El Ayuntamiento de Barcelona ha presentado, para su aprobación inicial, la modificación del Plan General Urbanístico del Distrito de Gracia, con una serie de cambio de calificaciones que afectan al sistema viario. Entre ellas se halla la conexión de las calles Mare de Déu de la Salut y Maignon, que debe atravesar los jardines de San José de la Montaña, la cual se llevaría a cabo mediante un procedimiento de expropiación parcial de la finca donde se h7alla enclavada el Real Santuario. Parece que la propuesta no afecta al templo, pero sí a los jardines donde se proyecta la unión de aquellas dos calles, aunque se prevea (es un ayuntamiento ecologista) que “se trata de hacer un eje cívico ambiental”. Es decir, un paseo para patinetes y bicicletas.

Quien no conozca el santuario puede pensar qué tampoco hay para tanto, si el templo se mantiene en pie. Pero es que San José de la Montaña es mucho más que el templo: en esos jardines que pretenden expropiarse se hallan ubicados seis centros residenciales que acogen a una serie de jóvenes tutelados por la Congregación de Madres de Desamparados que tienen a cargo los llamados Hogares de San José. En esos jardines se hallan los patios y las zonas deportivas y de recreo de los chicos protegidos.

La historia de San José de la Montaña es preciosa. La hoy Beata Madre Petra, monja de la congregación de Madres de los Desamparados, llegó a Barcelona en 1890 con la intención de crear un hogar para huérfanas. Sin embargo, no poseían nada, sin otros recursos que las limosnas y donativos que recibían. Pero estos no alcanzaban para el pago del alquiler de la última casa que arrendaron en El Putxet. Por ello, Madre Petra, gran devota josefina, mandó a todas las casas que empezasen a rezar los Siete Domingos a San José así como diez días de ejercicios espirituales. Al sexto día de retiro, se presentó en la casa la Señora Carmen Masferrer ofreciéndoles la donación de un terreno de su propiedad, que se conocía como Montaña Pelada. Se hallaba al norte del barrio de Gracia, en una zona pedregosa y sin arbolado, cercana a la ermita de la Salud y tenía una extensión de 320.000 palmos de terreno, en los que se planeó la construcción del hogar para niñas y una iglesia para el esposo de la Virgen María, que fue inaugurada el 19 de marzo de 1901. El 17 de abril de 1921, el papa Benedicto XV coronó la imagen de San José de la Montaña, cuyo centenario se ha celebrado precisamente este año. Así nació la titánica tarea de levantar un hogar para niñas y niños huérfanos. Además, se construía el primer santuario dedicado a San José en el mundo, por lo que el rey Alfonso XIII lo distinguió con el título de Real. Todo gracias a los donativos recibidos por las monjas de Madre Petra.

El cardenal Omella en la celebración del centenario de la coronación de San José de la Montaña

Esta es la obra que peligra con la nueva desamortización de Ada Colau. La apertura de los jardines a la ciudad, el paso de un eje viario que los parte por la mitad y la destrucción de un entorno de paz y serenidad supondrán el fin del proyecto de Madre Petra, tal como se ha venido desarrollando, de forma exitosa, durante más de cien años. San José de la Montaña no solo es el templo modernista, sino un centro religioso y asistencial de primer orden que va a ser cercenado por la propuesta de hacer “un eje cívico ambiental”.

No es la primera ocasión en que el ayuntamiento de Ada Colau pone en jaque un centro religioso. Recuerden cuando se quiso expropiar la parroquia de Santa María de Gracia en el año 2016, cuya propuesta tuvieron que retirar ante la increíble campaña que se le montó en contra, consiguiendo la movilización de 50.000 personas y un Tedeum final de acción de gracias en el propio templo parroquial.

Las ansias desamortizadoras de Ada Colau son tan indisimuladas como su atracción fatal por el barrio de Gracia, al que ha convertido en un parque temático de todos los movimientos antisistema. Es francamente curioso que en la antigua villa se hayan proyectado los dos experimentos de desamortización eclesiástica de la primera edil barcelonesa. Y es también curiosa su animadversión josefina. Recuérdese que ella prohibió la procesión en honor del padre de Nuestro Señor y ha dirigido el hostigamiento que han sufrido los Jóvenes de San José, por el hecho de repartir alimentos por la calle a los pobres y hacerlo acompañados de la Cruz. Más bien es esa Cruz la que le repatea como la que también preside los hogares asistenciales de San José de la Montaña que pueden verse pulverizados con el nuevo Plan Urbanístico. Confiemos en lograr la misma oposición que le obligó a retirar la propuesta de expropiación de Santa María de Gracia.

Oriolt. Este artículo se publicó en https://germinansgerminabit.blogspot.com/

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