Querido lector. En el día de ayer leí esta noticia que me dejó pasmado. La noticia habla de la “obligatoriedad” de la vacuna en el Vaticano para todo el personal sanitario (¿y el no sanitario?) que allí desempeñe sus funciones.
En un decreto del 8 de febrero, firmado por el gobernador de Estado, el cardenal Giuseppe Bertello, los empleados que rechacen la vacuna contra el Covid-19 podrán recibir sanciones, que van desde económicas hasta la perdida del puesto de trabajo. Esto lleva a hacerle el siguiente planteo: Si el Vaticano actúa de esta manera, ¿cómo lo harán los estados laicos?
Vienen a mi mente las siguientes palabras de Jesús: «Si la sal pierde su sabor, ¿con que se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres» [Mateo 5,13]. Si el Vaticano “pierde su lugar en el mundo en materia moral, ¿cómo lo recuperará?” Porque la Nueva Iglesia del CVII viene pifiando seguido en cuanto a sus consejos.
Un tema controversial fue: “Vacunas con células de fetos abortados intencionalmente son moralmente aceptables”, y ahora esto…
Me imagino el apocalipsis. Empresas tomando como guía o norte al Vaticano, diciendo a sus empleados: “Quienes no se vacunen, pierden su empleo”; o bien los estados: “Usted no puede gestionar su pasaporte por no haberse aplicado la vacuna”. ¿Puede imaginarlo?
No me tome por pesimista, querido lector, pero lo peor, está por venir. Todavía no hemos visto todo, esto recién empieza. Las cosas irán poniéndose más ásperas aún. Por algún extraño motivo, todos debemos vacunarnos, quiéralo Usted o no, acéptelo Usted o no. Lo controversial es que el mismo Vaticano parece comandar esta extraña situación.
El discurso reinante es: “Si Usted no se vacuna, es un irresponsable consigo mismo, y peor aún, con los demás”. Y no, no es así la cosa. Cada uno es dueño de sus elecciones, estén bien o mal. Usted tiene derecho a no vacunarse, y no por eso es Usted un antivacunas, como se quiere hacer ver. Si no quiere vacunarse, no lo haga, está en todo su derecho. Pero, ¿cuánto durará este tiempo en el que uno puede elegir? ¿Vendrán tiempos de obligatoriedad como parece estar pasando en el Vaticano? En fin, no pasará mucho tiempo antes de que lo sepamos.
Otra cosa apremiante es que, en el Vaticano, habrá multas para aquellos que no usen mascarillas (Barbijos o Tapabocas). Veinticinco Euros (25) para aquellos que no las usen, y mil quinientos Euros (1.500) para quienes infrinjan la cuarentena. ¿Damos un aplauso a la genialidad?
¿Qué se viene? Vamos, piense en algo loco, seguro acertará.