Diariamente el país avanza a pasos agigantados hacia el comunismo, aunque muchos compatriotas, anestesiados por los medios de comunicación, no alcancen a percibirlo.
La toma guerrillera de las ciudades durante más de dos meses es una prueba fehaciente de lo que afirmamos.
La autoridad se vio desbordada por la crueldad de los “pacíficos” manifestantes y por las restricciones que el propio gobierno impuso al ejercicio de sus funciones.
Los ciudadanos sufrieron, dentro de la más absoluta impunidad, la violación de sus derechos fundamentales.
Miles de empresarios y millones de trabajadores – ya afectados por la pandemia- sufrieron un nuevo descalabro con los bloqueos y la parálisis general.
Y la pandemia letal del Covid se incrementó merced a la masacre sanitaria organizada por la Colombia Humana y sus amigos de la extrema izquierda.
Pudimos constatar todos los colombianos el avance inexorable del comunismo, desde distintos ángulos:
Las marchas de protesta las protagonizaron mercenarios y combos del hampa dirigidos por guerrilleros y milicianos entrenados por el ELN y las FARC, acompañados de unos cuantos jóvenes adoctrinados por los marxistas profesores de Fecode.
Se descubrieron evidencias de que la financiación de los desórdenes estuvo a cargo del narcotráfico y de las guerrillas que operan en complicidad con el gobierno de Maduro.
Contaron con la solidaridad de las organizaciones internacionales infiltradas por burócratas marxistas-leninistas, que se dedicaron a justificar la barbarie que anarquizó al país y a calumniar a nuestras fuerzas del orden.
Además fueron favorecidos los criminales vándalos por una Justicia sesgada que se dedicó a absolverlos y a perseguir a los agentes de la fuerza pública.
No ha cesado la horrible noche, pues ya los extorsionistas integrantes del Comité de Paro, asumiendo una iniciativa legislativa que nadie les ha otorgado, presentaron al Congreso por medio de sus testaferros de la izquierda radical unos irracionales proyectos de ley para sembrar más anarquía y caos.
Como si fuera poco lo anterior, mediante una improcedente tutela, la Corte, con la anuencia del Gobierno, acaba de entregar 16 curules más en el Congreso a los narco-guerrillertos marxistas de las Farc, disfrazados de víctimas del conflicto.
Colombianos: ¿Vamos a permanecer impávidos frente a este inocultable avance del totalitarismo comunista que nos conducirá a una desastrosa situación como la que empiezan a sufrir nuestros hermanos peruanos?
Tomemos conciencia del peligro y actuemos de conformidad. Ningún colombiano puede sustraerse a esta lucha contra los enemigos de Colombia. No hay disculpas para permanecer indiferente cuando estamos a punto de perder nuestra libertad, nuestro patrimonio y el futuro de nuestros hijos.
No nos dejemos embaucar de los mismos políticos de siempre que ahora pretenden continuar este régimen de tolerancia con el terrorismo, con el narcotráfico y con la destrucción de nuestra sociedad, pregonando inútiles políticas de “centro” porque no se atreven a proponer soluciones definitivas a los grandes males que afectan al país.
Apoyemos ya al movimiento que aglutina a las mayorías silenciosas de este país, a los hombres y mujeres de la calle, que a diario cumplen con su deber sin salir a protestar ni a dañar las ciudades. Ese es el Partido Nacional Colombiano (PNC), independiente de los grupos y caciques políticos causantes de nuestra desgracia, comprometido con la reconstrucción de Colombia y con la derrota de la extrema izquierda totalitaria y populista.
Colombia demanda tu apoyo entusiasta para:
- Devolver el orden público en las calles y carreteras
- Garantizar la seguridad en todo el territorio nacional y perseguir al terrorismo.
- Erradicar el narcotráfico de nuestra querida Patria.
- Reformar la Justicia para eliminar la impunidad, la dictadura de los Jueces y la corrupción en las Cortes.
- Devolver a Colombia la Democracia y el Estado de Derecho que se robaron en el Plebiscito de 2016.
- Defender la Familia tradicional amenazada por la ideología de género, la despenalización del aborto, la eutanasia y la enseñanza del marxismo en los colegios.
- Conjurar la crisis económica y generar empleo para la población en edad laboral, mediante la aplicación de los costos del Acuerdo de La Habana ($143.000.000) al crecimiento económico.
Nuestra causa está enmarcada en los inmutables valores de la civilización cristiana y en los fundamentos del sistema democrático que nos permitirán, con la ayuda de Dios, Nuestro Señor, derrotar al comunismo y reconstruir a Colombia.
“Reconstrucción o catástrofe”
Luis Alfonso García Carmona
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