Lo importante no es mantenerse vivo, lo importante es mantenerse humanoGeorges Orwell
Habrá personas que, bien por interés o por ingenuidad, crean que el tándem presidencial Sánchez-Iglesias, o más bien, Iglesias-Sánchez, invitan a los ancianos a “pasar” pensando en su bien. Nada más lejos de la realidad.
Aclaremos antes de seguir adelante, que aquí no puede aplicarse la conocida frase de una época gloriosa de España, aquella que decía: Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando, porque sí que monta, es decir, manda y manda mucho, a veces sin dar cuenta a su socio para que no se distraiga en su actividad imitadora de la madrastra de Blancanieves cuando le pregunta: Espejito, espejito ¿quién hay más guapo que yo?. Y cuando el espejo le lleva la contraria, lo rompe en mil pedazos, que traducido, quiere decir ataca a sus gobernados en todo lo que puede, subiéndoles desaforadamente los impuestos, por ejemplo.
Pero dejémoslos, de momento, aunque tiene tela que, habiendo dejado sin trabajo a media España, pretendan cobrarles impuestos por beneficios que no han podido obtener. Quiero comentarles ahora el tema de la vacunación del Covid 19.
En febrero de 2020, el Dr. Bruce Aylwards, jefe de la misión de la OMS declaró que ningún país estaba capacitado para combatir la pandemia “como debería estarlo”, tanto desde el punto de vista psicológico como material. “Tienen que estar preparados para gestionar esto a mayor escala y tiene que hacerse rápidamente, como si los fuera a afectar mañana», dijo Aylward. Sin embargo, la realidad es distinta: Aseguró: «No estamos preparados como deberíamos”, tanto desde el punto de vista psicológico como material[1]. En España la gestión del gobierno fue desastrosa por inútil e ineficaz en lo que llaman la primera ola y lo que es peor, no ha sido corregido en lo que se conoce como segunda oleada.
Tanto en una como en otra, quienes más han sufrido han sido los ancianos. En la primera, dado que el volumen de enfermos llegó a colapsar las UCI, obligó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a lanzar un mensaje para serenar a la población con el objetivo de evitar así el riesgo de alarma social, decía: Según las últimas informaciones, el Covid-19 está afectando sobre todo a enfermos con patologías previas y personas de avanzada edad, que no son tu caso para nada.“Tranquilo, tú no vas a morir”. Que murieran ancianos parece ser que no importaba.
Dada la situación, el Ministerio de Sanidad valoró tomar medidas especiales para proteger a las personas mayores cuyo estado de salud era especialmente frágil, siempre “teniendo en cuenta que se trata de gente que ni produce, ni consume, “ni nada”, por lo que también se valora no hacerlo. Cuando se anuncia una muerte por coronavirus, primero te alarmas, pero luego ves que es un hombre de 85 años y dices, ¡Ah, vale, qué susto me había llevado!”, declara Vicente Sanchís.[2] Y siguiendo esta manera de pensar, Pablo Iglesias se pone al mando de los servicios sociales de toda España: «Vamos a construir un escudo social» que amortigüe el efecto del coronavirus en colectivos más vulnerables», por ello, dedicaremos 600 millones para «reforzar la atención social».»Es una prioridad absoluta del Gobierno responder a la situación en los centros de mayores. Es urgente medicalizar estos centros, reforzarlos con más plantilla, más recursos y equipos de protección individual para los profesionales de estos centros», declaró, ya desbocada la pandemia en su primera ola[3].
Parole, parole e ancora parole que diría un italiano, porque lo cierto es que los ancianos que vivían solos, solos murieron; los que vivían en geriátricos, en muchos casos también y a aquellos, trasladados a urgencias por sus familiares o por los servicios de las residencias fueron sometidos a un triaje[4], antes de ingresarlos en el hospital de modo que algunos tuvieron la suerte de ser atendidos y hasta se salvaron y muchos otros no tuvieron derecho ni a que se les facilitara un respirador, porque a pesar de los 600 millones de ayuda que tanto pregonaron, no hubo suficientes respiradores para todos los pacientes; en realidad, hubo una abrumadora falta de material sanitario y de médicos, enfermeros, etc. La mortandad fue elevada.
Se multiplican las víctimas mayores en residencias y fuera de ellas, llegándose a registrar un exceso de 37.200 muertos con más de 75 años en toda España aunque la cifra real de muertes será muy superior. Los registros civiles han observado desde marzo un exceso de fallecimientos, tomando como referencia los cinco años anteriores. Ahí se pueden incluir muertes que no son directamente por Covid, pero sí atribuibles a la crisis por falta de atención.
El exceso total ronda las 46.000 muertes y el 80% eran personas de 75 años o más. El impacto del virus sobre los mayores se aprecia incluso en relativo: el exceso de muertes es del 4% para menores de 40 años y del 42% para los mayores 75 años. En cuanto a las medidas que impidieron el acceso a hospitales a enfermos procedentes de residencias o con enfermedades neurodegenerativas, el informe indica que «no se puede dispensar la asistencia sanitaria sobre criterios de esperanza de vida»[5]; así que el tratamiento médico que recibían se limitaba a dosis de morfina, lo que, si bien calmaba sus dolores, no solo no remitía su enfermedad, sino que les aceleraba la muerte. Muchos opinan que ese triaje decidió en bastantes casos quien vivía y quien no y se cuestionan si la falta de atención y por tanto de cuidados, no habrá sido premeditada, al fin y al cabo el Gobierno se ha ahorrado con sus muertes el pago de sus pensiones y el gasto en médicos y medicinas. Con el agujero existente en las arcas del Estado, seguro que les ha venido bien.
Así las cosas, el mundo se prepara para la campaña de inmunización más complicada de la historia.
En España, viendo la ineficaz gestión que de este problema del virus ha realizado el gobierno, algunos grupos se han planteado varios interrogantes que los dirigentes no saben o no quieren despejar, ¿Cómo se repartirán las dosis por todo el territorio nacional? ¿Se distribuirán con un criterio equitativo? ¿Se enviarán a las localidades con más casos? O ¿a las comunidades con la población más envejecida?
Afirman dar solución en breve porque quieren empezar a aplicar la vacuna a primeros de año. Y aquí surge otro problema como es el de por quién comenzarán a aplicarla. Al igual que con la utilización de las mascarillas o los respiradores que no hubo suficientes durante mucho tiempo, tampoco habrá ahora suficientes dosis para todos, por ello, el ministro de Sanidad, Salvador Illa ha afirmado que las personas mayores son objetivo prioritario porque son los que más riesgo tienen de morir por el Covid. Ahora se acuerdan. Dicen que es para protegerlos. Escogerán primero a los que vivan en residencias y después se ampliará a los que vivan en sus domicilios, es decir, en ambos casos, los más indefensos. ¡Pasen, pasen, los ancianos primero! ¡Sorprendente, el ministro ha visto la luz! dirá algún tipo candoroso y bienintencionado; por el contrario, otros creen que, dada la lucha de los distintos laboratorios por ser los primeros en sacar su vacuna, los ancianos serán utilizados como conejillos de Indias.
¿Por qué decimos esto? En primer lugar porque seguirán haciendo un triaje seleccionando a aquellos que tengan patologías que multiplique el riesgo de morir por coronavirus y lo justifican diciendo que tratan de evitar ese riesgo, sin embargo, no han estudiado el efecto negativo que esas vacunas pueda causar en las patologías del anciano. Ni se lo han planteado.
Aún no se tiene seguridad qué vacuna será la elegida. Se habla de Pfizer, de Astra-Zeneca, de Moderna, de la desarrollada en la Universidad de Oxford….El gobierno habló de que había comprado unidades de la Pfizer y que se interesaba también por la de Moderna. Investigaron los periodistas y nos revelaron que el periodo de conservación de la Pfizer es muy reducido y complejo al obligar a mantenerlo a -80ºC. La farmacéutica salió a decir para corregir la negatividad de esos aspectos, que su eficacia era de un 90% lo que a Sanidad le pareció suficiente, pero la cuestión se complicó cuando la competidora Moderna anunció que su vacuna alcanza un nivel de eficacia mayor, un 95%, así que, como si de pelea de patio de colegio fuera, la primera, Pfizer, salió corriendo a decir que ellos también habían alcanzado ese nivel de eficacia. No parece serio, la gente desconfía. Desconfía de la efectividad de las vacunas y de que no vayan a crear más problemas de los que pretendan resolver y de la eficacia de la operatividad de las autoridades españolas empeñadas en inocular a toda costa la vacuna, cualquiera que sea, sin tener en cuenta sus posibles efectos adversos. ¿Estarán más dedicados a su posible beneficio económico que al de la salud de los ciudadanos?
Esa desconfianza ha llevado a que España esté en el segundo país de Europa, solo después de Francia, con menos predisposición a vacunarse del Covid. Además, entre agosto y noviembre, ha caído de un 72 a un 64% esa intención de vacunarse y con ello surge una nueva discrepancia ante la posibilidad de que el Gobierno pueda obligar o no a ponerse el tratamiento anti-Covid. Los juristas, divididos: unos defienden que la defensa de la salud general es primordial y eso faculta al Gobierno para obligar a la población. Otros letrados, por el contrario, se niega a admitir esto, porque considera un acto dictatorial privar al individuo de decidir libremente. La desconfianza hacia la actitud del Gobierno aumenta al comprobar cómo los periodos de confinamiento fueron aprovechados para, mediante los decretos-ley, retorcer la Constitución, vulnerar leyes que no le eran favorables y coartar la libertad del pueblo. Nadie en tan poco tiempo ha dictado tantos y tan perjudiciales para el conjunto de la nación. No obstante, al menos de momento, (estamos cansados de los vaivenes del Gobierno), asegura que, por temor al rechazo social, no obligará a vacunar.
Pero ¿por qué suscita tanta desconfianza la vacuna? Porque ha habido pocos ensayos y los realizados han causado, según ha trascendido, no pocos problemas que los partidarios minimizan diciendo que se habían producido porque el afectado padecía otras enfermedades. Se añade además la poca confianza que en el Gobierno tiene la mayor parte de la sociedad española. Se nos ocurre que podría hacer algo similar a lo que hizo el gobierno de España en 1966 con respecto a EEUU.
Por aquel entonces llevaba la cartera de Información y Turismo, de 1962 a 1969, Manuel Fraga Iribarne, personaje cuya labor al frente de dicho ministerio fue clave en la eclosión turística de España. Creó el marco para la ordenación legal del sector ex novo; dio vida a los organismos especializados; puso en marcha una política de promoción, avanzada para la época, amplió la red de oficinas de turismo en el extranjero, e impulsó fuertemente la cadena de Paradores». Por su extraordinaria contribución al sector turístico, fue nombrado miembro de honor de la Asociación Española de Profesionales del Turismo (AEPT).
En esta situación, con el turismo abriéndose al mundo, el 17 de enero de 1966, cuatro aviones militares americanos que regresaban a EE.UU. después de que su mando militar decidiese que no debían lanzar las cuatro bombas atómicas que llevaban en su bodega sobre territorio ruso (era la época de la denominada guerra fría), pasaban por encima del pequeño pueblo almeriense de Palomares. Un avión de reabastecimiento debía recargar sus tanques de combustible, pero los pilotos del B-52 notaron que algo iba mal. De pronto, el avión de reabastecimiento ardió en llamas y los tripulantes del bombardero accionaron los asientos inyectables y abandonaron la nave. Sólo cuatro de los siete tripulantes del B-52 sobrevivieron. Nadie en la otra aeronave.
Las cuatro bombas termonucleares −65 veces más destructivas que las de Hiroshima−, mezcladas con una lluvia de pedazos de los fuselajes de ambos aviones, en llamas tras empaparse del combustible derramado por la aeronave nodriza, cayeron sobre Palomares. Ninguna de las bombas estalló y ni uno sólo de los pedazos ardientes de los aviones causó daño alguno. Una de ellas cayó en el mar provocando una masiva operación de búsqueda y rescate Y dos de las que chocaron con el suelo se rompieron contaminando con plutonio una enorme zona y sellando a Palomares con el marchamo nuclear.
Fraga actuó con inteligencia y presteza, al ver que su trabajo en el desarrollo del turismo se veía entorpecido por estos hechos que motivaron el retraimiento de muchos posibles visitantes. Menos de dos meses después del accidente para demostrar que no existía radiactividad en la zona, reclamó a EE.UU. por los daños causados en dos áreas:
En tierra, donde el ejército norteamericano, con ayuda de la Guardia Civil, limpió y se llevó a territorio de EEUU la tierra y restos vegetales contaminados de 25.000 metros cuadrados de terreno. En total, de 1.400 a 1.700 toneladas, según el CSN y
En el mar Mediterráneo. Aquí recabó la presencia del embajador de EE.UU. y juntos los dos, (el embajador Angier Biddle Duke, y el ministro Fraga Iribarne) se bañaron frente de las playas de Palomares, imagen profusamente recogida en la prensa de todo el mundo.
Así que para demostrar que no hay efectos secundarios con la vacuna, yo propongo que tomen como ejemplo a Fraga, al embajador USA y su séquito, que se metieron en las aguas de Palomares para demostrar al mundo que no eran en absoluto peligrosas. El Gobierno en pleno y Simón, deberían no ser menos y ponerse ellos los primeros la vacuna, sea Pfizer, Maderna, Astra-Zeneca o la que sea. Luego podrán pedir a los demás que se vacunen siguiendo el ejemplo de su conducator y líder máximo.
Claro que Fraga era un trabajador incansable, pragmático y eficaz, pero sobre todo, un gran amante de España y su gente, y ahora, con la pérdida de valores éticos, eso brilla por su ausencia.
- [1]https://www.infobae.com/america/mundo/2020/02/25/el-jefe-de-la-mision-de-la-oms-en-china-aseguro-que-el-mundo-no-esta-preparado-para-enfrentar-al-coronavirus/
- [2] https://www.elmundotoday.com/2020/03/la-oms-tranquiliza-a-la-poblacion-asegurando-que-el-coronavirus-solo-afecta-a-enfermos-y-ancianos-y-tu-no-estas-enfermo-ni-eres-viejo-ni-nada/
- [3]https://www.lasexta.com/noticias/nacional/pablo-iglesias-pone-mando-servicios-sociales-toda-espana-vamos-construir-escudo-social_202003195e737813db29e9000181722f.html
- [4] El triaje, trillaje o cribado (del francés triage, «cribado o clasificación»; con la misma etimología que el español trillado, «separación del grano de la paja») o protocolo de intervención es un método de selección y clasificación de pacientes empleado en la Enfermería y la medicina de emergencias y desastres.
- [5] https://elpais.com/sociedad/2020-06-27/los-datos-de-un-virus-del-que-los-ancianos-no-pudieron-escapar.html
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