Hay que abrir los ojos de una vez por todas y manifestarnos públicamente, por todos los medios a nuestro alcance, de una manera clara y contundente, diciendo NO a esta tiranía sanitaria aberrante, que deteriora cada día más la economía, la salud física y mental y la vida social y familiar de la gente.
BASTA YA de creer en la narrativa oficial del temor, machacada 24/7 por los medios de “desinformación” masivos subvencionados por el sistema.
BASTA YA de tragarnos las mentiras propaladas por el “adoctrinamiento del miedo” masivo y la metódica “propaganda del pánico” a la que nos exponen sin solución de continuidad. Sin esta campaña publicitaria digna del régimen soviético la farsa “covídica” se desvanecería al instante.
BASTA YA de dar crédito a la pretendida necesidad de una “vacuna” para retornar a la “normalidad”, al surgimiento de “peligrosas cepas”, a la irrupción de “brotes” alarmantes, a la inminencia de un “colapso sanitario”, a la prolongación sine die de las medidas insensatas y liberticidas que están devastando el país y arruinando la salud física y mental de la gente, principalmente la de los más vulnerables: las personas mayores, los niños y los adolescentes.
BASTA YA de aceptar el maltrato permanente e intolerable que supone este lavado de cerebro incesante, cuya única finalidad es la de mantenernos atemorizados, angustiados, distanciados, infantilizados, atontados, incapaces de pensar y de decidir nada por nosotros mismos, despersonalizados, fragilizados emocional, física y psíquicamente. Nos quieren ASUSTADOS Y AISLADOS para poder controlarnos mejor: ¿cómo es posible que no nos demos cuenta de algo tan notorio?
BASTA YA de esta credulidad malsana que consiste en creer a pies juntillas -sin ningún espíritu crítico y desestimando con arrogancia a las voces disidentes- el relato monopólico gubernamental acerca del “covid” y de esta “pandemia” eterna, con una tasa de mortalidad ínfima y con estadísticas de fallecidos en 2020 similar a la de los años precedentes, tanto en Argentina como en el resto del mundo. “Pandemia” basada en el fraude mayúsculo de la prueba PCR, que no fue concebida para realizar diagnósticos médicos.
BASTA YA de aceptar sumisa y pasivamente el insoportable confinamiento indefinido, el distanciamiento perpetuo, el enmascaramiento asfixiante, el aislamiento social, familiar y profesional deletéreo, la erradicación perversa de la “presencialidad” natural y la imposición generalizada de una “virtualidad” inhumana, el avasallamiento de nuestras libertades básicas y de nuestros derechos fundamentales a circular libremente, a trabajar, a practicar la religión, a viajar, a estudiar y a llevar una vida social y familiar normal.
NINGUNA DE LAS MEDIDAS ADOPTADAS POR EL GOBIERNO SE JUSTIFICA. Todas y cada una de ellas llevan la impronta inequívoca de la irracionalidad, la prepotencia, la estupidez y la irresponsabilidad más absolutas. Por todas y cada una de ellas las autoridades que las adoptaron deberán rendir cuentas minuciosas y exhaustivas ante el tribunal de Dios, de Quien -es cosa bien sabida-, NADIE SE BURLA.
Todas estas medidas -dignas de una novela distópica barata y de una tragicomedia infernal-, SIN EXCEPCIÓN ALGUNA, son absurdas, arbitrarias, odiosas, brutales y profundamente nocivas para el ser humano y para la sociedad en su conjunto. Las consecuencias nefastas que resultarán de ellas son INFINITAMENTE PEORES que los eventuales daños provocados por un supuesto virus de insignificante letalidad, los que en nada se distinguen de los causados por cualquier gripe estacional.
JAMÁS se había paralizado la economía del país ni restringido la libertad de sus ciudadanos para, supuestamente, tratar de “evitar contagios” y que haya menos gente engripada. Son medidas nunca antes vistas, tan absurdas y dañinas como carentes de todo sustento científico. ¿Acaso esto a nadie le “hace ruido”?
Sin mencionar la duración absolutamente DEMENCIAL de esta farsa siniestra, prolongada continuamente por un gobierno de incompetentes, corruptos e imbéciles, enteramente al servicio de los organismos mundialistas y de su proyecto tecnocrático totalitario de “reseteo global” y de “vacunación universal”, con el control absoluto de la vida privada y la libertad de la gente a través del “pasaporte sanitario” orwelliano en gestación.
Miremos la realidad de frente: estamos ante un flagrante atropello a la razón, ante un atentado colosal contra la vida en sociedad, somos testigos de una operación de manipulación psicológica caracterizada, presenciamos un arrebato de locura e insensatez colectiva sin precedentes.
Atrevámonos a llamar las cosas por su nombre: asistimos, desde hace ya más de un año, a una inédita PSICOSIS COLECTIVA artificialmente inducida y a un CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD de un refinamiento diabólico. No tengamos miedo en proclamar esta verdad a los cuatro vientos: contribuyamos a que se produzca una indispensable y liberadora toma de conciencia colectiva. Nuestro futuro y el de nuestros hijos están en juego, no menos que nuestra honra y nuestra dignidad personal.
En definitiva, nos hallamos confrontados a la puesta en práctica progresiva y sistemática -cínica e hipócritamente encubierta en razones humanitarias y en pretextos de “urgencia sanitaria”- de lo que amenaza con convertirse en el mayor GENOCIDIO jamás perpetrado.
Crimen de proporciones bíblicas y que clama al Cielo, ejecutado maquiavélicamente por una banda de multimillonarios psicópatas -astutamente disfrazados de “filántropos”-, cuyos objetivos son los de constituir un Nuevo Orden Mundial transhumanista -el “Gran Reinicio” de Klaus Schwab- y efectuar una drástica reducción de la población mundial, mediante la “vacuna” experimental impuesta al género humano por Bill Gates y sus secuaces.
No percibir el sesgo diabólico de los acontecimientos actuales ni percatarse de su proyección anticrística constituye, a mi entender, algo que no vacilo en calificar como un inquietante síntoma de CEGUERA ESPIRITUAL, cuyas consecuencias, a corto o a mediano plazo -una vez que se haya manifestado el “hijo de perdición”-, podrían ser, no solo de una gravedad extrema, sino, sobre todo, irreversibles…
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO. INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, RUEGA POR NOSOTROS.
Para mayor información: Miles Christi 2020-2021: Una selección temática
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