Aunque de vacaciones estivales estem muchos, pocos no son los que disertan sobre el colegio en el que el próximo curso llevarán a sus hijos, el contenido de los libros de texto, el maestro… y este año, sobre la mascarilla del virus chino.
La Ley Celáa, que no es sino una consecuencia con cadalso, trae a muchos de cabeza, y no sé por qué, cuando ha habido alternancia entre el PP y el PSOE en los 40 años pos régimen setentaiochista.
Unos hacen uso partidista de la situación, otros creen que ya que por Valladolid el Pisuerga pasa, hay que aprovechar para consolidar esas utopías donde se escupe y mucho más a la autoridad política.
Llévame eso a advertir sobre el concepto de la «libertad de enseñanza», que muchos tratan tan a gusto, como si se tratase de la «virtud per se», cuando en realidad confunden elmorfema «liber».
Como sabemos, la Iglesia condenó las libertades de perdición, y antes del Concilio Vaticano II, se entendía que la liberta religiosa era una herejía grave relativista y que uno no puede expresarse libremente en favor del propósito de Lucifer.
Pues bien, la libertad de educación es la excusa de muchos para que no haya autoridad política, para que nadie asegure ese recto papel que salve a las almas en pro del bien común.
Yo no sé qué libertad hay en que uno vaya a escuelas que cuestan mucho dinero, solo accesibles para ricos, donde la catolicidad simplemente es una pega, ya que dependen de organizaciones serviles.
La libertad no es por tanto que grandes empresas haya. Del mismo modo, no es lo mismo «liberar del mal» que dar «libertad para elegir» al aire libre ya que ese fleco es tan gordo que pueda dar margen al error, y muy grave que puede ser (la subsidiariedad se interpreta mal por similares cosas).
Lo importante es que se libere a los cerebros del adoctrinamiento de matriz liberal que supone la ideología de género, el multiculturalismo, el panteísmo y otras birrias que son consecuencia de lo que son. La Verdad necesita de la ayuda de la autoridad política como representante del Reino de Dios.
Es más, hay que tener cuidado porque la libertad de enseñanza puede ayudar al desapego hacia la patria (por ejemplo, educación bilingüe, colegios en alemán…) mientras que el homeschooling sería una pérdida de oportunidad para la corrección subsidiaria de las almas.
Con lo cual, que las familias se liberen del mal no es impedir que una sana y recta autoridad ayude a evitar el mal y la mentira. No es muy católico dejar todo a merced de las fuerzas del mercado… aunque los herejes no lo vean.
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