Recientemente publicamos en Tradición Viva una entrevista a David Engels en la que denunciaba que la mayoría de los países de Europa Occidental estaban perdidos al haber olvidado sus raíces
David Engels es un historiador belga que dejó en 2018 su cátedra de Bruselas para ser profesor investigador en el Instytut Zachodni de Poznan , donde es responsable del análisis de la historia intelectual de Occidente, la identidad europea y Relaciones germano-polacas. Su obra merece una atenta lectura pues da en la clave del declive de Occidente.
Hoy traemos a Tradición Viva “El último occidental” una recopilación de artículos traducidos al español por Carlos X. Blanco y editado por la Tribuna del País Vasco.
El 9 de noviembre de 1982 Juan Pablo II pronunció un memorable discurso sobre la identidad europea. En él lanzó un reto: “Desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de pleno respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades. Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. No te enorgullezcas por tus conquistas hasta olvidar sus posibles consecuencias negativas. No te deprimas por la pérdida cuantitativa de tu grandeza en el mundo o por las crisis sociales y culturales que te afectan ahora. Tú puedes ser todavía faro de civilización y estímulo de progreso para el mundo”, y este discurso parece haber inspirado a David Engels, pues su postura intelectual es bien clara: “La crisis de Europa no se basa en el desempleo masivo, los refugiados, la deuda nacional, la reducción de la población, la globalización, la miseria de la educación, la tecnocracia o la obsolescencia […] la crisis de Europa se basa en su actitud espiritual” al erosionar los valores de nuestro continente con el pretexto de llevarlos a la victoria en todo el mundo.
El autor glosa acertadamente como la unificación europea, lejos de frenar el declive, lo ha acelerado al no definirse a si misma como guardiana de la unidad de Occidente, como una comunidad espiritual y cultural. La actual situación social, política y económica de occidente supone la propia abolición de Occidente. La historia de la caída del Imperio Romano nos puede dar algunas claves para conocer nuestra postración actual, aunque el autor repara con acierto en que la principal diferencia es que las élites romanas no eran tan conscientes del hundimiento como lo son nuestras élites.
Engels se pregunta si la actual primacía de la economía sobre el espíritu es realmente deseable y hasta que punto setenta años de prosperidad fueron realmente el resultado de una planificación inteligente. Efectivamente, denuncia con acierto como la polarización entre ricos y pobres está enmascarada con el aumento del gasto social financiado por una deuda que llegará a su fin, es más, esa política de gasto social llegó a su fin tras la caída de la URSS, pues Occidente consideró que ya no era necesario comprar las voluntades de los humildes, pues el fantasma del comunismo había desaparecido, justificándose de este modo la imposición de la austeridad en el gasto público, de los bajos salarios, del trabajo precario, y la transferencia acelerada de la propiedad general a las manos de las grandes empresas.
En este contexto es en el que hay que entender la globalización multicultural y el fomento de los movimientos migratorios, pues la movilidad de la población no busca reforzar la idea europea, sino facilitar la mayor explotación de los derechos laborales.
Es un hecho que Europa ha perdido su identidad cultural, ya que la identidad de la comunidad nunca reside en sus objetivos materiales, sino en la identidad espiritual de los pueblos, y hoy Europa se ha propuesto olvidar su pasado de gloria, y su misión católica. Europa ha convertido el cristianismo, que era su esencia, en una simple espiritualidad en el mejor de los casos de ejercicio privado, cuando no abiertamente perseguida por los poderes públicos. Los valores absolutos han sido sustituidos por el relativismo y la falsa idea de la negociación permanente entre diferentes identidades.
Ante este relativismo dogmático “¿Qué le queda al ciudadano más que el cínicamente resignado “Qué es la verdad” de un Poncio Pilatos? La conclusión de Engels es clara: el sistema actual es insostenible, el mundo ideal, en el que Europa y el cristianismo eran sinónimos, ha pasado a ser irrepetible. Occidente necesita una cura drástica para darse cuenta de que no todo es negociable, que hay verdades como la familia, los amigos, la lealtad, la valentía, la confianza, el deber, que no se pueden ignorar.
COMPARTE:
EMBÁRCATE EN LA LUCHA CONTRARREVOLUCIONARIA: Si quieres defender la cristiandad y la hispanidad, envíanos tus artículos comentando la actualidad de tu país hispano, o colaboraciones sobre la fe católica y la cultura, así como reseñas de libros, artículos de opinión… Ya superamos las 12.000.000 de páginas vistas anualmente en todo el mundo, únete a nuestro equipo de voluntarios y difunde la verdad compartiendo en redes sociales, o remitiendo tus colaboraciones a redaccion@tradicionviva.es . Puedes seguirnos en Telegram: t.me/tradicionviva / Facebook: @editorial.tradicionalista / Twitter: @Tradicion_Viva / Youtube: youtube.com/c/tradicionvivaTv / Suscríbete a nuestro boletín digital gratuito, pulsa aquí.
TE NECESITAMOS: Somos un espacio de análisis lejos de los dogmas de la corrección política; puedes colaborar haciendo una DONACIÓN (pulsando aquí)