Gobiernos y medios de comunicación machacan a la población española y europea con la necesidad de la vacunación en masa para parar la infección viral del covid.
Desde el inicio de los confinamientos y restricciones a la movilidad se planteó que la única alternativa posible eran las vacunas.
Las farmacéuticas siempre sospechosas de regar con ingentes cantidades de dinero a las Agencias del Medicamento, a ciertos médicos famosos de atención hospitalaria, a políticos y a medios de comunicación escritos y televisivos, no solo siguen con esa aberrante práctica sino que, además en sus ensayos previos a la aprobación – provisional y de uso de emergencia – no han convencido a los verdaderos expertos como los médicos franceses profesores Perrone y Raoult y a genetistas de la talla internacional de Henrion-Caude.
La presentación de las vacunas, la primera la de Pfizer y la segunda de Moderna fueron nada más que simples comunicados de prensa sin soporte científico y ya después, publicados los papeles científicos, suscitan muchísimas dudas sobre la veracidad de las pruebas, de si impiden la propagación del virus, de su inocuidad y de la duración de la protección.
No sabemos si se trata de una gigantesca operación de marketing financiero-político o de un intento de cortar otras vías más lógicas de cortar o disminuir los efectos de la pandemia como son la prevención o el empleo de tratamientos que funcionan pero que NO REPORTAN ningún beneficio a esas farmacéuticas.
A la presentación de las dos primeras vacunas siguieron las de Astra-Zeneca, la rusa Sputnik y la última de Johnson & Johnson.
A parte de las dudas de los expertos científicos surge otra para el futuro usuario de las vacunas que es la inclusión de una cláusula por un período de cuatro años durante el cual las farmacéuticas NO SE HACEN CARGO de los EFECTOS SECUNDARIOS.
En la presentación a la prensa de la vacuna de Pfizer los periodistas preguntaban a su CEO cuándo iba a vacunarse. La respuesta fue muy fácil: cuando me toque por mi edad. Es muy posible que no se vacune nunca.
Por otro lado, la aparición del CEO de Moderna ante la prensa asegurando qué no se sabía cuánto tiempo protegería su vacuna, respondió diciendo que necesitaríamos – como en el caso de la vacuna gripal H1N1 – vacunarnos todos los años.
Está claro que ya no se trata de vacunarse o no sino de abrir una investigación judicial a fondo por un Tribunal Europeo NO CONTAMINADO para estudiar el <caso vacunas>.
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Lo de menos es plantearse la cuestión si debemos o no vacunarnos a la que la respuesta es claramente NO.
Lo grave de este <caso vacunas> es o bien la mayor estafa financiera del siglo XXI o un fiasco sanitario por su ineficacia y peligrosidad a medio y largo plazo.
No entramos en las posibles consecuencias genéticas para los vacunados en el supuesto de que sean jóvenes sin miedo a que nos tachen de negacionistas.
O que nos atribuyan el término más al uso de complotistas.
Advierto que, cualquier medio que nos tache de complot recibirá una querella criminal al instante. Recuerdo que el término <complot> se utilizó con profusión durante el Juicio de Nuremberg donde los jerifaltes nazis juzgados recibieron -en ese caso – con toda claridad esa palabra que se ajustaba a su horrible actuación.
La vacuna de Pfizer y la India
Pfizer presentó hace unos dos meses la correspondiente autorización de uso a la Autoridad del Medicamento.
Es preciso aclarar que la India es el primer fabricante mundial de medicamentos y disponen de un bagaje científico considerable en estudiar y verificar la calidad de cada medicamento o vacuna que se les presente.
A Pfizer se le requirió para que realizara en la India la correspondiente prueba para demostrar la eficacia de su vacuna. Sorprendentemente al día siguiente de recibir la notificación Pfizer retiro su solicitud de aprobación temporal. Más claro agua.
Sobre las vacunas existen muchas más nubes que claros y ya no entramos en la opinión de especialistas que no aceptan que sean denominadas vacunas sino terapias génicas.
En cuando a la posibilidad de que el famoso ARN mensajero pueda modificar nuestro ADN ya sean publicado por lo menos tres trabajos científicos que admiten que esa modificación de consecuencias imprevisibles puede tener lugar.
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Duración de la protección vacunal
Hasta ahora y dado que el inicio de las pruebas para medir la efectividad y duración de la protección solo han transcurrido seis meses, parece que la protección sigue existiendo a lo largo de ese período de tiempo. Más allá lo sabremos en función del tiempo transcurrido.
La duración de la protección natural
Se acaba de publicar un ensayo realizado en Cataluña que mide la protección de los ya infectados por el covid y que anuncia que es de más de ocho meses. Para comparar la eficacia de las vacunas o de la protección natural habrá que seguir haciendo pruebas, pero lo más probable es que la naturaleza supere a las terapias génicas.
En ese sentido algunas investigaciones han comprobado que, incluso los que han pasado catarros provocados por coronavirus tienen protección frente al covid-19. Esto explicaría la enorme cantidad de asintomáticos. Los coronavirus del catarro son cuatro, aunque hay muchos más virus que provocan el resfriado común y no son coronavirus. Se han relacionado casi 20 virus responsables de los catarros convencionales.
Es importante recordar en relación con lo anterior puede encontrarse la explicación del elevadísimo número de enfermos asintomáticos del covid-19. ¿No será precisamente la protección brindada por un catarro anterior?
Al hilo del catarro o de la gripe, ¿recuerdan si en las epidemias anuales había enfermos asintomáticos? Por supuesto que no.
Y la otra cuestión trascendental es, ¿por qué los enfermos de covid-19 no tienen todos los mismos síntomas?
Los enfermos de gripe no se escapan de un solo síntoma: todos sufren de fiebre alta, dolores musculares y de cabeza, tos, moqueo.
Los que padecen el covid relatan hasta casi 40 síntomas y cada día que pasa los científicos descubren uno nuevo. ¿Sospechoso?
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