Según anuncia la masonería su principal capital es la fraternidad universal que ha sido elevado a día internacional por las Naciones Unidas. Su Asamblea General ha proclamado el 4 de febrero como Día Internacional de la Fraternidad Humana en recuerdo de la declaración conjunta a favor de la fraternidad firmada en Abu Dabi hace dos años por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyib. La declaración de las Naciones Unidas subraya «la importancia de una mayor conciencia de las diferentes culturas y religiones o creencias y de la educación en la promoción de la tolerancia, lo cual implica la aceptación y el respeto de la diversidad religiosa y cultural».

«La tolerancia, la tradición pluralista, el respeto mutuo y la diversidad de religiones y creencias promueven la fraternidad humana», afirma la Asamblea General. La celebración de la Fraternidad Humana será una expresión de la «profunda preocupación por los actos que constituyen una apología del odio religioso» socavando «el espíritu de tolerancia y el respeto de la diversidad».

Lo que no dicen ni la ONU, ni los masones es que precisamente el mayor integrismo religioso es el fomentado por ellos, pues las grandes persecuciones religiosas desde la Revolución Francesa han sido propiciadas por las ideas masónicas del odio a la verdad. La ONU habla del respeto a la diversidad cuando persigue a los disidentes del nuevo orden mundial. Se habla de respeto mientras se promociona el aborto, el divorcio, la mentira de la violencia de género, y se corrompe a los menores con la falsedad de la ideología de género.

Si quieren respetar la diferencia lo primero que tienen que hacer es respetar al Dios verdadero, y respetar el primero de los derechos naturales: el derecho a la vida. Cualquier otro defensa es una hipocresía orquestada por las élites corruptas inspiradas por los falsos principios masónicos.

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