Resulta que ahora el gobierno (y toda la izquierda) ha venido a hablarnos de cobrar los servicios públicos según el uso que se les dé, con el tema del peaje en las autovías que está de moda estos días.
Ahora.
Pero yo acepto el reto y digo que sí, que hay que pagar los servicios públicos según el uso de cada uno. Por supuesto.
Aunque primero diré que me parece tramposo decir ahora que se tenga que pagar algo ya pagado con creces, pero bueno, haré como que no veo la trampa estatal.
Así que acepto pagar por usar.
Empezaremos por las autovías y autopistas. El que quiera circular, que pague. Eso sí, da igual su renta o su riqueza, que pague lo estipulado por kilómetro.
Continuaremos con la sanidad. El que quiera pagar por los servicios sanitarios públicos, que pague por ellos, también a un precio establecido por cada servicio, sin que influya la renta o riqueza de cada cual.
Seguiremos por la enseñanza. ¿Quiere usted enseñanza pública? Pues se pone una tarifa para cada etapa educativa, la paga y listo. Pague y disfrute, desde infantil hasta la universidad.
Se me ocurre, ahora que voy calentando motores, que también quiero pagar por la televisión pública. Por la 1, la 2, la 24 horas y las demás que haya. Estupendo, el modelo está inventado, las plataformas televisivas ofrecen diferentes planes de pago y no preguntan el dinero que tiene cada uno.
Vamos bien, así que continuaré por todos los servicios esos que llaman de cultura. El cine español, los museos, esas cosillas. Uno quiere ir a ver algo, pues paga la entrada y amortiza el uso. Estupendo.
Esto se nos va a hacer algo largo, así que incluiré, en una especie de paquete, un revuelto de cosas por las que pagar solamente si se usan: por los productos del campo españoles, por los sindicatos, por los partidos políticos, por todas las asociaciones que reciben un euro del Estado, por los conciertos, vaquillas, fuegos artificiales y otras cosas que organizan los ayuntamientos en las fiestas, por el CIS, por las televisiones autonómicas y periódicos que reciben dinero de todos, por todos los servicios de asesoramiento a víctimas de violencia de género, por todos las campañas de publicidad que hace el gobierno y las comunidades de sí mismas, por los servicios de centenares de miles de funcionarios que…, creo que se me va entendiendo.
Y claro, como hay que pagar por usar, tendremos que no pagar si no usamos. Lo que viene a ser, más o menos, que nos deben descontar de los impuestos la totalidad de las partidas que cada año se destinan a todos los servicios que anteriormente he citado, porque si no, estamos pagando por usar y por no usar. Y eso es otra trampa, pillines.
Pero para que esto no se convierta en que tengo que pagar obligatoriamente por los servicios que solamente el Estado me ofrece, hay que derogar inmediatamente las normas, leyes y regulaciones que impidan, entorpezcan, desincentiven, esquilmen o asusten a los empresarios que quieran competir y ofrecer ellos sus servicios.
Así podremos escoger con cuál nos quedamos, con cual disfrutamos más. Podremos elegir a qué médico vamos (y pagamos), a que colegio van nuestros hijos (y pagamos) o por qué carretera circulamos (y pagamos).
De paso, y para evitar deslealtades, el Estado no debe poder gastar dinero que no tiene en amplificar su cartera de servicios. Me refiero a que, si quiere construir una carretera más o un colegio más, debe hacerlo únicamente con lo que recaude por el uso que damos a ese servicio. De lo que se recoja en la enseñanza, se puede, además de pagar los gastos de funcionamiento, construir más colegios, ampliar la oferta.
Y al personal que trabaje allí, se le paga con lo recaudado y solamente con lo recaudado, como tiene que ser.
O sea, que construir a base de deuda sin preguntar a los que tienen que poner la pasta, nada.
Aunque, para hacer las cosas medio bien, al principio, con el dinero recaudado por los servicios que voluntariamente usen los ciudadanos, debería devolverse la deuda contraída por el Estado y que pagamos todos, además de sus intereses, para acto seguido, devolver el dinero ya puesto por todos para la construcción de los edificios o los servicios correspondientes. Y en este caso, sí que hay que tener en cuenta la renta, porque progresiva fue la recaudación.
Es fácil. Se localiza a quienes hayan puesto dinero para construir una carretera y se le devuelve lo que se le quitó. Y si sobra y no localizamos a todos, se reparte a partes iguales.
Iré terminando para que a ningún socialista, socialdemócrata, estatista o subvencionado que pase por aquí (aunque sea por equivocación) se le atragante el artículo. E iré terminando diciéndole a los que han tenido la genial idea de pagar por usar (a nuestro gobierno), que se apliquen el cuento.
Con el sueldo que ganan, que por cierto, lo pagan los españoles, se tienen que pagar el avión, el coche, los escoltas, el servicio doméstico y la peluquería, entre otras cosas. Que es, por cierto, lo que hacemos todos los demás. Y que si no les llega, porque hoy todo vale un dineral, que nos pasen la cuenta a todos, pero antes de gastar, que esperen la transferencia o el bizum que cada uno haga, para ver de cuánto disponen, no sea que se lleven sorpresas.
Aunque puede que me equivoque y que lo que nos hayan querido decir con lo de las autovías es que vamos a tener que pagar lo mismo que estamos pagando en impuestos y, además, un peaje.
Si esto es así, les diré, a los del gobierno, a quienes les apoyan, a todos los demás políticos y a los subvencionados variados que viven de la teta de mamá Estado, que son ustedes unos caraduras. Con todas las letras. Y que lo que nos están haciendo es confiscar nuestra riqueza, el fruto de nuestro trabajo, quitarnos la propiedad, la vida y la libertad, para además imponernos su bazofia ideológica a la vez que se pegan la vida padre.
Y que lo hacen usurpando el poder, que es nuestro, la legitimidad, que es nuestra, las instituciones, que son nuestras.
Y que nos estamos dando cuenta, lo que viene a significar, para ser claro, que está cada vez más cerca el día en que nos tengamos que levantar, de una vez, para recuperar lo que es nuestro.
Aprieten, aprieten, para que ese día llegue pronto.
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