El 18 de julio de 1936, el pueblo español, de manera inteligente, a pesar de las ansias divisorias del maldito fuego amigo, supo que había que levantase contra la toma de control que de Nostra Patria quería hacer el judaísmo comunista internacional, que es fruto de lo que celebraron ayer nuestros «vecinos» gabachos (aquellos que no se libran de la herejía luciferina).
Gracias a ese sacrificio y a la entereza del Generalísimo Francisco Franco, se libró de caer en las garras judeomasónicas nuestra Patria, que pudo mantenerse UNIDA, GRANDE Y LIBRE (sí, libre de injerencias satánicas, no libre para el error o ese orden espontáneo del que hablan tanto los liberales, con sus falacias habituales, sí, siempre así).
La Constitución del 78 nos ha llevado a la territorial crisis actual, aunque los falsos patriotas, poniendo tronos a las premisas, consideren que España solo existe gracias a ese texto ATEO Y DISGREGADOR. Por eso tenemos a Aznar, Felipe González, Zapatero, Rajoy, Suárez, Sánchez… así como a los Pujol, los Urkullu y los Feijoo.
La situación no requiere la desunión. Se necesitan alianzas, lo cual no es lo mismo que admitir a falsos amigos. Eso fue por lo que creo que la Comunión Tradicionalista Carlista dio ejemplo el pasado domingo 18, fecha efeméride del Alzamiento, en el acto celebrado en Madrid, frente al fetén de la partitocracia en San Jerónimo.
El eslogan «unidos sin partidos» y las invocaciones a la Patria Española fueron un buen camino. Dividir es lo que busca el demonio y lo que siempre han expresado el liberalismo en cualquiera de sus especialidades culinarias, masonería y sionismo-judaismo.
Me alegro porque soberanía social no hay sin sensibilidad social. Porque soberanía social no es simplemente tener derecho a secesión como plantean los herejes anarco-tradicionalistas (el sur de los Estados Unidos, el noroeste de Madrid, la provincia de Almería, Galicia…).
Y está bien que claro que el liberalismo no es la solución al social-comunismo y que si acaso será menos mala la segunda opción por cuanto su forma de actuar más descarada hace que el enemigo sea más claro, ya que el liberalismo actúa siempre sibilinamente engañando al pueblo.
No queremos a los partidos del 78″, sino una autoridad política dura, aunque orientada por el derecho cristiano de toda la vida. Y sí, libertad para las familias, pero hay que hilar fino cuando trabajamos con estos conceptos, pues los liberales son como las hormigas veraniegas cuando ven pasteles de chocolate.
La libertad de enseñanza no es que los padres puedan elegir, sino que el poder político, cuando tiene gobernantes guiados por el mal, no pueda imponerte dogmas contranaturales, ateos, paganos y relativistas. Hay que formar rectamente en valores de la Nación y la catolicismo.
La libertad de elección no es coherente para un católico si consiste en tener un montón de colegios y universidades privadas cuyo prestigio es cuestionable y se trata en las mismas de limitar de entrada el acceso a las clases menos pudientes (escuelas de negocios …). El elitismo no es cristiano (eso es más bien judaico).
Luego, mejor habrá que insistir en que en vez de «más sociedad, menos Estado», lo coherente y no ambiguo sería decir, a mi juicio, «salud social, Estado necesario, sin más». E incídase sobre los clérigos propagadores de herejías con sus secuaces (por muy que vayan a favor de la misa Tradicional, cuando suelen ser pijos, con estética inglesa, gente creída, que dice ser más papista que…), jactándose de que es el Estado algo endemoniado, lo cual es agresivo e insultante (no rara vez son think-tanks como dicen ellos así como universidades y redes internacionales pro-capitalistas, algunas de falsa apariencia tradicional).
Y ojo, que aunque cayera Sánchez, siempre andarían quejándose, nada más que entrase un gobernante católico. Franco les parece estatista, les molesta que el Partido de la Solidaridad Americana sea anticapitalista, les duele que la derecha de Polonia que impide aplicar políticas aberrosexualistas tenga sensibilidad social en lo económico (existe una red entre la secta «paleo» de aquí y grupos libertarios de allá, algunos falsos tradis), dicen que Fratelli de Italia es fascista cuando cuestiona las restricciones covidianojudaicas, se asustan de que Le Pen es proteccionista pero no de la dictadura global del chico Rotschild, defienden al Estado de Israel porque Palestina no defiende la «libertad religiosa» bla bla, pero poco dicen del apartheid a no kakunados … ¡FALSOS! ¡FALSOS!
El que sea liberal, libertino, anarconosequé o demás, que vaya a otro con sus betunes… Que sea honesto y no se infiltre, y quienes tengan responsabilidades, que los expulsen (¿consentiríais a aberrosexualistas amazónicos? No, pues aquí igual….). Y que dé ejemplo y no provoque el linchamiento, ya que en redes tienen un lobby que acosa a gente que les cuestiona el chiringo (por ejemplo, actúan en Twitter, en Youtube y en tablones de blogs católicos).
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