Al preguntar Moisés a Dios cuál era su nombre, le reveló “Yo soy el que soy” (Génesis 3, 14), que quiere decir: El que es, el Ser por excelencia, el “ens a sé”, el Eterno. No hay nombre que signifique mejor la pre excelencia absoluta de Dios sobre todos los seres creados.
No obstante, y a pesar de que Dios nos dice quién es y con que, nombre le debemos llamar: “Yo soy el que Soy”, frase que significa que Dios es Dios en el sentido más absoluto, y expresa que solo hay un Dios verdadero; para todos los hombres, el nombre “Yo soy el que soy” es un nombre misterioso que trasciende a nuestra capacidad de comprensión, causando en muchos la actitud correcta, porque Dios es también un misterio, de temor reverencial.
Ante este misterio, Moisés, en el contexto del pacto renovado que Dios hizo a una nueva generación, cuando iba a entrar a la tierra prometida, después de recordarles como Dios sacó a Israel de Egipto, les exhortó (y a nosotros también) dejando bien claro quién es Dios: “Circuncidad, pues, vuestros corazones, y no endurezcáis más vuestra cerviz; porque Yahvé, vuestro Dios, es el Dios de los dioses y el Señor de los señores” (Deuteronomio 10, 16-17).
¿Qué nos enseña hoy esta nueva luz de la expresión “Dios de los dioses”? Ante la multitud de alternativas que se pueden meter en nuestras cabezas para dar respuesta a esta frase, distinguiré las tres, que, a mi modo de ver, son las más representativas. Por supuesto, doy por hecho que “ninguna” para los ateos, siguen en la tiniebla; los politeístas, en cambio, entenderán que existen otros dioses; en tanto que, para otros, entre los que me encuentro, equivale a decir que Dios es único.
Y lo creo y afirmo en grado superlativo, porque he leído y reflexionado en profundidad, igual que os ruego hagáis, meditando estas frases:
Antes de que yo creé los cielos y la tierra, ¿que era?
Cuando la tierra y todo será pasado, ¡Yo seré!
Sostengo el universo, desde el átomo más pequeño hasta el más grande de la galaxia.
Todo está en mis manos.
El sol se oculta en mi sombra.
Yo he dado a la tierra sus fundaciones.
Y descanso mis pies sobre ella.
Revuelvo las aguas de los océanos con mis dedos.
Y formo a las montañas con mi aliento.
YO SOY completamente Santo.
Y completamente el otro.
No hay nadie antes que yo y otro como yo.
¿Quién puede cuestionar lo que he hecho, o lo que haré?
Mi reino es eterno y existirá por siempre.
YO SOY el soberano de los reyes de la tierra.
YO SOY el Príncipe de la Paz.
YO SOY el Rey de Reyes.
El Rey de los Justos.
El Rey de los Judíos.
El Rey de la Gloria.
El Rey de las Edades.
El Rey de los Cielos.
Y YO SOY el Señor de Señores.
YO SOY el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
YO SOY Jehová-Jireh… El Señor mi proveedor.
YO SOY Jehová-Rapha… El Señor sana.
YO SOY Jehová-Mekaddesh… El Señor santifica.
YO SOY Jehová-Rohi … El Señor es mi Pastor.
YO SOY el Más Alto Dios.
Tu Libertador, tu Redentor y Salvador.
Yo soy tu Escudo, y tu Fuerza y tu Defensor.
El Eterno y Perpetuo Dios.
YO SOY el Alfa y la Omega.
El principio y el fin.
Antes de mí no fue formado dios.
Tampoco habrá después de mí.
Incluso yo soy el Señor, y fuera de mí no hay quien salve.
Fuera de mí no hay dios.
Los ángeles y los seres celestiales me honran en mi trono.
Y no voy a dar mi gloria a otro.
No voy a compartir mi creación.
Yo soy un Dios celoso.
Y un fuego consumidor.
YO SOY el comandante de los Ejércitos de los Cielos.
Y antes mí, los reinos se derrumban y los gobernantes se arrodillan.
YO SOY el puerto en la tempestad.
YO SOY seguridad para el probado y probador.
He venido a liberar a los cautivos.
Para fortalecer a los débiles, a sanar a los cojos.
Para hacer que el ciego, vea.
He venido a darles vida y aliento para respirar.
Yo he venido para que me puedan conocer.
Yo he venido para que puedan conocer mi amor sin límites y la bondad infinita.
Mi misericordia sin medida y la gracia interminable.
Mi perdón no conoce fronteras y mi aceptación no ve imperfecciones.
Tampoco el color, ni la raza, ni la riqueza, ni la pobreza.
En mí se limpian y a través de mí se santifican.
YO SOY indescriptible, incomprensible, irresistible e invencible.
Los cielos no pueden contener mi gloria.
La muerte no me puede consumir.
La vida no me puede durar más.
Todas las rodillas se doblan ante mí y en mi nombre todas las lenguas confesaran.
Toda lengua confiese que YO SOY el Gran que YO SOY.
Toda lengua confiese que YO SOY el DIOS de los dioses.
Ante tan profunda meditación, siempre por la Gracia de Dios y tras de acudir a la fuente de nuestra fe católica, podemos afirmar que, al revelarnos Dios su Nombre “Yo soy el que soy”, nos reveló también su fidelidad que es de siempre y para siempre, valedera para el pasado “Yo soy el Dios de tus padres” (Ex 3,6), como para el porvenir “Yo estaré contigo” (Ex 3,12). Revelándonos con el “Yo soy” que actualmente como el Dios está siempre aquí, presente junto a nosotros para salvarnos.
Y también podemos aseverar que al comunicarnos su Nombre “Dios es Dios”, nos dio a conocer su significado más profundo, no como si fuese una fuerza anónima, sino por su Palabra, que expresa el sentido de su Vida en una sola y absolutamente simple Esencia, Naturaleza, Sustancia e Identidad en Tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo: Trinidad Santa y Único Verdadero Dios, Inmenso, Inmutable, Incomprensible, Todopoderoso, Infalible y Eterno. En cierta manera podemos decir que al comunicarnos su Nombre se nos ha hecho accesible, capaz de ser más íntimamente conocido para ser invocado personalmente.
Es el “Dios de los dioses”, porque en el transcurso de los siglos la fe del pueblo de Dios se ha desarrollado y profundizado en las riquezas contenidas en la revelación de su Nombre Divino, y hasta los mismos ídolos son testigos de Dios, pues en su pasividad están confesando que nada son y nada pueden, al igual que sus hacedores “porque tienen embarrados sus ojos para que no vean, y su corazón no llegue a comprender” (Is 44 18). “Dios de los dioses”, Nombre equivalente a la afirmar que Dios es Único y que fuera de Él no hay dioses, como queda claramente expresado en Is 44,6: “Yo soy el primero y el último; y fuera de Mí no hay dios alguno”.
Creer y reconocer, pues, la grandeza y majestad del Único Dios Verdadero, el “Dios de dioses”, nos hará amarle con todo nuestro ser y vivir en acción de gracias, confiando en Él en todas las circunstancias, incluso en la adversidad, puesto que como dice Santa Teresa de Jesús: “Quien a Dios tiene, nada le falta: Sólo Dios basta”.
Pueden verlo y escucharlo en el enlace:
COMPARTE:
EMBÁRCATE EN LA LUCHA CONTRARREVOLUCIONARIA: Si quieres defender la cristiandad y la hispanidad, envíanos tus artículos comentando la actualidad de tu país hispano, o colaboraciones sobre la fe católica y la cultura, así como reseñas de libros, artículos de opinión… Ya superamos las 12.000.000 de páginas vistas anualmente en todo el mundo, únete a nuestro equipo de voluntarios y difunde la verdad compartiendo en redes sociales, o remitiendo tus colaboraciones a redaccion@tradicionviva.es . Puedes seguirnos en Telegram: t.me/tradicionviva / Facebook: @editorial.tradicionalista / Twitter: @Tradicion_Viva / Youtube: youtube.com/c/tradicionvivaTv / Suscríbete a nuestro boletín digital gratuito, pulsa aquí.
TE NECESITAMOS: Somos un espacio de análisis lejos de los dogmas de la corrección política; puedes colaborar haciendo una DONACIÓN (pulsando aquí)