Por Sven von Storch
Desde hace casi un año, hemos experimentado el mayor fraude y abuso de poder en Alemania en el período de posguerra. Al principio todavía se decía: la propagación del coronavirus desde China sería la peor pandemia de nuestro tiempo y amenazaría la vida de todos, trayendo una muerte casi segura. Sin embargo, los hechos y las cifras muestran que el exceso de mortalidad no fue significativamente mayor en 2020 que en los cinco años anteriores.
Al principio, Angela Merkel no quería cerrar las fronteras en absoluto. Además, se dijo desde el Comité Central de Merkel que las mascarillas no servían como medida de precaución e incluso serían perjudiciales para la salud.
Pero, de repente, los signos de los tiempos cambiaron: se vio al coronavirus como una oportunidad para una gigantesca agitación política. La élite globalista en Silicon Valley, el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, las Naciones Unidas, el Partido Comunista Chino y, por supuesto, la Cancillería Federal de Merkel reconocieron la situación como una oportunidad para un nuevo comienzo político, un “Gran Reinicio”.
Un nuevo comienzo que promete un paraíso en la tierra, sin libertad, sin propiedad privada, gobernado por una élite neomarxista que depende del dinero y la tecnología de los multimillonarios occidentales: un paraíso falso inspirado en China.
Es una oportunidad histórica para poner fin al orden existente del mundo occidental libre, tan odiado por los ideólogos de izquierda, y para crear un “nuevo orden” completamente diferente. Se trata de un nuevo orden en el que la imagen del hombre y los pilares morales del mundo libre, como la dignidad humana, la libertad de los ciudadanos, los derechos fundamentales, la libertad de expresión, la soberanía de los pueblos, la democracia y el estado de derecho ya no valen.
El Foro Económico Mundial prepara a las élites del mundo para el «Gran Reinicio»
El confidente de Merkel, Klaus Schwab, quien como presidente del Foro Económico Mundial actúa como una especie de portavoz de prensa de la élite globalista, exige públicamente que la crisis del coronavirus ofrezca una oportunidad de cambio político que debe aprovecharse. El “Gran Reinicio” será el tema principal del Foro Económico Mundial 2021.
Una política para destruir el orden existente está en marcha en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) de las Naciones Unidas (ONU) se ha convertido en su maestro de circo internacional visible. Los principales medios de comunicación difunden el miedo y la propaganda. Las autoridades gubernamentales ordenan oficialmente el “distanciamiento social” y el uso de mascarillas. Las tiendas, escuelas, lugares de ocio y culturales permanecen cerrados. Las personas son restringidas en su libertad de contacto, movimiento y ocupación, encerradas en sus casas. Aquellos que resistan serán castigados por ello.
Otras opiniones, argumentos científicos, médicos que protestan, protestas civiles y la oposición política son desacreditadas por el aparato de propaganda de Merkel y alejadas del público. Las manifestaciones se disuelven por la fuerza. La crítica está censurada. Los críticos son castigados con sanciones a todos los niveles, incluyendo la destrucción de su existencia profesional.
El tráfico aéreo internacional se está dificultando o deteniendo de forma extrema. Se está interrumpiendo el transporte internacional de mercancías. El bloqueo de Merkel es una tragedia para las pequeñas y medianas empresas, pero, para el “Big Tech” y los globalistas, la locura del bloqueo es una ganancia de miles de millones de dólares. Están registrando un aumento gigantesco en la participación de mercado y están asegurando sus actuales posiciones de monopolio global. Los multimillonarios son los que más se benefician, mientras que los ciudadanos están perdiendo sus medios de vida.
La política de destrucción de Merkel
Los propagandistas y vasallos de la corte de Merkel llaman a esta política de destrucción la “nueva normalidad”. Esta “nueva normalidad” es propagada y difundida simultáneamente por el “Big Tech” y la élite globalista, y elogiada como los llamados “nuevos estándares comunitarios” a través de sus estructuras de poder. Esta “nueva normalidad”, que está siendo implementada por el gobierno y los grandes monopolistas tecnológicos, también es posible, por un lado, por la propaganda masiva del miedo y, por otro, por una censura nunca antes conocida en la historia. La libertad de expresión está siendo apagada. De acuerdo con el principio de “divide y vencerás”, distintos grupos de la población son incitados entre sí. Los partidarios y detractores de las medidas del coronavirus se enfrentan entre sí. De esta forma se crea un conflicto y se explota políticamente.
La “nueva normalidad” no es más que la destrucción de los valores de Occidente. Nuestra comunidad occidental de valores, con sus normas basadas en la tradición judeocristiana y la Ilustración occidental, está siendo atacada, como antes, por otros enemigos de la libertad como los comunistas y los nacionalsocialistas. Debe destruirse.
Destrucción de la identidad y los valores de nuestro mundo occidental libre
Este espíritu de destrucción, que promueve Merkel, da espacio a una ideología y cosmovisión neomarxista que busca destruir cualquier identidad y estructura históricamente desarrollada del ser. Es la destrucción de la base de la identidad y los valores de nuestro mundo occidental libre. En el llamado “nuevo orden”, nuestra identidad y valores occidentales ya no deberían tener cabida. Ya experimentamos estas restricciones que se nos imponen todos los días. Deberían convertirse en nuestra “nueva normalidad”.
El orden y la ideología neomarxistas quieren destruir y superar toda identidad y estructura desarrollada de la existencia humana. Esta cultura de destrucción es el soporte ideológico, la máxima de acción de Angela Merkel. Esto se ha observado en el pasado reciente con los temas de familia, género, nación, religión, etc.
En la “nueva normalidad” el enfoque ya no está en la protección de la libertad de las personas y sus derechos básicos, como es el caso en un sistema legal democrático-liberal. En cambio, la ideología neomarxista nos acarrea destrucción, impulsada por los funcionarios y burócratas de este nuevo totalitarismo. Esta ideología y sus funcionarios son los pilares de la “nueva normalidad”, pilares de este nuevo orden mundial.
Los superfuncionarios e ideólogos de este marxismo neototalitario, más iguales que todos los iguales, se distinguen por no tolerar ninguna otra opinión, argumentación y evidencia científica en la política, la ciencia y el debate público. Al contrario: persiguen y censuran por todos los medios. Los oposicionistas son castigados y desacreditados.
El encierro de personas por parte de Merkel – a menudo referido por los principales medios de comunicación como “lockdown” porque este término minimiza el enfoque totalitario – es necesario para implementar la “nueva normalidad”, para implementar esta “cultura de destrucción”. La destrucción de las personas y la sociedad es el requisito previo para el establecimiento de un nuevo orden mundial que es hostil a nuestro mundo occidental libre. La transición del mundo a este orden neomarxista está siendo vendida como la “nueva normalidad” por las élites globalistas y su brazo propagandístico.
El régimen de Merkel sirve a la élite mundial
Merkel es la figura política de la élite globalista en Alemania y la Unión Europea. Merkel está implementando la destrucción del orden existente encerrando a los ciudadanos para llevar a cabo el “Gran Reinicio” que necesitan las élites globales. Son las mismas élites que han logrado una riqueza sin precedentes en los últimos 30 años, mediante la abolición bajo Bill Clinton del sistema bancario separado (Ley Glass-Steagall) y mediante la política de dinero barato de los bancos centrales. Mientras que, al mismo tiempo, el poder adquisitivo de los ciudadanos normales y sus condiciones y niveles de vida han disminuido constantemente y la sociedad se ha distanciado cada vez más seriamente.
Al abolir el sistema bancario separado, las instituciones financieras de la élite globalista pudieron comprar bancos de crédito y fusionarlos con sus bancos comerciales, algo que anteriormente estaba prohibido por una buena razón. A través de estos bancos de crédito pudieron obtener fondos casi infinitos de los bancos centrales en forma de préstamos para la compra de productos financieros y la especulación.
Los bancos de crédito son los únicos legalmente autorizados a recibir dinero en forma de préstamos de los bancos centrales y luego traspasarlos a ciudadanos y empresas, lo que permite mantener la economía real y la estabilidad de la moneda.
Después de la abolición del sistema bancario separado, este dinero en forma de préstamos ya no fluyó hacia el mantenimiento de la economía real, sino más bien como “dinero de juguete” para la especulación, a las instituciones financieras de la élite globalista. Este flujo de dinero a las instituciones financieras y las élites globales trajo una expansión infinita de la oferta monetaria y una deuda global que aumentó la oferta monetaria más de nueve veces en las últimas décadas.
Esto significa que, por cada unidad de dinero en el mundo real, ahora hay más de nueve veces la cantidad de dinero en especulaciones en forma de productos financieros. Es dinero que básicamente no tiene valor ni respaldo, pero por el cual estos especuladores financieros tienen que reembolsar préstamos. Estos préstamos suelen pagarse mediante la obtención de nuevos préstamos a través de sus propios bancos de crédito de los bancos centrales o, si eso ya no funciona, a través de los llamados paquetes de rescate que Angela Merkel y su gobierno están organizando para la élite globalista y la mantención de este juego de Monopoly. Al final son los contribuyentes, es decir, todos nosotros, los que pagamos con nuestro trabajo y mantenemos este sistema de bola de nieve.
Este esquema piramidal es la burbuja financiera más grande de la historia del mundo y ya no es controlable. Como ya hemos visto con los préstamos de alto riesgo, los papeles financieros apenas tienen un equivalente real. Por lo tanto, los préstamos infinitamente grandes de las élites globales nunca se pagarán. Además, el aumento de la cantidad de dinero en las últimas tres décadas ha provocado una inflación que ya ha alcanzado los activos reales en los últimos años y ahora se está transfiriendo cada vez más rápidamente a los bienes de consumo y, por tanto, al poder adquisitivo de los ciudadanos. Las élites globalistas saben desde hace mucho tiempo que este sistema financiero ya no se puede mantener de esta forma y que esto tendrá inmensas consecuencias políticas y sociales.
Por tanto, estas élites necesitan una solución al estallido de la burbuja financiera mundial. Y este es el llamado “Gran Reinicio”, es decir, un nuevo comienzo con un nuevo sistema. Pero primero necesitan a alguien a quien culpar por la falla del sistema existente. Esto es importante para que los verdaderos culpables y beneficiarios de este gigantesco sistema de fraude no deban rendir cuentas.
Estos son los mismos actores inmorales que durante las últimas tres décadas han explotado y abusado de nuestro mundo occidental libre hasta el punto del exceso, han socavado los principios del orden económico y financiero libre más exitoso de la historia y luego han empujado a nuestra sociedad y la prosperidad de sus ciudadanos contra la pared; y ahora son los nuevos visionarios morales y los bienhechores que quieren imponer un nuevo orden mundial, una “nueva normalidad” según su gusto. Quieren mantener su poder con una nueva apariencia. Con la ayuda de Angela Merkel y el “Big Tech” nos lo quieren imponer.
Se nos vende Coronavirus como motivo del “Gran Reinicio”
El culpable de este drama se llama coronavirus. Para proteger a la gente de éste, las élites globalistas han optado por un llamado “lockdown” que destruye el orden económico y financiero existente, así como el orden social.
Como resultado de esta cadena de destrucción, en la que se borra toda identidad históricamente desarrollada del ser humano y social, se creará un nuevo orden del mundo bajo el liderazgo de la élite global, sin la garantía de los derechos civiles y del orden legal libre. Se dice la “nueva normalidad” y el “gran reinicio” conllevarán a un totalitarismo neomarxista. Es un cambio de sistema. En el pasado se necesitaron guerras mundiales, hoy es una pandemia lo que lo hace posible.
Es un cambio de sistema. O como dijo Klaus Schwab: “la crisis del Covid-19 nos ha demostrado que nuestro viejo sistema ya no es lo suficientemente adecuado para el siglo XXI. […] Ahora es el momento histórico, el momento no sólo de luchar contra el peligroso virus, sino también de remodelar el sistema para las necesidades de la era posterior al coronavirus”.
Por lo tanto, el llamado bloqueo durará mientras Merkel necesite tiempo para destruir las condiciones sociales en Alemania y así crear las condiciones para el gran reinicio que necesitan las élites globalistas y los neomarxistas. Este debería ser el comienzo de un nuevo orden en el mundo que no sólo es hostil a nuestra comunidad occidental de valores libres, sino que quiere ponerle fin.
Cualquiera que no quiera despertar irreversiblemente en un mundo así en el futuro previsible (no solo “alguna vez”) y que no quiera ser esclavo de esta “nueva normalidad”, este nuevo orden social neomarxista totalitario, ya debe mirar esta realidad a los ojos hoy. Todavía tenemos tiempo para prevenirlo. Tenemos que levantarnos ahora y luchar por nuestra libertad, por nuestro mundo libre y por nuestra civilización tal como la conocemos, en nuestro entorno y en todos los lugares donde podamos hacerlo. ¡Ahora, hoy e inmediatamente!
Artículo originalmente publicado en alemán en www.freiewelt.net y traducido al español por René Fuchslocher Raddatz
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