Un siglo atrás, la mal llamada gripe Española (Influenza virus A, subtipo H1N1), se llevó más de 40 Millones de almas de nuestro planeta. ¿Puede imaginar el desastre de un recién comenzado siglo XX?
Hace un siglo, no existía la tecnología que hoy si existe. Los escenarios eran completamente distintos, siendo el tiempo actual un paraíso al compararlo con el de 1918. En aquel tiempo, la 1ª Guerra Mundial era el trasfondo de la pandemia. Entonces, con una guerra encima y menos tecnología que la actual, aquellos médicos y enfermeros fueron verdaderos héroes, quienes estaban totalmente expuestos a la gripe A. Los hospitales realmente carecían de camas disponibles, pues había que compartir lugar entre los heridos de guerra.
Pensemos por un instante. Con la tecnología y conocimientos que disponemos hoy día, ¿es posible que estemos peor que en 1918, pues estamos locos tras un virus y locos persiguiendo una vacuna? Imagine a un médico de aquellos días con los recursos científicos de hoy. Porque en 1918, no hubo vacuna disponible. Ni siquiera se sabía, con el detalle de hoy, como combatir el virus de la gripe A.
Hoy disponemos de tapabocas y barbijos profesionales, con más o menos capas de seguridad, según se requiera. En el siglo anterior, no había cosa semejante, eran simples gasas y telas para tapar la nariz y la boca. Se recurría al distanciamiento social y uno se encomendaba a Dios.
Y aquí es donde quiero llegar. La pandemia de 1918, así como llegó, se fue… No hubo una vacuna que redujera las muertes. No hubo ciencia disponible que pusiera fin al virus. Pero si hubo mucha oración. Muchas personas recurrieron a Dios pidiendo alivio y salvación.
Ahora cabe preguntarse, ¿ha hecho el mundo de la ciencia médica un dios? Porque la vacuna es esperada como “una salvación”, como la solución definitiva a la pandemia. ¿Usted puede creer esto realmente?
Actualmente, no hay una guerra de fondo como en el siglo pasado y los hospitales disponen de recursos tecnológicos y lugares suficientes para paliar la gravedad. Hay máquinas que ayudan a respirar, medicina que alivia los síntomas, etc. Lo que no hay hoy, es fe y esperanza en Dios. Porque Él, de un instante al otro puede borrar esta pandemia, pero nadie le tiene confianza. Ya lo hizo en 1920 borrando al virus de la gripe A, sin vacunas, sin medicinas, sin tecnología, con una guerra en medio y hospitales lleno de heridos de guerra.
¿Es necesario estar tan pendientes por la aparición de una vacuna? ¿No tiene todo el tinte de una gran negocio con intereses para unos pocos? En 1918 no se perseguía un interés económico, sino el bienestar de las personas. En 2020 se impone un nuevo orden mundial, con el Virus Corona como bandera. Las personas no son una prioridad. La vida humana no es una prioridad. Por eso, desde Tradición Viva decimos al Virus, DETENTE, en Dios tenemos puesta nuestra confianza. Viva Cristo Rey. Viva la Hispanidad. Viva la Tradición.
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