Con el comienzo del año surgen las primeras reflexiones y noticias. En la ciudad española de Ceuta, este año se han quemado 282 contenedores y 152 vehículos. Parece que la cifra es algo mayor que la registrada el año pasado. Subsiste una tensión social especialmente vinculada a ciertos barrios con mayoría musulmana, especialmente el del Príncipe Alfonso. En muchos atentados y conflictos están presentes ciudadanos marroquíes.
¿ Por qué ocurre esto? Siempre hay motivos para el descontento social, pero desde hace años existe una lucha interna dentro de la comunidad musulmana. Para muchos observadores se está dirimiendo el rumbo y el futuro del islamismo en España. Ceuta sería algo así como un ensayo clínico en fase II. Dan por hecho que la sociedad española, presa de sus luchas internas y del sentimiento materialista de la existencia, acabará rota en pedazos y que la islamización progresiva es inevitable.
Luchan entre sí dos corrientes opuestas. Por una parte, casi unidos, están los partidarios del salafismo y del wahabismo. En contra de ellos se encuentra la corriente, más moderada, suní malikí. Es interesante definir estos conceptos.
Los salafistas sólo aceptan lo que afirmaron las tres primeras generaciones que dieron origen al nacimiento del Islam. Es una interpretación cerrada. La palabra democracia no existe para ellos. Tienen su origen en Egipto con los llamados “Hermanos Musulmanes” aunque muy pronto fueron acogidos en Arabia Saudita. Su rama más radical es el llamado “salafismo yihadista” que es partidario de la actuación armada para imponer sus preceptos.
El wahabismo tiene su origen en Arabia. Nace como aliado del poder y con el deseo de una aplicación estricta de la “Sharia” y de extender el Islam por todo el orbe. En realidad es similar al salafismo.
En frente de ellos se encuentra la corriente Suní Malikí, predominante en Marruecos, al menos en círculos oficiales y que, poco a poco, va perdiendo poder en beneficio de las otras teorías más radicales. Tiene su origen en los habitantes de Medina. Admite cierto grado de diálogo. Para ellos el Islam debe ser compatible con la situación social del momento, con cada contexto determinado.
En las festividades musulmanas ceutíes la celebración es diferente. En unos lugares lo hacen los salafistas/wahabistas. En otros los partidarios de la ideología suní malikí.
De las 42 mezquitas existentes en Ceuta , 34 siguen los dictados malikís. 17 son salafistas. Las primeras son controladas, y financiadas, por el Ministerio de Asuntos Islámicos de Marrueos. Ellos tienen allí a 95 funcionarios y asumen la totalidad de sus sueldos. No tienen nacionalidad española. Incluso padecen problemas con el idioma pues, como es sabido, la lengua marroquí de la zona es el dariya (un dialecto del árabe que marroquíes de otros lugares y procedencias no hablan o entienden con fluidez).
En cuanto a las mezquitas salafistas suelen ser regentadas por estudiantes formados en Arabia Saudí. Círculos policiales sospechan que son financiadas por el narcotráfico de hachís.
El 5% de la población residente en España es musulmana. Debido a su alta cifra de natalidad, esta comunidad irá en aumento durante los próximos años. Muchos de ellos no dudan en afirmar que, en 20 o 30 años, pueden ser mayoría o constituir una minoría muy numerosa, definitiva en cuanto al manejo de nuestra sociedad. Que se imponga un modelo moderado o yihadista es una cuestión fundamental. Cataluña es la comunidad con mayor número de mezquitas. Unas cincuenta en la actualidad y con un claro predominio salafista.
La influencia del Ministerio de Asuntos Islámicos (marroquí) puede ser determinante en el futuro de la sociedad española. Asimismo, la propia estabilidad social de ciudades como Ceuta y Melilla depende del delicado equilibrio que esa potencia extranjera manipula y establece. Sin ir más lejos, una proliferación salafista daría lugar a una situación “explosiva”. Los Gobiernos españoles se verían obligados a entregar ambas ciudades a quien sepa controlarlas.
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Mientras este problema germina y crece, el Gobierno español se limita a “mirar para otra parte”. Aficionados a la “ingeniería social” quizás llegaron a pensar que esta dinámica favorece a sus intereses. Todo lo que sea anticristiano genera la simpatía de nuestros gobernantes. Puede que algún día entiendan, será tarde, que para un musulmán, cualquiera que sea su tendencia, nada hay más despreciable que una persona materialista sin creencias ni principios.
Mientras tanto la mitología de “Al Andalus” va imponiéndose y sabiéndose ya vencedores, discuten si el modelo será uno u otro.
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Tomas Fisher
02/01/2021 at 17:44
Los españoles decidirán lo que quieran que sea España, la España que dejarán en heredad a sus hijos, a sus nietos y a las generaciones futuras. Y por desgracia todo sugiere que los españoles ya han decidido la España que heredarán las futuras generaciones de españoles, sangre de la sangre de los actuales. Y digo que por desgracia ya han decidido porque lo están decidiendo con su inexplicable descuido, desinterés, desidia, apatía, dejadez, abandono, desgana e indolencia, todos sinónimos de negligencia, además de con su estruendoso silencio al no hacer absolutamente nada, ¡pero nada de nada! contribuyendo a que sus hijos no hereden la España que los actuales españoles heredaron de sus padres. Triste, pero verdad.
Tomas Fisher
02/01/2021 at 17:45
Un perturbador artículo pero no por ello menos cierto lo que usted publica sr. Carlos Pérez- Roldán Suanzes- Carpegna y así como fue escrito en Isaías 30:10 «dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras» Así está la sociedad española actual, engordada y lista para el día de la matanza… porque los españoles de hoy no quieren que nadie les diga que la grasa no está en sus orondas barrigas bien alimentadas, sino en sus oídos, y lo que es peor, en sus conciencias. Poe extraería de la España actual un gran argumento para una de sus obras macabras, porque macabro es el futuro de España gracias a los somnolientos españoles.