Muchas Comunidades Autónomas han detectado que existe un porcentaje significativo de trabajadores en áreas sociosanatarias que no han sido vacunados por rechazo a unas vacunas no suficientemente testadas. De hecho según informan algunos medios de comunicación la Comunidad Murciana ha cifrado en un  5% los trabajadores aún no han recibido la inyección.

Evidentemente en Tradición Viva no nos preocupa que algunos sanitarios conscientes pongan en la picota a unos laboratorios que se están enriqueciendo vendiendo vacunas que en el mejor de los casos no han sido suficientemente testadas, y que en el peor de los casos incluso pueden ser perjudiciales para la salud, sino que lo que nos preocupa son las decisiones políticas que se quieren tomar después de reconocer que el número de “negacionistas” en España no es tan bajo como nos habían vendido.

Con respecto a la inutilidad de las vacunas parece suficiente comprobar el avance de la llamada quinta ola, que parece haberse cebado especialmente en las residencias de mayores y otros centros sanitarios, en los que un altísimo porcentaje de sus usuarios había sido vacunado. Es cierto que nos venden que las tasas de mortalidad son precisamente más bajas por el efecto de las vacunas, sin embargo no aportan pruebas científicas para demostrar dicha aseveración, pues también se podría pensar que el descenso del número de fallecimiento se debe a que esos mismos residentes de las residencias de ancianos ya habían sido expuestos al virus, y ya los vencieron en otras olas, por lo que también cabe presumir que el bajo número de fallecimiento se debe a que los nuevos contagiados tienen defensas naturales que ya quedaron acreditadas al sobrevivir a otras olas de la covid sin necesidad de vacunas.

En esta situación varios líderes políticos ha manifestado su disgusto, y nerviosismo, al constatar que muchos trabajadores se resisten a ser inoculados, y han empezado a pedir al Gobierno Central, presidido por el nefasto Pedro Sánchez, una norma común para que sea posible imponer la vacunación obligatorio al pueblo español, así el presidente murciano reclamó en la reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, una postura única para obligar a estos trabajadores a recibir la inyección, petición a la que se sumaron varios líderes más, entre ellos el inefable progresista gallego Feijoo.

En este sentido Alberto Núñez Feijóo, defiende que la vacunación debería ser «obligatoria» en determinados supuestos y apunta a los trabajadores sanitarios y a quienes se ocupan del cuidado de mayores o de otras personas vulnerables, es decir como siempre el progresista Feijóo pretende introducir la obligación de la vacuna, mediante el sencillo truco de obligar primero a unos colectivos muy determinados, para después ampliar la obligación a nuevos colectivos, y una vez vencida la resistencia, obligar a todo la población a recibir la vacunación obligatoria, sea esta efectiva, o no lo sea. En declaraciones a Europa Press el líder gallego afirmo que «de la misma forma que es obligatorio ponerse un cinturón de seguridad en un coche o tener permiso de circulación especial para un vehículo de gran tonelaje, creo que para ejercer la sanidad o el cuidado de mayores es necesario una vacunación obligatoria».

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