El Senado de Chile envió el miércoles 12 de mayo su propuesta para hacer frente a la caída de la economía causada por las medidas de control relacionadas con el coronavirus. La presidenta del Senado, la democristiana Yasna Provoste, ha pedido al presidente de la República que materialice pronto la propuesta en proyectos de ley.

El núcleo del planteamiento es la creación de una “renta básica universal para emergencias” hasta el mes de septiembre. Sin embargo, como en Chile las decisiones provisionales suelen volverse definitivas (lo hemos visto con diferentes impuestos que se implementaron temporalmente en caso de catástrofes naturales y no se eliminaron después), es necesario analizar qué hay detrás de esta “renta básica universal” que es considerada por la mayoría de los políticos chilenos como la panacea para enfrentar la crisis económica que ellos mismos han permitido.

Klaus Schwab, fundador y director general del Foro Económico Mundial (FEM), también conocido como el Foro de Davos, escribe en su libro “COVID-19: The Great Reset” que la crisis del coronavirus es “una rara oportunidad” para “sentar nuevas bases para nuestro sistema económico y social”.

El FEM prevé un orden mundial feudal y biotecnológico en el que los planificadores socioeconómicos y los “stakeholders” mandan y la mayor parte de la humanidad está en la servidumbre. La masa humana, según los planificadores, vivirá bajo un estancamiento económico de expectativas reducidas con una autonomía individual muy limitada, si no eliminada por completo.

En cuanto a la política económica y monetaria, este “Gran Reinicio” implica, por un lado, una consolidación de la riqueza y, por otro, la instauración de una “renta básica universal”. También podría incluirse el cambio a una moneda digital, una centralización consolidada de las cuentas bancarias y de los bancos, impuestos instantáneos en tiempo real, tipos de interés negativos y un seguimiento y control centralizado del gasto y la deuda.

Por un lado, se eliminará la pobreza extrema, lo que significa que debe elevarse un nivel para que deje de ser extrema. Por otro lado, la clase media será eliminada y sólo habrá dos clases sociales: una pobre o “clase media baja” sustentada por los tecno-empleos, la “renta básica universal” y los subsidios; y la clase de los multimillonarios que lo gobernarán todo.

Quien quiera acceder a esta “renta básica universal” tendrá que someterse a las directrices de la tecnoplutocracia. Por ejemplo, y como ya lo estamos viviendo, tendrá que someterse a terapias experimentales para poder viajar o incluso salir a la calle.

Según el plan del FEM, en dos o tres décadas desaparecerán las pequeñas y medianas empresas, todo será comercio electrónico y los robots sustituirán a los humanos en su trabajo.

El presidente de China y Secretario General del Partido Comunista Chino, Xi Jinping, inauguró el Foro de Davos 2021 jactándose de que China es la única economía que ha crecido en medio de la pandemia de coronavirus y advirtiendo que “el mundo nunca será el mismo”.

Esta agenda globalista de control social y reinicio de la economía debería hacernos replantear muchos de nuestros planes a corto, mediano y largo plazo para poder contrarrestarla. Por un lado, debería hacernos pensar mejor a qué políticos votar, pero también debería motivarnos a tomar el destino en nuestras manos por el bien de nuestra familia y nuestra civilización.

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