Por Evaristo Palomar
Según la R.A.L.E., o lo que reste de Real, Academia, Lengua y Española, el estrambote es el verso o versos añadidos a un poema regular; por deriva, estrambótico se dice de lo irregular, extravagante y de lo que carece de orden.
Que resulte extravagante no quiere decir ausencia de patrón acerca de lo estrambótico en lo social y en lo político. Obedece, desde luego, al enunciado de la Raison d’État tomado como criterio el cálculo. La nouvelle politique, tan maquiavélica ella misma, tiene en Bodino su primer teórico y en la Monarquía francesa –ya con anterioridad al primer Bourbon– su primera puesta en práctica como afirmación absoluta del dominio. Tomemos un referente más inmediato, para ir después a nuestro último estrambote, el Sr., o lo que fuere, Rajoy.
Cuando el II Reich, la veta prusiana impulsora de su afirmación sobre el conjunto europeo, trazó un plan para la vertiente oriental. Se hallaba la Madre Rusia con agitaciones ya desde el anterior siglo. Hete aquí que la Gran Industria se aplica la máxima “divide y vencerás”. Presto, contacta con la cabeza de la facción bolchevique del Partido Socialista: Lenin. La Gran Industria le ofrece financiar la revolución. Para un socialista cualquiera, que obtiene en el conflicto no tanto su condimento, que también, cuanto su propia substancia, que, al mismo tiempo, se lo financien, es miel sobre hojuelas. Dicho y hecho.
Es obvio que la máxima, siendo razonable, en cualquier caso ha de considerar certeramente el tándem amigo-enemigo, dado que no siempre parece pueda afirmarse que el enemigo de mi enemigo, es mi amigo. La cuestión es que el lumbreras de turno no debió advertir los más que probables efectos de jugar con fuego: el Imperio y el Kaiser arrumbados, la afirmación socialista conversa en III Internacional… y a la vuelta de la esquina, Alemania dividida en dos.
La situación que padecemos al presente, y desde el último cabo insular canario hasta el golfo de Rosas, todo presume que tenderá a tensionarse en un a modo de “ahora o nunca” por quienes okupan Moncloa por mor del Régimen.
Nuestro último estrambote, el referido Sr., o lo que fuere, Rajoy, con su lumbreras particular, el tal Arriola, se aplicó al cálculo de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” (si se quiere, póngase rédito). Y si bien fuera Aznar quien aplicó la segur a su derecha, fue este último estrambote quien aupó el vértigo, y esto en dos momentos: primero, entregando los media a la izquierda cultural; segundo, dando alas a la izquierda del mismo Partido Comunista. Ariza recordará algo de esto en el lanzamiento del Marquesado Galapagueño.
Como el II Reich, el Sr. Divorciado –de pila, Pablito- asistirá a su propio suicidio.
Y ¿VOX? Nuestra estimación es que si no se arrumba al cálculo y adopta la prudencia como política tiene recorrido. Y así como es prudente denunciar la izquierda, aún lo es más denunciar la falsa derecha. Para empezar, pues, VOX debiera abrirse por su misma derecha. Y esto en tanto quiera servir a nuestra condición humana y a nuestra patria española.
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