En nuestro anterior escrito sobre el libro de María Treben <La Farmacia de Nuestro Señor> veíamos sus antecedentes en las no menos conocidas Hierbas Suecas y en el manuscrito del siglo XVIII del Dr. Samst que le sirvió de inspiración.
En este tiempo de pandemia en el que nos fuerzan a vacunarnos con unas terapias génicas de las que desconocemos todo, desde su composición, efectos secundarios y de las que sospechamos unas intenciones más que perversas, los tratamientos alternativos a las mal llamadas vacunas existen y son seguros, inocuos y, en el caso de los naturales previenen el covid-19 sin necesidad de vacunarnos.
Con anterioridad escribí sobre la imperiosa necesidad de la ingesta de la vitamina D para reforzar nuestro sistema inmunitario y del zinc para que las paredes de nuestras células resistan a la entrada del virus y de su multiplicación.
Desde el comienzo de la pandemia existen en las publicaciones científicas más de un centenar de escritos en los que tanto la vitamina D como el zinc, solos o asociados a otras sustancias se muestran eficaces para el tratamiento de los enfermos moderados y graves del covid-19.
Las hierbas de María Treben
Vamos a ir desgranando poco a poco las plantas habituales de María Treben y algunas otras, para los aficionados a los tratamientos naturales que se encuentran, por ejemplo, en la http://www.wikiphyto.org/ del profesor de la Universidad de Besançon, Jean-Michel Morel. La wiki de Morel es, a mi modesto entender, la información más completa existente en la web y, siempre en constante modificación añadiendo nuevos estudios científicos sobre tratamientos a base de plantas.
Volviendo a las Hierbas de María, la primera que me llamó la atención fue el Ajo de Oso o Allium ursinum. Algunos la llaman en plural, es decir el Ajo de los Osos.
Tuve mi primer contacto con este ajo de los osos en un restaurante belga cuyo cocinero en un paseo campestre, lo encontré recogiéndolos. Ignoraba su existencia y al mostrármelos me llamó la atención su fuerte olor a ajo.
Crece de forma habitual en las zonas húmedas y boscosas de tierra vegetal y se descubre por el olor fuerte que despide cuando paseas. María sitúa estos ajos en las zonas alpinas de Austria y Suiza, pero los hay en todas partes de Europa.
Describe esta planta como de <hojas lanceoladas, brillantes y de un verde llamativo que brotan de un bulbo alargado cubierto de unas membranas blancas transparentes. Sus flores blancas se agrupan en forma de una bola que alcanza 30 cm. de altura>.
El ajo común es bien conocido por sus propiedades curativas como la mejora de nuestro sistema circulatorio o su poder antiséptico en la piel.
EL Ajo de oso posee las mismas propiedades que el ajo común, pero con mayor intensidad y un amplio espectro curativo. Se indica para las enfermedades crónicas de la piel.
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El cocinero belga de Durbuy utiliza las hojas frescas triturándolas y las añade a sopas, patatas u otros platos, sustituyendo al perejil.
Como también posee propiedades depurativas como las hojas de ortiga, se suele preparar en ensalada mezclando ambas hierbas.
María recomienda recoger también sus bulbos y usarlos como condimento al igual que los ajos tradicionales.
Estos ajos de los osos mejoran la memoria (recomendable para los socio-comunistas del Gobierno de España que padecen de memoria, aunque María no nos dio la dosis porque en este caso puede ser incurable).
Describe, además, como potente curativo de diarreas y enfermedades del intestino, insomnio y trastornos cardiacos.
En fin, que este ajo es una panacea universal, como escribe la Treben que, tampoco se olvida de la curación de la ansiedad, de enfermedades respiratorias y efectos diuréticos.
María Treben su documentó de la sabiduría popular y también bebió en las fuentes bien informadas del suizo y botánico padre Künzle.
Este sacerdote recomienda estos ajos para toda la familia y los califica como <Don del Señor>.
Me imagino que los ajos de los osos se podrán encontrar en las herboristerías y también en las farmacias online.
Aclaro que tanto en Francia como en Bélgica y siguiendo las <órdenes> del Big Pharma, todo lo que huele a remedios naturales, plantas o suplementos vitamínicos se persigue desde las instancias oficiales.
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Resulta sorprendente que en Francia las herboristerías se encuentran casi prohibidas y necesitan de un titular en Farmacia para regentarlas.
Siempre que el herborista no recomiende ni prescriba producto alguno puede hacerlo, pero debe abstenerse de formular sus recomendaciones.
En ese país, en pura teoría, de la libertad, se persigue a todo lo que no sea producto farmacéutico. Y la Agencia Francesa del Medicamento prepara una ley, en conjunto con el Colegio Oficial de Médicos (La Orden de los Médicos) para dificultar la prescripción de medicinas y suplementos naturales.
Las sociedades europeas se vuelven cada vez menos libres y más dependientes de los gobiernos mundiales y pretenden convertirnos en corderitos obedientes y sin opinión.
En entregas sucesivas escribiré, Dios Mediante, sobre una planta eficaz y probada contra el covid-19, la artemisinina de la planta Artemisia Annua con múltiples escritos científicos a su favor y en menor medida de la equinácea y de la quercetina.
Estas dos últimas, menos investigadas que la artemisia, pero también eficaces sobre todo en prevención.
Y es imprescindible hablar sobre la curcumina principio activo de la cúrcuma y, tomen nota del último descubrimiento de la ciencia: la mirra.
Recuerden este regalo de Dios, la savia o resina del árbol Commiphora myrrha y que junto al oro y el incienso fueron el regalo de los Reyes Magos al Niño Jesús.
Si los Magos de Oriente ofrecieron al Niño la mirra, piensen que esta planta es otro regalo de Dios y sus extraordinarios beneficios son otra prueba más de la existencia de Dios.
Por supuesto que el elixir de Hierbas Amargas de María Treben contiene mirra.
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Las otras plantas del licor Amargo Sueco son:
Aloe Vera, Ajenjo, Azafrán, hojas de Sen, Alcanfor, raíces del Ruibarbo, Maná, Teriaca veneciana, raíces de Carlina, Cedoaria y raíces de Angélica, macerado todo ello en Orujo.
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