primero, porque no existen “pueblos originarios”. La raza chilena es una sola, con aportes, en mayor o menor medida, de componentes amerindios y europeo caucásicos, de acuerdo a investigación científica del ADN de los chilenos. [i]
En segundo lugar, porque no existe un cuerpo electoral indígena, que faculte a quienes deban votar de acuerdo a la supuesta etnia a la cual pertenecerían.
En tercer lugar, porque el criterio de la “autopercepción”, se presta a todo tipo de fraudes electorales, toda vez que los “auto percibidos” podrán no tener ninguna vinculación con las supuestas etnias.
En cuarto lugar, porque establecer 24 cupos reservados a los “pueblos originarios” constituye una violación a la igualdad de todos los chilenos delante de la ley. A partir de ahora no nacemos iguales, hay chilenos con “cupos reservados” y chilenos sin “cupos reservados”. Discriminación claramente arbitraria, inconstitucional y nociva.
Tampoco se sabe quiénes y por qué razón designarán a los candidatos para ocupar esos cupos reservados. No existen asociaciones indígenas con personería jurídica que les otorgue la facultad de ser representadas en elecciones nacionales y los registros de la Conadi no tienen carácter electoral ni el número de los inscritos tiene proporción con ese número de “cupos” exigidos.
Por último, porque esos “cupos originales” extras no estaban contemplados en la ley que estableció que serían 155 Constituyentes.
Todo esto en una semana. Una suma de elementos que anuncian nocivas y quizá funestas tempestades.
Juan Antonio Montes Varas –Credo; pasado, presente y futuro de Chile
[i] Soledad Berríos del Solar, «El ADN de los chilenos y sus orígenes genéticos», EDITORIAL Universitaria, 2016
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