Hace unos días, la izquierda radical vandalizó el Cuartel General del Ejército del Aire, en el distrito de Moncloa (Madrid). “Violencia es el gasto militar”, advierte la pintada, que va acompañada de una fecha: el 20 de marzo.

Según la policía, numerosos grupos ultraizquierdistas preparan una gran protesta el próximo día 20. Hay concentraciones convocadas en distintos puntos de la geografía española (entre ellos Barcelona, azotada por la degeneración de la izquierda, y al borde del colapso), pero a las fuerzas del orden les preocupa sobremanera la capital de España. Se espera que las calles de Madrid se llenen, una vez más, de esa mezcla de ignorancia, rabia desnortada y vocación destructiva que caracteriza a la izquierda actual.

Decimos una vez más porque, en las últimas semanas, las capitales españolas – destacando Madrid y Barcelona – han ardido, literalmente, por culpa de las protestas violentas de la ultraizquierda contra el (sobradamente merecido) encarcelamiento de Pablo Hasel. La pintada en el Cuartel General del Ejército del Aire no es la única que ha aparecido en Madrid; numerosos actos vandálicos se han sucedido en las últimas jornadas, teniendo en común todos ellos el emplazamiento a la manifestación del 20M.

La izquierda radical campa a sus anchas por España. No es de extrañar, siendo que encuentra una proverbial referencia en la caterva de criminales negligentes que okupan el Gobierno de nuestro país. El progresismo radical está conduciendo inexorablemente a nuestra patria a la miseria económica, el desmantelamiento de la convivencia y la catástrofe sanitaria – esta última es una novedad, pero las anteriores son lugares comunes allá por donde la izquierda pasa. España está secuestrada, asediada por el progresismo radical desde todos los frentes. Es necesaria una respuesta por parte de la sociedad civil.

No podemos tolerar las amenazas de la izquierda radical a la libertad, la seguridad y el bienestar de nuestro país. Nuestra oposición tiene que ser firme, ante un progresismo sectario, extremista y rabioso, que patrimonializa las instituciones y las calles. Nuestro lugar es junto a las fuerzas del orden, que, con dignidad y honor, defienden nuestros derechos y los principios que convierten a España en una nación de libertad y prosperidad.

Si la del 8M no se autorizó no tiene sentido que está que van a quemar Madrid lo hagan.

Muestra tu apoyo a las fuerzas de seguridad, y tu rechazo enérgico de las manifestaciones de la izquierda radical.

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