Cuenta la historia que en el año 1247 de Ntro. Señor el Maestre D.Pelay Perez Correa, obedeciendo a la orden del rey Fernando III el Santo, debía participar en la reconquista de Sevilla.
Habiendo partido de Merida, eran ya cumplidas tres jornadas de viaje. La cruz de Santiago bordada en en el estandarte encabezaba la marcha que comenzaba a ralentizarse debido a lo empinado y pedregoso terreno de la Sierra Morena extremeña.
Las huestes enemigas, hijas del islám, conociendo el afán del Rey Santo por devolver Sevilla a la cristiandad, atacaron en masa a don Pelayo y sus hombres. De repente se rompió la paz reinante en las montañas que temblorosos retumbaban bajo los cascos de los caballos galopantes, las aves que pacificas revoloteaban hacia sus nidos, huyeron despavoridas por el atronador choque entre espadas y cimitarras, hasta las flores cerraron sus pétalos antes de anochecer por el hedor a sangre y sudor.
El tiempo avanza y los cristianos van ganando a los moros que se baten en retirada. D.Pelayo conoce sus intenciones, replegarse para contraatacar mañana.
El sol también se bate en retirada decayendo lentamente hacia el ocaso y a punto de desaparecer en el horizonte. Poco tiempo de luz queda en esas montañas plagadas de lugares donde esconderse.
-«No podemos permitirles la retirada, el repliegue supondría la victoria del enemigo-piensa el maestre mientras observa la caída del sol. Como fiel devoto de Ntra. Señora y conocedor de su virtud mediadora, d.Pelay manda para al caballo y arrodillado en tierra y la vista en el cielo, implora con fuerza ,clamando: «Santa María, detén tu día, Santa María detén tu dia»
De repente el curso descendente del sol se detuvo y como si una mano invisible lo sujetase, el astro rey permaneció parado durante horas permitiendo así al caballero de santiago continuar con el avance y vencer a los enemigos.
D.Pelayo impresionado y agradecido ordenó la construcción de una ermita en honor a Ntra Señora bajo la advocación de Nuestra Señora de Tentudia.
Posteriormente a instancia de Fernando III el Santo la ermita se convirtió en Monasterio, donde pasó algunas temporadas Alfonso X el sabio ,componiendo la Cantiga 344 que narra tal milagro.
También Lope de Vega contaba en el Sol Parado» la intercesión de Nuestra Señora en favor de los hijos que a ella acuden.
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