Lo que la luz es para los ojos, lo que el aire es para los pulmones, lo que el amor es para el corazón, la libertad es para el alma del hombre (Robert Green Ingersoll)
“La libertad, don excelente de la Naturaleza, propio y exclusivo de los seres racionales, confiere al hombre la dignidad de estar en manos de su albedrío y de ser dueño de sus acciones. Pero lo más importante en esta dignidad es el modo de su ejercicio, porque del uso de la libertad nacen los mayores bienes y los mayores males. Sin duda alguna, el hombre puede obedecer a la razón, practicar el bien moral, tender por el camino recto a su último fin. Pero el hombre puede también seguir una dirección totalmente contraria y, yendo tras el espejismo de unas ilusorias apariencias, perturbar el orden debido y correr a su perdición voluntaria.”(León XIII en su encíclica Sobre la libertad y el liberalismo, Roma 20 de junio de 1888).
Parece como si describiera la situación actual de España. El hombre puede también seguir una dirección totalmente contraria (a la razón y al bien moral) y, yendo tras el espejismo de unas ilusorias apariencias, perturbar el orden debido y correr a su perdición voluntaria” y si ese hombre detenta el poder del gobierno, él no, pero todos los demás nos veremos arrastrados a la perdición, incluida la misma existencia de la nación española.
Para recorrer ese camino se han servido de varias vías: disposiciones dictatoriales con el uso abusivo de decretos-ley aprovechando el miedo de la sociedad a la pandemia, actitudes prepotentes y poco democráticas que trata de cooptar todas las instituciones del Estado, olvidando la división de poderes que ya estableció Montesquieu para que un Estado mantuviera unos principios democráticos. Se niegan a aceptar la independencia del Tribunal de Cuentas, el organismo que según la Constitución tiene que auditar y controlar las cuentas del gobierno. Además han demostrado una clara ineptitud política, tanto en asuntos nacionales como internacionales que pone en peligro la estabilidad de España.
Con ser todos y cada uno de los factores mencionados muy importantes, nos referiremos de momento a ese valor moral que es la libertad y que vemos coartada cada vez más en múltiples aspectos, porque un gobierno que se comporta tan dictatorialmente, tiene que tener controlada la opinión pública, por supuesto a través de medios de comunicación subvencionados y, de múltiples maneras, al pueblo en general.
Lo primero que utilizó para controlar la libertad de la sociedad fue la imposición de la neolengua.
Se manipula el lenguaje y se le destruye, porque es un medio para dirigir primero el pensamiento y en última instancia la realidad política, de modo que una serie de leyes ya atacan a su mismo ser considerando que el lenguaje por ser aglutinador de un país, es peligroso para aquellos que tienen interés en parcelarlo. Niegan por ello el aprendizaje del idioma de la nación y su uso en bastantes comunidades, al tiempo que destrozan la estructura gramatical del mismo imponiendo el uso de la neolengua: jóvenes/jóvenas, todos/todas, miembros/miembras etc. No han servido de nada las advertencias de la RAE sobre lo inadecuado de esta utilización “por ser una redundante manera de hablar que no hay que asumir aunque sea lo políticamente correcto”.
Es la demostración de la estupidez del lenguaje inclusivo, pero ni los políticos ni el pueblo escucha a la RAE. Es la dictadura del ignorante sobre la institución superior, esa dictadura que ha hecho clamar a Carlos Herrera sobre la ministra de Igualdad “: Irene Montera habrá que reconocer que tú no eres un cargo público, tú eres una carga pública”.
En ese afán del gobierno por destruir, ocupa lugar muy preferente la Iglesia porque representa la continuidad a través de 2000 años, de la transmisión de las enseñanzas de Jesucristo y los valores morales que tradicionalmente siempre han conformado la sociedad española con la familia al frente. Se sirven para ello de la imposición de SU ideología política en la sociedad a través de la enseñanza y el rechazo a la religión.
Han sabido hacerlo muy bien, pasito a pasito, poco a poco, sin que el pueblo, prestara atención y así se ha llegado hasta encontrarnos con que las palabras padre y madre –núcleo fundamental de la familia−han sido sustituidas por los barbarismos progenitor o progenitora gestante, en su caso, y las viudas, ya nombradas así en la Biblia, son denominadas como cónyuge supérstite. Ha sido objeto de risa y mofa esta actitud, pero no debemos quedar en este aspecto, digamos nominal, porque la progresía va más allá, va al concepto, a la familia, base para el desarrollo de la familia y de la Iglesia, principal bastión a derribar desde hace tres siglos.
Empezaron con el aborto al que ya han considerado derecho universal por el cual a los médicos no se les permite objetar en conciencia y todos, aún los opositores grupos “provida”, sufragarán con sus impuestos el asesinato del “nasciturus”. Protegen más al lagarto o a los huevos de paloma (multas y penas de cárcel para quien los destruya) que a un futuro ser humano. Están contentísimos de haber legislado el derecho universal a asesinar seres humanos.
Se han encargado de entorpecer el desarrollo natural de la ciudadanía imponiendo su perversa ideología LGTBIQ y últimamente la demoledora ley trans sin que les preocupen las operaciones y hormonación, ni los trastornos psicológicos derivados que por ello padezcan menores de edad que, sin permiso parental –los hijos son del Estado, dijo Celáa, siguiendo el más ortodoxo marxismo−, decidan someterse al cambio. Otra importante derivada de esta obstrucción a la libertad va más allá de los aspectos médicos: Se trata de que la censura llegó a coartar la libertad de expresión y de cátedra, propia de regímenes totalitarios.
Se empezó ya el 3-3-2017 cuando un juez prohibió circular a un autobús de Hazte Oir porque llevaba pintados un niño y una niña acompañados de las siguientes frases: Los niños tienen pene y debajo: Las niñas tienen vulva Que no te engañen. Fueron acusados por el juez de delito de odio contra los transexuales “por ser Hazte Oir la guerrilla de los ultracatólicos”. La gente se inhibió: “somos pacíficos, no queremos problemas”…
Como la sociedad no reacciona, se envalentonan. Recientemente la censura ha ido a más al expedientar a un profesor de instituto que en su clase de biología se ha atrevido a afirmar ante la insistencia de los alumnos que, efectivamente, cualquier persona se puede operar y hormonar con lo que transformará su aspecto exterior, pero no su componente genético. De modo que si nació varón sus cromosomas seguirán siendo XY y si fue hembra, XX. No se lo ha inventado el profesor, lo dice la ciencia, lo cual no es óbice para esta progresía, mucho más culta y preparada, le acuse de homofobia hasta verle suspendido de empleo y sueldo por decir la verdad.
A pesar del claro interés del desgobierno por reducir población, no parece ser suficiente a aquellos que, en la sombra, realmente dirigen el gobierno mundial, así que han decidido desmochar la pirámide demográfica: los ancianos fuera, porque los consideran personas no productivas que suponen una carga para el Estado por sus necesidades en atención médica y hospitalaria, medicinas y, sobre todo, por las pensiones que en una sociedad envejecida como actualmente es la española, supone mucho dinero para las cuentas del Estado. Además, en caso de quedar un cónyuge supérstite, solo cobrará el 40% de la jubilación, es decir, el desgobierno se llevará el 100% o, el 60% si no pueden encontrar motivo para alegar la desaparición de los dos.
En el Medievo se adoraba a Dios, Creador y Centro del universo. En el Renacimiento cobró importancia la figura del hombre ocupando lugar principal, desplazando poco a poco a Dios en las representaciones artísticas y el pueblo lo aceptó, al fin y al cabo la Iglesia nos había enseñado que Dios había hecho al hombre a su imagen y semejanza, pero, después de pasar por la Revolución Francesa, hemos desembocado en el descreído mundo actual en el que arrastrado por la New Age, ha aceptado que la naturaleza sea encumbrada hasta ocupar lugar preeminente sustituyendo al hombre y, por supuesto, a Dios, de modo que llegaremos a ver como una humilde lechuga recibe más consideración que un ser humano.
De momento su desaparición no está considerado derecho universal como el aborto, así que ha surgido una nueva ocupación: la de aquellos que se encargan de dar la medicación letal al que quieren eutasianar, porque en algunos países el médico solo la puede prescribir. En Suiza han proliferado las asociaciones con estos fines Exit (muy explícita en su nombre, fue la primera), Dignitas y Pegasos, ésta, orientada sobre todo a personas que viven fuera de Suiza para facilitar los trámites administrativos que según informan se eleva a 10.000 euros, incluido el envío de las cenizas al lugar que antes haya dispuesto quien desee ser eutanasiado.Se dicen altruistas pero según varios artículos cobran por el servicio.
La desconfianza de los católicos españoles ante la actitud que adopta este desgobierno, le lleva a temer que haga con ellos como Nerón, Diocleciano y otros, lo que quizá ha motivado al arzobispo de Granada a declararque»La ley de la eutanasia y la ley trans son criminales» y «una ofensa a la razón» y compara las leyes progresistas con una tercera dictadura donde éstas «van contra el bien común» y a monseñor Munilla a colgar en la red un modelo de Testamento Vital (cosa que le agradecemos) para que sirva a los católicos que quieran que sus derechos religiosos sean defendidos en su momento final.
De modo que acabado con el principio y el final de la pirámide poblacional, queda disponer sobre el paso posterior. Las asociaciones mencionadas anteriormente, hablan de cremación como punto final del individuo. Deberán actualizarse porque EEUU, donde se asientan los principales miembros de la secta que está transformando el mundo y que es quien impone los pasos a dar, ha decidido, sin respeto al ser humano que fue, ni al dolor de sus familiares y más bien como si de ganado se tratara, convertir los cadáveres humanos en «compost humano».
Sí, créanlo, la falta de respeto al ser humano llega a este extremo. El patrocinador de la medida, el senador demócrata Jamie Pedersen, aseguró que eliminar los restos humanos con un bajo impacto ambiental «tiene sentido», especialmente en las zonas urbanas «más pobladas». «Esta ley cambiará el mundo, ya que la cremación es el método más popular en el estado, pero este método reducirá 1,4 toneladas métricas de carbono por persona», es, por tanto más ecológico y óptimo para el medio ambiente, dijo Pedersen. También rechazan la inhumación porque “hay que evitar los espacios perdidos de los cementerios”. Aseguran que el compost humano será la nueva alternativa al entierro tradicional o a la cremación porque supone una opción más ecológica y óptima para el medio ambiente, de modo que el futuro hombre-esclavo debe de ser rentable aun después de muerto. ¿Cuánto tardará Sánchez en obligarnos a aceptar esta progrez?
De modo que han provocado una sociedad sin futuro, (sin niños), sin conocimientos y recuerdos (ancianos) y por si acaso, la ley de desmemoria histórica, todo encaminado a constreñir la libertad del pueblo. El último paso es una ley propia de un estado de excepción: la ley de Seguridad Nacional cuyo anteproyecto ya declara que “toda persona mayor de edad estará obligada a la realización de las prestaciones personales que exijan las autoridades competentes y, en caso de crisis”, (tiemblen, viendo como están las cuentas del Estado), “las autoridades podrán proceder a la requisa temporal de bienes, a la intervención u ocupación provisional de los que sean necesarios o a la suspensión de su actividad”.
Sánchez se ha manifestado como un gran admirador de los más abyectos personajes. De aquellos que vivieron durante la II República, nunca le oí una alabanza a Besteiro, sin embargo, no se ha cansado de hacerlo de Largo Caballero, aquél que entre otras “perlas” afirmó: en el Congreso de las Juventudes Socialistas:”Hay que apoderarse del poder político” y también “El Partido socialista no es reformista, cuando ha habido necesidad de romper con la legalidad, sin ningún reparo y sin escrúpulo. El temperamento, la ideología y la educación de nuestro partido no son para ir al reformismo”. (Discurso en el XIII Congreso del PSOE, en 1932, siendo Largo Caballero ministro de Trabajo y Previsión Social).Por último, la afirmación que Sánchez ha convertido en su padrenuestro, laico naturalmente:
“No creemos en la democracia como valor absoluto. Tampoco creemos en la libertad”.(Largo Caballero, Ginebra, 1934)
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