Vamos a ver, ¿cómo puede haber gente y partidos que defiendan los Estados laicos que amparan la separación de la Iglesia del Estado y luego se sorprendan y se enfaden por el derribo de cruces católicas? Es precisamente el laicismo y con ello la descristianización de la sociedad la que hace que se derriben cruces o símbolos católicos en general sin apenas mover un dedo nadie en este país por defenderlos y mantenerlos en su sitio.

Y es que la cosa más nefasta que amparan los Estados llamados laicos como he dicho es la separación de la Iglesia del Estado. Bueno, pues vuelvo a poner aquí las palabras acertadas del Padre Jesús Calvo sobre la separación de Iglesia y Estado en un artículo titulado »Reconquista de la unidad católica (I)» para gente que parece no enterarse todavía:

»La llave maestra de Satanás ha sido, entre otras intenciones, la de separar Iglesia de Estado para que así las leyes civiles no se inspiren en las leyes reveladas divinas y en ese divorcio antinatural e irracional, permitir leyes atentatorias contra la justicia natural, destruyendo el orden divino, sapientísimo y ajustado a los medios que el humano (su criatura cumbre de toda la creación en este mundo), ha de usar en orden a su santificación y realización personal en cuanto individuo racional y libre para su felicidad en este mundo y la de su último fin eterno».

En fin, a mi no me sorprende el derribo de cruces, o de cualquier símbolo católico, después de más de cuarenta años de profunda descristianización en España. Quitan símbolos católicos de cualquier sitio pues la resistencia popular, e incluso de las propias altas jerarquías eclesiásticas, es mínima.

Resumiendo. Lo he dicho otras veces, mientras no vuelva a ser España un Estado confesionalmente católico en el cual se proteja y difunda como Dios manda entre su pueblo la fe católica y todo esto apoyado también desde Roma, los ataques a la religión y con ello a las auténticas raíces de España sin apenas encontrar resistencia serán un hecho irremediable. Porque España señores sólo puede ser católica o católica del revés a ver si nos enteramos de una vez.

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